El relevo en la candidatura demócrata a la presidencia de EE.UU. se produjo hace algo más de tres semanas. Pero se visualizó el jueves en un escenario de Maryland, en la primera aparición conjunta de Kamala Harris y Joe Biden desde la renuncia de este último a la candidatura a su reelección. El presidente, forzado a dimitir entre presiones insoportables de su partido, apareció por detrás de Harris, ante una ovación sonora, y reconoció que el protagonismo lo tiene ahora la vicepresidenta. Harris tomó el micrófono y los aplausos primero, mientras Biden quedaba a un lado. Era un símbolo de la posición que ocupa ahora cada uno: la candidata ha desatado el entusiasmo en el Partido Demócrata y ha renovado el optimismo entre los suyos sobre una remontada y victoria ante Donald Trump en noviembre; mientras tanto, Biden ha quedado como un ‘pato cojo’ como presidente para los próximos cinco meses y con un papel incierto en la campaña demócrata, en la que puede ser un apoyo, pero también un lastre, para las opciones de Harris.«Podría hablar toda la tarde sobre la persona con la que estoy en este escenario, nuestra extraordinario presidente Joe Biden», arrancó Harris, entre gritos coreografiados de «gracias, Joe» de las gargantas de los cientos de asistentes. «Pocos líderes de nuestro país han hecho más en tantos capítulos», añadió la vicepresidenta, que cedió pronto el micrófono al presidente.Elogios a Harris«Tengo una compañera increíble y va a ser una gran presidenta», dijo Biden sobre Harris, pero tampoco se deshizo en elogios hacia la vicepresidenta. El acto, oficialmente, era un acto de Gobierno, dedicado a los avances de la Administración Biden en la reducción de los precios de los medicamentos. Pero parecía un mitin -fondo de seguidores, carteles, música- y fue ante todo un acto de campaña.Biden dio un discurso con energía -la misma que le ha faltado en buena parte de su presidencia-, trufado con chistes sobre su edad y con ataques puntuales al que fue su rival, Trump, en un anticipo de lo que puede ser su participación en los esfuerzos para llevar a a Harris a la Casa Blanca.Está por ver cuánto querrá hacer Biden y cuánto querrá Harris que haga. Algunos medios estadounidenses han retratado a un presidente irritado de puertas adentro con las presiones que recibió de sus compañeros demócratas para que abandonara su candidatura. No ha ocultado su enfado con figuras como Nancy Pelosi, vieja aliada demócrata y durante años presidenta de la Cámara de Representantes, que fue una de las que trató de forzar su renuncia de manera más abierta. Pese a ello, el círculo íntimo de Biden asegura que «mira al futuro, no al pasado» y que «hará todo lo posible para ayudar» a su vicepresidenta.Equilibrios con el pasadoHarris, sin embargo, tiene que hacer equilibrios con Biden. Por un lado, le conviene cierta distancia con un presidente impopular y con un historial en la Casa Blanca con debilidades, desde la inmigración masiva a la economía. De hecho, Harris dará el viernes su primer discurso centrado en economía y habrá que ver qué visión propone como candidata.Pero Harris tampoco puede distanciarse de una Administración de la que ha sido vicepresidenta. Ni del que ha sido su presidente. Todo apunta a que el papel en campaña de Biden será limitado, y que la campaña de Harris buscará emplearlo en territorios donde puede tener un mayor atractivo. Por ejemplo, en Pensilvania, quizá el estado más decisivo en las elecciones, donde nació Biden y donde el presidente ya ha anunciado que hará campaña junto a su gobernador, Josh Shapiro. Biden también puede tener un impacto positivo en electorados donde es algo más popular, como los miembros de sindicatos, los votantes -como él- mayores y la América rural.Ese equilibrio empezará a percibirse en la convención demócrata que arranca este lunes en Chicago. Biden dará un discurso en horario de máxima audiencia en la primera jornada, con menos peso que otros -con probabilidad, el de Barack Obama- que serán el martes, antes de la traca final con el candidato a la vicepresidencia ( Tim Waltz, el miércoles) y con la propia Harris en el cierre triunfal del jueves.En el cierre del acto, Harris volvió a subir al escenario. Biden levantó el puño de su vicepresidenta y apuntó hacia ella con el índice de la otra mano. Está por ver cuántas veces se repite la imagen desde ahora hasta el 5 de noviembre.
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