El reconocimiento de Estados Unidos a Edmundo González como presidente electo de Venezuela representa una mala noticia para Nicolás Maduro, pues anticipa el fin de las aparentes complacencias de la administración Biden con el líder chavista previas a unos comicios presidenciales que, pese a ello, finalmente ganó la oposición y que el régimen está intentando robar. Y no es probable que Maduro reconduzca la situación tras la elección de Marco Rubio como próximo secretario de Estado, pues el senador por Florida es uno de los arietes de los republicanos contra la dictadura chavista. Washington responde con esta contundencia a la reciente liberación de un centenar de presos políticos, con la que el régimen pretendía convencer de que había comenzado una apertura en Venezuela con el fin de ablandar su ilegítima toma de posesión el próximo 10 de enero. Pero ni Biden ni Trump han caído en la trampa. Maduro es sólo un dictador cruel y lo ético es tratarlo como tal y darle la espalda.
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