¿Piensa Puigdemont en la muerte?

Home People ¿Piensa Puigdemont en la muerte?
¿Piensa Puigdemont en la muerte?

Conozco a muchas personas que jamás piensan en su muerte . Saben, claro está, que terminará llegando, pero se trata de un conocimiento frío, sin ninguna implicación emocional. Mi muerte está en el futuro, parecen argumentar, y lo que está allí es como si no existiera del todo. Sin embargo, hay gente que la tiene siempre muy presente. Saben que esto, por desgracia, dura solamente un rato. Y no solo lo saben; además lo sienten. Y eso moldea sus vidas de un modo radical.Lo digo porque me ha dado por pensar en los políticos y en las cosas que hacen y dicen. Es gente muy rara. ¿A qué grupo pertenecen? ¿Sabe Puigdemont que se va a morir? Lo pregunto completamente en serio, sin rastro de humor. Y Pedro Sánchez , ¿lo sabe? ¿Cuántas veces a la semana piensa nuestro presidente en su futura defunción? Y Feijóo , ¿tiene palpitaciones esporádicas al sentir que todo es transitorio? ¿ Yolanda Díaz se despierta alguna vez a media noche, sudando, con esa sensación de estupor que nos dice que un día ya no estaremos?Noticia Relacionada cartas a la ciudadanía opinion Si Infinita Ter Juan Carlos Ortega «Ter es distinta porque sí, sin tener que mover un músculo, como un gato es un gato, sin poder evitarlo»Apostaría a que la inmensa mayoría de los políticos no piensa jamás en su muerte. No imagino a Félix Bolaños preguntándose: «¿Cuántos amaneceres me quedan por ver?», a Óscar Puente , reflexivo y emocionado, diciendo: «¿Y si fuera esta la última vez que contemplo la luna llena?» o a Moreno Bonilla mirando un trocito de sol colándose a través de la copa de un árbol y pensando: «Algún día, maldita sea, dejaré de ver esta colosal belleza».No descubro nada al afirmar que la conciencia en la propia muerte nos impulsa a valorar con más intensidad el mundo. Se trata de una obviedad que no necesita ser probada, como esos antiguos axiomas de las matemáticas. Pensar que estaremos siempre aquí baja inmediatamente el brillo del mundo, lo convierte en menos interesante, como todo lo que damos por supuesto.Además, muchas de nuestras desgracias están asociadas a decisiones que hemos tomado pensando que esto va a durar para siempre. Se nos olvida que la vida es demasiado corta y nos da por hacer el tonto, dando valor a lo que no lo tiene y negándoselo a lo realmente importante. Imagine usted ese comportamiento aplicado al gobierno de un país. A mí, sinceramente, me da muchísimo miedo. Disculpe usted, inteligente lector, que diga tantas obviedades seguidas (me refiero a eso del valor que damos a las cosas fugaces), pero le aseguro que los que gobiernan suelen ignorarlas, y a lo mejor tenemos alguno leyendo.Si yo fuera uno de esos periodistas que entrevistan a políticos, no les preguntaría por el caso Begoña Gómez o el silencio de Zapatero con todo ese rollo del pirado de Maduro . Simplemente me sentaría ante ellos y les formularía, muy serio, estas cuestiones: « ¿Piensa habitualmente en su muerte? ¿En ocasiones, sin que venga a cuento, se sobrecoge al pensar que usted dejará de estar en este mundo? ¿Se ha dicho a sí mismo en la última semana «Esto no es para tanto, que total nos vamos a morir»? ¿Piensa a menudo que su cargo, así como su estancia en el mundo, es algo transitorio? ¿Le entran ataques puntuales de risa al observar el comportamiento solemne de los que actúan como si no fueran a irse nunca? ¿Es consciente de que dentro de unos años nadie se acordará de usted? ¿Ha sentido hoy, como quien contempla un milagro, que estar aquí, en este planeta, es una maravilla gigantesca, una suerte inexplicable?«En el caso de que el político no respondiera con un sí rotundo y sin vacilar a todas las preguntas, le miraría a la cara y le diría con firmeza: « Que le vote a usted su padre «. Y dicho esto, me iría a dar un paseo con mi bonita bicicleta eléctrica, sintiéndome feliz de estar al menos hoy aquí, en este mundo que yo, como usted y todos los políticos, dejaremos de ver demasiado pronto.

Leave a Reply

Your email address will not be published.