El reciente incidente acaecido con el padre de Lamine Yamal, apuñalado en el parking de uno de los barrios más maltratados de Cataluña y provocando la intermediación del Barcelona exigiéndole un perfil más bajo para no perjudicar la carrera de su hijo, reabre el debate sobre el dudoso ascendente que muchos progenitores ejercen sobre sus hijos cuando estos alcanzan la cima del éxito deportivo y económico. Un ejemplo extrapolable al resto de deportes que pone de relieve el drama que puede suponer el talento de un hijo en un mundo tan competitivo. Las presiones psicológicas a las que algunos padres someten a sus hijos cuando ven la posibilidad de una gran evolución profesional llegan a puntos insospechados. El abuso, las agresiones , el secuestro, los insultos, las amenazas o incluso una malversación de fondos son casos que se han dado en el deporte actual.Neymar y Leo Messi han sufrido el excesivo celo de sus progenitores al modelar sus respectivas carreras. «Yo firmaba porque confiaba en mi papá» , confesó el argentino en 2016 cuando tuvo que declarar en la Audiencia Provincial de Barcelona, que le condenó junto a su padre Jorge a 21 meses de cárcel por defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda. Neymar acusó a O’Pai de ser «demasiado agresivo».La presión de Chicho Lorenzo en 2006 y sus declaraciones en la prensa afectaron al piloto Jorge Lorenzo , al que llegó a comparar con un yonqui, y éste bajó su rendimiento y empezó a caerse en la pista, aunque su fuerza mental le llevó a ser campeón del mundo. También tuvo altibajos la relación entre Lewis Hamilton y su padre, cuando el heptacampeón decidió poner fin en 2010 al vínculo profesional que mantenían. «Me rompió el corazón porque no fue una decisión mutua», lamentó Anthony, que reconoció que presionaba en exceso al piloto de F1.Los hermanos Ingebrigtsen denunciaron «violencia física y amenazas» por parte de su padre. El campeón olímpico de 5.000, Jakob, y sus hermanos Filip y Henrik fueron entrenados por su progenitor durante su infancia y en sus carreras profesionales: «Todavía sentimos el miedo», aseguran. Acusado de abuso físico y mental, Gjert Ingebrigtsen entrena ahora al noruego Narve Nordas , bronce en el Mundial de atletismo de 2023 y rival directo de sus hijos en las pruebas de mediofondo.El tenis registra numerosos casos, con niñas de 14 años compitiendo en el circuito profesional, quedando su tutela en manos de sus progenitores, que en muchos casos no están preparados para gestionar la fama y el dinero que empiezan a ganar desde tan jóvenes. El ejemplo más recordado es el de Arantxa Sánchez Vicario , que llegó a llevar a sus padres ante la justicia por, presuntamente, despilfarrar su dinero y dejarla en la ruina.Son ejemplos del rol tóxico que cumplen algunos progenitores en la carrera de un deportista de élite. «Los padres narcisistas se caracterizan por percibirse bajo ideas egocéntricas y una percepción de grandiosidad, lo que redunda en una falta de empatía por el hijo y los demás», explica Silvia Rodríguez-Bautista , cofundadora de ‘Mood Psicología’ , a ABC. La psicóloga añade: «Enfocado en la relación con los hijos, un padre narcisista ejercerá una crianza abusiva basada en la manipulación y la obsesión por la perfección y un completo desinterés en las necesidades de estos».Sonado es el caso de la tenista Mary Pearce y su padre Jim. La Federación Internacional se vio obligada a crear la ‘Regla Jim Pearce’ , que impide la conducta abusiva de familiares o entrenadores durante el transcurso de un partido. Jim Pearce fue un buen entrenador pero un nefasto gestor de emociones y su carácter violento le llevó a ser expulsado de Roland Garros (insultaba a su hija, a las rivales y agredía a espectadores). Mary tuvo que contratar seguridad privada para que su padre no se acercara a ella y dejara de acosarla.Noticia Relacionada estandar No La Guardia Civil intensifica la búsqueda del sospechoso: todo lo que se sabe M. Lozano y M. MorenoRichard Williams, padre de Venus y Serena , también fue acusado de maltrato e incluso de amañar los partidos entre sus hijas, algo por lo que también fue detenido el padre de Wayne Rooney en 2011 (Rooney era la figura del United y este hecho afecto a su rendimiento). Peor fue lo que hacía Edward Terry, padre de John Terry , capitán del Chelsea, al que sorprendieron vendiendo cocaína.Hay ejemplos muy alarmantes sobre la toxicidad de estas relaciones paterno filiales, algunos gravísimos como el expuesto por la tenista Jalena Dokic , que denunció a su padre por abusos cuando era pequeña y por secuestro. Incluso se nacionalizó australiana para acabar con su acoso. La croata llegó a pensar en el suicidio. El padre de Steffi Graf acabó preso por defraudar al fisco alemán 21 millones de euros, además de maltratar a la tenista. Jennifer Capriati buscó refugio en las drogas, sufrió detenciones por robo y tenencia de estupefacientes y confesó ideas suicidas tras las practicas inhumanas a las que le sometía su padre, que le prohibió toda clase de vida social.Cómo afecta al deportistaEstas actitudes tienen un efecto directo sobre el deportista, que puede quedar afectado durante el resto de su vida. «Entre las consecuencias que se generan, se dará una salud mental vulnerable por la vivencia de ese vacío emocional y una falta de autoestima, ya que consideran que para ser amados han de complacer a estos padres. Además de conductas autodestructivas, exigencia y autocrítica hacia su verdadera identidad», explica Rodríguez-Bautista , que retrata a este tipo de progenitores: «Un padre narcisista carece de habilidades como la autoconciencia, la compasión o la empatía, imprescindibles para el correcto desarrollo de la inteligencia emocional de un hijo. Suelen estar preocupados por elaboradas fantasías de éxito, poder, riqueza y necesitan ser constantemente reconocidos».
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