Matt Gaetz, el elegido por Donald Trump para ser su fiscal general para su segundo mandato como presidente de EE.UU., tiró ayer la toalla. Gaetz, acosado por sus escándalos y con crecientes dudas de que consiguiera el apoyo de suficientes aliados republicanos en el Senado, anunció su renuncia a ser considerado para liderar el Departamento de Justicia de la primera potencia mundial.«Está claro que mi confirmación se había convertido de manera injusta en una distracción al trabajo importante del equipo de transición de Trump y Vance», dijo sobre el presidente-electo y sobre quien será su vicepresidente, J.D. Vance. «No hay tiempo que perder en una batalla innecesariamente larga en Washington, así que retiraré mi nombre de consideración para ser fiscal general», añadió en el anuncio de su decisión en la red social X.La nominación de Gaetz para fiscal general ha sido la más polémica entre las muchas elecciones controvertidas de Trump para su próximo Gabinete. Considerado el diputado más polémico y polarizante de la Cámara de Representantes, Gaetz era incómodo incluso para los propios republicanos. Y, sobre todo, venía lastrado por investigaciones de asuntos turbios, como una iniciada por la fiscalía hace años en relación a tráfico de menores por presuntas relaciones sexuales con una menor. Esa investigación se cerró sin cargos contra Gaetz, pero acabó formando parte de una investigación en sede legislativa, en el comité de Ética de la Cámara Baja, bajo mayoría republicana. Allí se ventilaron esas acusaciones y otras, como el uso de fondos de campaña para gastos personales.El goteo de detalles en los últimos días sobre esos asuntos hacía cada vez más difícil conseguir la confirmación del Senado, necesaria para los puestos relevantes del Gabinete, a pesar de que los republicanos tienen una mayoría cómoda de 53-47. Por ejemplo, se ha sabido que Gaetz pagó diez mil dólares a dos chicas -entre otras cosas, por tener sexo- y se ha conocido que una de ellas testificó ante ese comité de Ética que vio al diputado teniendo relaciones sexuales con una menor. En la víspera de la renuncia de Gaetz, los republicanos de ese comité votaron a favor de bloquear la divulgación del informe sobre su investigación, en medio de presiones -sobre todo de demócratas, pero también de algunos republicanos del Senado- para que compartieran esa información con ellos antes del proceso de confirmación.La nominación de Gaetz era el examen definitivo del poder que puede tener Trump frente al Congreso, con las dos cámaras bajo control republicano tras las elecciones. Fue una elección sorprendente, incluso para algunos en los círculos íntimos de Trump, y no solo por los escándalos de Gaetz. También por su falta de experiencia para el cargo y su perfil rupturista, algo que a Trump sí le agradaba. El multimillonario neoyorquino buscaba, ante todo, una figura de absoluta lealtad al frente del Departamento de Justicia, después de haber recibido cuatro imputaciones en los últimos años y tras haber prometido venganza y represalias en campaña.A Gaetz no le ha ayudado los enemigos que ha sembrado entre los republicanos. Él fue, por ejemplo, el gran protagonista del caos que afectó al liderazgo republicano de la Cámara de Representantes el año pasado, que acabó con la salida de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara y con un proceso turbulento para elegir al actual líder, Mike Johnson.Tanto Trump como Vance habían tratado de presionar a los senadores republicanos menos inclinados a votar a favor de Gaetz en un proceso de confirmación. En la víspera, el nominado tuvo una reunión con la bancada republicana en el Senado, acompañado por Vance. Es probable que el presidente-electo diera ya por entonces la batalla por perdida, ante las señales de algunos republicanos de que su nominado no tendría suficientes votos. Pero el sacrificio de Gaetz le podrá servir como munición para que no le pongan problemas con otros nominados polémicos, como Tulsi Gabbard para directora nacional de inteligencia o Pete Hegseth para secretario de Defensa.«Aprecio mucho los esfuerzos recientes de Matt Gaetz para lograr su confirmación como fiscal general», reaccionó Trump en su red social. «»Lo estaba haciendo muy bien pero, al mismo tiempo, no quería ser una distracción para la Administración»El nominado al Pentágono, también acosadoGaetz no es el único de los nominados de Trump en problemas. Hegseth, el elegido por Trump para liderar el Pentágono y el ejército más potente del mundo, vive una situación similar: se cuestiona su preparación para el cargo -un veterano del ejército con poca experiencia en defensa y mucha en los platós de televisión- y se ventilan escándalos sexuales. El de Hegseth tiene que ver con una acusación de agresión sexual por parte de una mujer en 2017.El abogado del nominado ha reconocido esta semana que Hegseth pagó en 2020 una cantidad no revelada de dinero a la acusadora para cerrar el asunto, pero defendió que lo hizo para evitar un escándalo que le podía dejar sin su trabajo como presentador en Fox News.Pero la fiscalía de Monterey (California) ha publicado ahora el informe policial sobre aquella acusación, en la que se incluyen detalles escabrosos sobre el episodio, que ocurrió tras la participación de Hegseth en una conferencia política. La acusadora aseguró a la policía que Hegseth la llevó a su habitación, le quitó el móvil y bloqueó con su cuerpo la salida. Allí hubo un encuentro sexual en el que Hegseth eyaculó sobre el estómago de la mujer. Según el acusado, todo fue con consentimiento. La mujer dijo en una visita a un hospital cuatro días después del encuentro que le costaba recordar todo lo que ocurrió pero que creía que había sido violada y que le habían puesto algún tipo de droga en su bebida. La policía no interpuso cargos contra Hegseth y Trump ha defendido que las acusaciones son falsas. Pero el diputado Byron Donalds, un fuerte aliado de Trump en el Congreso, reconoció ayer que Hegseth podría también tener problemas: «No suena nada bien», dijo sobre los detalles revelados por el informe policial.
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