Tarde de lleno que acabó con Castella y Roca Rey a hombros por la puerta grande. Los paisanos auparon al francés, que tuvo una tarde de ritmo y temple, mientras que el peruano arrolló sin paliativos ante una buena corrida de Jandilla, sin excesos por delante, pero de alto nivel.Sebastián Castella salió a darlo todo en su plaza sin atropellar nunca la razón, al contrario, pues desde que abrió la faena de muleta al primero, de rodillas, todo lo hizo siempre en la búsqueda de la despaciosidad. Faena muy medida ante la calidad del de Jandilla. Figura erguida al citar con la izquierda, muy asentado el francés y variado en un final a favor del público.Se arrebató con el cuarto, que acusó una voltereta de salida. Mejor y más templado por el pitón derecho, que al natural, por donde pasó de forma irregular. Con el apoyo siempre de los paisanos, que le dieron una oreja en el que abrió plaza y otra en el cuarto, rematado de un pinchazo que precedió a una estocada.No acabó de remontar el vuelo la faena de Roca Rey al segundo, pese al arrimón final, que quedó diluido por la espada. El quinto, que salió embistiendo con brusquedades, se fue atemperando en las manos del peruano que le pudo y lo sometió de principio a fin. Firme, de trazo largo y mano baja la series con la derecha, aguantando con valor por el otro pitón, y arrollando en un final con el toro dominado, pasándoselo muy cerca. Esta vez la espada entró a la primera y se desató el entusiasmo del respetable francés que aupó a Roca a la salida a hombros.Se fue a porta gayola el joven Christian Parejo a recibir al tercero con el que anduvo muy suelto y decidido. Abrió la faena de muleta con dos pases cambiados por la espada, todo corazón el gaditano hecho torero en estar tierras de Beziers. Tras los aciertos del principio, el toro se vino abajo. Los aceros frenaron las posibilidades de éxito. Volvió a entregarse con el sexto. Salió a por todas y dejó pasajes de buen toreo y raza de torero ambicioso. El jandilla no se lo puso fácil. Probaba y le costaba arrancarse. Valiente Parejo, aguantó mucho y se fue con fe tras la espada. Una meritoria oreja para cerrar la tarde.
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