Tarde de ‘fast food’ con una notable corrida de Torrealta

‘Fast food’, la comida rápida que se digiere con facilidad y se engulle sin pensar, todo sin complicaciones ni en la cocina ni en el paladar. Si en vez de en un local de hamburguesas nos vamos a una plaza de toros, así fue la tarde que abrió la feria de San Lorenzo de la capital oscense. Feria de la Albahaca, también la llaman por aquello del delicado aroma a esta planta que inunda la ciudad en estos días de fiesta. Toreo fácil, demasiado, y alegría en los tendidos, especialmente en los de sol, en donde las peñas, a cuarenta grados, no estaban para delicatesen.En el ruedo el único aroma que se percibió fue el de una notable corrida de Torrealta, desigual en sus hechuras pero homogénea en la calidad de sus embestidas. Seis toros con el denominador común de la nobleza, solomillo del bueno, que fueron tratados como si fueran hamburguesas y nugets con papas fritas. Poco empeño pusieron los toreros en imprimir a sus capotes y muletas lo que merecían los toros, y así, la tarde fue pasando con muchas carreras con las banderillas, mucho vuelo de capote, muchos cites y desplantes de rodillas. Demasiado preocuparse de la reacción de la solanera y poco de encajarse y torear templado.De la terna, Manuel Escribano acertó a llevar largo y atemperado al jabonero que hizo segundo en la faena más asentada y firme de la corrida. Antes y después meció con buen aire el capote. Le cortó una oreja a cada toro, la del quinto entrando de lleno en esa búsqueda fácil del triunfo.Se fue por la puerta grande con Román, que toreó muy desajustado, muy por fuera, sin renunciar a esa comida rápida, que también ofertó El Fandi en el primero y en el cuarto hasta que se lesionó una pata.