La decisión de Pedro Sánchez de no mandar a ningún representante del Gobierno a la toma de posesión de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, tras saber que no ha querido invitar a Felipe VI porque no respondió a la carta enviada por Andrés Manuel López Obrador donde le pedía que se disculpara por el pasado colonial de España, era recibida esta semana por la opinión pública como una decisión de Estado. Se trata de una excepción . Entre los miembros de la carrera diplomática ponen en cuestión que la gestión de Exteriores vaya encaminada a recuperar el liderazgo de España en las relaciones con Latinoamérica, que ha desempeñado España tradicionalmente. El reciente desencuentro con México lo achacan estas mismas fuentes a la «falta de previsión» y el «cortoplacismo» que impera en la política exterior desde que Sánchez llegó a la Moncloa. «Nunca ha habido un plan. No hay una línea de defensa. Todos los movimientos que se realizan son tácticos. No hay una estrategia en materia de política exterior y por eso el ministro se dedica a apagar incendios», desembucha un diplomático nada más descolgar el teléfono para hablar con ABC. La «rabia» y el «cabreo» de este miembro de la carrera diplomática son un reflejo de las conclusiones que él y muchos de sus compañeros llevan tiempo reflexionando y que han ratificado en las últimas tres semanas, cuando España ha sufrido dos crisis diplomáticas en Latinoamérica -con México y Venezuela -, a la que se suma otra con Argentina el pasado mes de mayo.Noticia Relacionada estandar Si La presidenta electa de México intentó sustituir la invitación al Rey por la de su hija Leonor Angie Calero y Milton Merlo«Lo más preocupante es la imagen que das como país: la credibilidad de España está por los suelos», añade esta misma fuente, quien aprecia que «uno de los problemas más graves que tiene el ministerio» es que la política exterior la dicta Sánchez con asesores como Zapatero y que Albares «es un mero gestor»: « No decide la política en Venezuela, que la lleva Zapatero ; y no decide la de Marruecos porque la llevan Zapatero y Moratinos». Opina lo mismo otra colega, que se encuentra de misión diplomática en el exterior, y que considera que «para poner solución a los problemas, hay que tratarlos» y que este Gobierno «es el que más problemas internacionales tiene desde hace muchísimo tiempo». «Con Venezuela, el Gobierno está atrapado entre el seguidismo de Zapatero y toda la información que Maduro tiene sobre el PSOE, Zapatero, Ábalos , las maletas de Delcy, Globalia , Plus Ultra … Esto ha sido un fraude masivo y brutal», explica otro joven diplomático. Dice que Albares «no controla nada» y «de ahí su cara y sus respuestas cada vez que tiene que dar explicaciones». En cuanto a México, «es un suspenso más para la diplomacia por no haberlo podido solucionar» y reconoce que «una vez constatado el fracaso», el Gobierno ha tomado «una decisión lógica» y en la que no cabía otra opción: no mandar a ningún representante a la toma de posesión de Sheinbaum «porque tampoco les cabía otra opción». Lo que no entiende es que el ministro de Exteriores «esperase a que el problema estallase» , algo que es de primero de la Escuela Diplomática: «Se han querido olvidar del asunto de la carta, pensando que los mexicanos igual se olvidaban, pero ese planteamiento es un error».«No recuerdo una etapa histórica en la que la diplomacia haya servido para abrir fosas en lugar de para tender puentes. Vamos a acabar rompiendo relaciones hasta con la Orden de Malta» José Manuel García-Margallo Ministro de Asuntos Exteriores entre 2011 y 2016La «tensa» llamada, que se recogió en estas páginas, entre Sheinbaum y Sánchez esta semana, refleja que esta crisis diplomática se ha intentado atajar hasta con una conversación al más alto nivel entre mandatarios que, en lugar de llegar a un entendimiento, alcanzaron un punto de no retorno. De ahí otra vez el cortoplacismo: «No todo es previsible, pero conociendo la retórica y la dialéctica del Gobierno de México, lo lógico es que alguien hubiese hablado después de las elecciones mexicanas y prever que esto podía pasar», sobre todo si se tiene en cuenta que Andrés Manuel López Obrador envió la carta al Rey en 2019 y desde entonces no ha habido contestación