Hansi Flick empezó con un 4-3-3 de manual y Pau Víctor fallando un remate claro. El fútbol cuando vuelve, vuelve la Civilización, aunque sea el Gamper. Defensa local altísima, muy fácil de atacar a la espalda de los centrales. El primer regalo de la temporada fue un penalti sutil pero poco discutible no señalado a Íñigo Martínez . Partido lento, calor agostí. Interesante mirada profunda de Marc Bernal , mediocre en la defensa Pablo Torre -aunque muy preciso en los centros. Sobriedad del nuevo entrenador alemán en su presencia y gesticulación. Aplaudía sobre todo las recuperaciones de balón. Protagonismo de los jóvenes, aunque por ejemplo Pablo Torre está en la lista de los transferibles. Lewandowski ya no parecía el padre de sus compañeros, sino el abuelo. Había ganas de ver a los nuevos y la lentitud y la inexactitud de los que jugaban -sobre todo Raphinha – daba una notable sensación de impaciencia.Si este partido fuera de Liga y en el mes de noviembre habría voces que se empezarían a preguntar por la idoneidad del entrenadorTras unos primeros minutos efervescentes -tampoco demasiado- empezó una muy aburrida sucesión de pedradas, de jugadas sin propósito ni misión y en las que sólo se apreciaba algún talento individual de los jóvenes. No se pueden exigir resultados en el Gamper, pero en caso de tenerlas, las ideas de Flick no se vieron en su debut en Montjuïc , por lo menos durante la primera parte. Poco elaborado el alemán, muy clásico. Concepciones básicas. Todo costaba mucho, demasiado, y el rival no tenía ninguna entidad. El esquema táctico no proponía nada nuevo. El Mónaco se fue poco a poco adueñando del partido, sin hacer nada importante pero controlándolo. Laporta parecía estar un poco más delgado y su aspecto era menos agónico y más saludable. Héctor Fort no ha convencido a Flick, como sí lo han hecho Marc Bernal y Pau Víctor. El Barça sin capacidad ofensiva, sin profundidad. Dejadez parecida a la de los tiempos de Xavi cuando el equipo desconectaba.Si este partido fuera de Liga y en el mes de noviembre habría voces que se empezarían a preguntar por la idoneidad del entrenador que le ha endosado Jorge Mendes a un Barça sin dinero para fichar de verdad. Ni era la Liga ni era noviembre, pero lo que se veía no ayudaba a confiar. Primera parte vulgar, poco inspirada. Todo era tan anodino que hasta costaba escribir sobre lo que pasaba. Andreu Buenafuente estaba en la grada, el empate a cero en el descanso se parecía en sopor y obviedad a cualquiera de sus monólogos.Cuando un entrenador empieza y lo mejor que puedes decir es que hay que tener paciencia, mal. Cuando la plantilla está tan coja, y tan por hacer, peor. Lo de Balde , lamentable. Cuando no se ficha para cubrir las posiciones huérfanas sino para satisfacer al señor Mendes, o porque estamos arruinados que sólo podemos vivir de sus tejemanejes, el resultado no se puede separar del desastre. ¿En qué momento podremos saber qué es y qué pretende el Barça de Flick? Entre las lesiones y las injerencias de los comisionistas habituales, no es fácil establecer los plazos. Y más siendo el señor Flick un empleado de Pinhas Zahavi , el otro comisionista de cabecera del presidente. Si la primera parte fue pobre, pero tuvo la excepción del descubrimiento de los jóvenes, la segunda empezó todavía peor y un tonto descuido de Marc Bernal , distraído, propició el primer gol del Mónaco. La desolación empezaba a ser el único argumento de la noche. Primeros pitos en Montjuic , completamente justificados. Se aburría el público, se aburrían los jugadores, se aburría todo el mundo. Es cierto que faltaban Fermín, Gavi, Pedri, Lamine Yamal y Dani Olmo pero el sábado en Mestalla el equipo se parecerá mucho más a éste que al de los ausentes. El Mónaco marcó el segundo ante la lamentable pasividad local. Una mano fría y sombría acariciaba la panza menos gruesa de Laporta, pero igual de perdida. Lamine Yamal , que en Gamper del año pasado era un desconocido que sorprendió a todos, fue ayer el aliciente, el salvador que salió para rescatar al equipo de su caída. Aplaudido como si fuera Messi . Su presencia en el terreno de juego revolucionó el ataque de los suyos, aunque sólo fuera en las intenciones. Pau Víctor a punto estuvo de marcar, en la ocasión más clara del equipo desde la que también él tuvo en el primer minuto del partido. Pero todo se deshizo cuando el Mónaco marcó el tercero. Derrota intrascendente pero sangrante.Es verdad que este Barça sólo puede mejorar y no porque diera ayer una muy triste imagen, sino porque le faltan la mayoría de sus jugadores decisivos. Pero ni la confección de la plantilla, ni la dependencia del entrenador de los comisionistas presidenciales dan demasiada esperanza en que las cosas cambien mucho respecto de las temporadas anteriores, y esta vez Laporta no tendrá los chivos expiatorios de Koeman o Xavi .
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