Casi a la misma hora que el Gobierno cerraba ‘in extremis’ el acuerdo político para aprobar una reforma fiscal que instaura un nuevo impuesto sobre la banca, compromete otro sobre las compañías energéticas y consolida en el sistema fiscal medidas que obligarán a las grandes empresas a pagar cerca de 4.000 millones de euros en el Impuesto de Sociedades, la OCDE difundía la última edición de su informe anual sobre los ingresos fiscales de los principales países desarrollados, que constata entre otras cosas que España se ha asentado como uno de los países avanzados con una presión fiscal más alta sobre sus empresas.Según los datos recopilados por el organismo internacional, los impuestos abonados por las empresas en España tanto en concepto de Impuesto de Sociedades como de cotizaciones sociales imputables al empleador ascendió en 2022 al 12,2% del PIB, una cifra que dentro del área euro solo es superada por Austria (13,3%) y Francia (12,8%).Noticia Relacionada Vicepresidente de la CEOE estandar Si Íñigo Fernández de Mesa: «La estrategia del Gobierno con los impuestos es política y populista» Susana AlcelayOtros países con los que España compite por la atracción de proyectos empresariales presentan datos de presión fiscal más baja. Es el caso de Italia (11,7%), Alemania (9,3%), Portugal (9,5%) o Polonia (7,4%).Presión sobre los salariosEl informe de la OCDE revela la evolución de la presión fiscal en 2023 y analiza la evolución de los ingresos en 2022, el año en que arrancó la espiral inflacionista cuyos efectos han llegado prácticamente hasta ahora.En un contexto en el que muchos países maniobraron para aligerar la presión fiscal que ejercían sobre los salarios , los ingresos por el Impuesto sobre la Renta en España se dispararon en una cuantía equivalente al 0,5% del PIB, un nivel solo equiparable a la situación que se vivió en Bélgica.La fotografía de la OCDE ofrece datos curiosos sobre el caso español. Como por ejemplo que tras meter 54.000 millones de euros más en caja en un año récord de recaudación la presión fiscal en España retrocedió desde el 37,6% del PIB al 37,3% en 2023 , como consecuencia del crecimiento del PIB. Es decir, que el crecimiento económico no se tradujo en tantos ingresos fiscales como habría podido esperarse.El asunto es particularmente llamativo en el caso de las cotizaciones sociales cuyo peso sobre el PIB se desplomó desde el 13,4% hasta el 12,8% pese al impulso de la creación de empleo y la subida de las bases máximas de cotización .La comparación de los datos de España con los de otros países europeos revelan un cierto sesgo del sistema fiscal a gravar más las empresas y la riqueza . España asoma como uno de los países europeos que más recursos fiscales obtiene de gravar la propiedad inmobiliaria, a través del Impuesto de Bienes Inmuebles; y también de las transmisiones a través de herencias o donaciones, de donde ingresa bastantes más recursos (0,3% del PIB) que otros países europeos avanzados.Por el contrario, el sistema fiscal español presenta cifras más suaves en la imposición sobre los bienes y servicios, ya sea a través de impuestos especiales o del IVA, donde España destaca por ser el país que tiene un listado más dilatado de productos que tributan a tipos reducidos o superreducidos.Más crecimiento en EspañaEl organismo internacional también actualizó ayer los datos de crecimiento de las economías avanzadas correspondientes al tercer trimestre del año. El crecimiento medio de los países desarrollados fue del 0,5% y el de la zona euro fue del 0,4%, por debajo del 0,8% que acreditó la economía española.Los datos de la OCDE constatan que la economía española mantiene un ritmo de crecimiento del 3,4% y que se sitúa ya un 6,6% por encima del nivel en el que se situaba al cierre de 2019 , Alemania está solo un 0,4% por encima tras meses de estancamiento.
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