Las protestas buscan empañar la convención: «No nos responsabilizaremos si gana Trump»

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Las protestas buscan empañar la convención: «No nos responsabilizaremos si gana Trump»

Kamala Harris viene a la Convención Demócrata en Chicago a darse un paseo triunfal que le lance hacia la victoria en las presidenciales de noviembre. Pero se le ha metido una piedra en el zapato de tacón, en forma de banderas palestinas, kufiyas, proclamas revolucionarias y acusaciones a los demócratas de consentir y financiar un «genocidio» en Gaza .El mismo día en el que arranca la convención , las protestas propalestinas y antiisraelíes tratan de aguar la fiesta a Harris y a los demócratas. En la primera jornada del cónclave el protagonista es Joe Biden, que sube al escenario para recibir una ovación al presidente que acabó de ceder ante las presiones de su partido y renunció a un intento de reelección que le ponía cuesta arriba. Fuera, en las calles de la Ciudad del Viento, jóvenes izquierdistas llevan camisetas y carteles donde se lee ‘Biden, criminal de guerra’. «Vuestras manos están manchadas de sangre», gritan a los delegados demócratas.La mayor protesta sale desde Union Park para pasar lo más cerca posible del United Center, el estadio de los Chicago Bulls y la sede de la convención, parapetado por un ejército de policía y por una maraña infranqueable de barreras y vallas. La organiza la Coalición para Marchar sobre la Convención Nacional Demócrata, que reúne a un grupo de organizaciones izquierdistas de pelaje diverso -antiracista, proinmigrante, LGBTQ, comunistas-, con unas exigencias que podrían tener apoyo en amplios sectores de los demócratas -forzar a Israel a un alto el fuego en Gaza- y otras inasumibles para la gran mayoría: entre otras, cortar toda ayuda militar y civil a Israel o la salida de Israel de todos los territorios «históricos» de Palestina .Noticia Relacionada estandar Si La convención demócrata mira a los fantasmas del 68 Javier Ansorena De Vietnam a Gaza, Chicago recupera el foco en una campaña convulsa para el Partido Demócrata. El paralelismo entre ambos cónclaves es inevitable, 56 años depuésEstas movilizaciones han agitado la presidencia de Biden, que siempre ha defendido un apoyo «inquebrantable» a Israel. En especial, en los campamentos y protestas estudiantiles que tuvieron su germen en la Universidad de Columbia esta primavera. En el Partido Demócrata, muchos temían que las protestas en Chicago, la ciudad con la mayor comunidad de palestinos de EE.UU., fueran la puntilla a sus opciones a la reelección: contribuirían a la desmovilización del voto joven e izquierdista y espantarían a los moderados e independientes que los demócratas necesitan para ganar a Donald Trump en noviembre. «Desde el río hasta el mar, Palestina será libre», escupen los altavoces de un escenario en Union Park. «Solo hay una solución, la revolución de la intifada», gritan cientos de jóvenes en una marcha el día anterior, entre los edificios señoriales de Michigan Avenue, entre el hotel Hilton y el Art Institute, el magnífico museo de la ciudad. Ese es el mismo escenario de las protestas de 1968, también durante una Convención Demócrata, también por una guerra -entonces, la de Vietnam- y con un resultado que los demócratas quieren evitar a toda costa: una convención caótica que contribuyó a la victoria del republicano Richard Nixon.¿Les preocupa que las protestas faciliten un regreso de Trump?, pregunta este periódico a Hatem Abudayyeh , uno de los líderes de la marcha. «No sé cómo un nuevo Gobierno de Trump puede ser más duro con los palestinos que el actual, que permita más civiles muertos, heridos, desplazados», responde. «No nos responsabilizaremos si en noviembre gana Trump, eso será culpa de ‘Biden el genocida’ y ‘Kamala la asesina’».Es posible que las protestas hubieran sido mucho más agresivas si Biden siguiera al frente del ‘ticket presidencial’ demócrata. Harris, aunque no ha cuestionado la política de su Administración sobre Gaza, ha mantenido un tono más crítico y fue de las primeras voces que exigió un alto el fuego con claridad.Manifestantes a favor de Palestina en Union Park se preparan para marchar antes del inicio de la Convención Nacional Demócrata en Chicago AFPPero eso está lejos de ser suficiente para muchos líderes de las protestas. «Kamala forma parte de la política de esta Administración y ni su retórica ni su declarada preocupación por los civiles cambia la situación de quienes sufren bombardeos»; dice Linda Loew , una activista veterana, con pelo cano y chapa de ‘Cuba sí, embargo no’, que asegura que estuvo en las movilizaciones de 1968 como adolescente. «No hay diferencia entre republicanos y demócratas en esto».Jake Ruiz marcha cerca de allí con una bandera palestina. Dice que es judío y que «la mayoría de los demócratas de EE.UU.» están de acuerdo con su petición de un embargo armamentístico a Israel, y se basa en una encuesta solitaria de YouGov. Es consciente de que Trump utilizará a su favor las protestas, los eslóganes agresivos y los posibles episodios de violencia. Mientras habla con este periódico, un manifestante reparte panfletos que invitan a acudir al consulado de Israel, «cerrar la convención» y «hacerlo grande, como en el 68», en referencia a los disturbios violentos de aquel año. «Todo lo que hagamos será utilizado por los republicanos», insiste Ruiz. «Pero lo que pedimos no es extremista, solo queremos que la convención siga lo que quiere la gente».Lo que quiere la gente es un concepto discutible. Los moderados del partido y los independientes, donde está buena parte de la elección, querrían que estas protestas ni siquiera existieran. Pero hay electorados decisivos simpatizantes con la causa palestina -el voto joven, los izquierdistas que hay que movilizar pese a las diferencias con el partido, las comunidades árabes de estados clave como Michigan (sobre todo) o Pensilvania- que necesitan los demócratas. La convención y la campaña de Harris hacen equilibrios para contentar a todos. Han mantenido encuentros con líderes de la comunidad árabe, han dado voz en Chicago a elementos izquierdistas del partido -como Alexandria Ocasio-Cortez-, a la vez que invitan a familiares de rehenes de Hamás. Nadie más contento, sin embargo, que Trump, que disfruta por televisión de las protestas y la división que proyectan entre los demócratas.

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