por parte de España.Diplomacia discreta: encauzar el problema antes de que estalleQuien fuera ministro de Asuntos Exteriores entre 2011 y 2016, José Manuel García-Margallo , coincide en que después del envío de la carta «tendría que haberse dado una labor de encantamiento y seducción personal» con un encuentro entre ministros de ambos países. «Yo creía que el Gobierno y Exteriores habían hecho algo, porque cuando sucede una cosa así lo que hay que hacer -ya sea oficial u oficiosamente, que es una forma de hacer diplomática muy discreta y eficaz- es dulcificar e ir restableciendo relaciones poco a poco», afirma Margallo. «Sabiendo que había un problema, yo daba por supuesto que lo habían encauzado» , reitera.«No recuerdo una etapa histórica en la que la diplomacia haya servido para abrir fosas en lugar de para tender puentes. Vamos a acabar rompiendo relaciones hasta con la Orden de Malta», apunta Margallo. Lamenta que el Gobierno «se haya cargado» la Marca España , «que ponía en valor lo que España ha hecho por otros países a lo largo de la historia y era una forma de estrechar relaciones diplomáticas a través de los ámbitos culturales».Noticia Relacionada Llegó al grito de «traidor» y «vendido» estandar Si Zapatero rechaza reconocer a Edmundo González «por lealtad a Venezuela» Angie Calero«La política exterior española se ha convertido en un concurso de bofetadas. Hemos tenido problemas con Marruecos, Argelia, Israel, Argentina, Venezuela y México», declara Margallo. Dice que «es obvio que el Gobierno no puede asistir a la investidura de una presidenta que ha hecho un gesto tan extraño en las relaciones diplomáticas como es no invitar al jefe del Estado por algo que ocurrió en el año 1500». «Esto es una bofetada con la mano abierta del Rey» , sentencia. Una situación «insólita» a la que él hubiera reaccionado con algo más que una nota verbal de protesta por parte del Gobierno, como Albares dijo esta semana que había hecho: «Yo hubiese llamado a consultas al embajador y nos hubiéramos sentado a hablar para ver cómo arreglábamos este entuerto». Esa reacción «más enérgica» sí la tuvo el Gobierno en mayo, cuando tras las palabras del presidente de Argentina, Javier Milei , sobre la mujer de Sánchez, España llamó a consultas a su embajadora, que desde entonces no ha vuelto a Buenos Aires.Noticia Relacionada estandar Si El ataque a Milei refleja la debilidad de Sánchez en Iberoamérica: «La ha dejado de lado» Angie CaleroExcluir al Rey de la toma de posesión, forma parte de la política de López Obrador y que parece que Sheinbaum quiere imitar: tener a España como un enemigo histórico. Según Miguel Paradela , profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas, «es una noticia negativa para las relaciones bilaterales entre México y España, que históricamente siempre han sido buenas». Recuerda que este conflicto «no acaba de estallar» porque lleva desde 2019 y que «parte de la población mexicana entiende la disculpa por parte de España como algo legítimo». Aún así, explica que México «pasa ahora por crisis políticas y también sociales» con la reforma del poder judicial, la del Instituto Nacional Electoral y la militarización de la guardia nacional, además de la guerra abierta con el cartel de Sinaloa, por lo que «abrir esta cuestión desahoga la presión que ellos mismos están sufriendo».«Postureo diplomático»Que México «intenta desviar con esta crisis problemas internos» también lo piensa Frederic Mertens de Wilmars , director del departamento jurídico de la Universidad Europea de Valencia, quien apunta además que España «nunca ha tenido ninguna actitud hostil o negativa contra México». Apela también a la diplomacia discreta que se debería haber hecho para atajar esta crisis con México porque así lo único que se ha conseguido es «exponer al Rey» : «Se ha debilitado a la Corona y España ha quedado como un país colonizador y sanguinario». «La política exterior de Sánchez cambia como la dirección del viento», explica. Y concluye diciendo que el Gobierno «se mueve en un cortoplacismo que no se entiende»: «No hay una estrategia global. Todo lo que se hace es fruto del postureo diplomático». Todo eso ha llevado a España a la irrelevancia diplomática .

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