Fracasa la campaña de la Generalitat para captar más profesores de catalán

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Fracasa la campaña de la Generalitat para captar más profesores de catalán

«El porvenir de la lengua catalana puede estar amenazado por la falta de docentes que la enseñen», alertaron desde la Generalitat cuando, en el curso 2017-2018, saltaron las alarmas por la falta especialistas en esta materia. En aquel momento, en el conjunto de universidades públicas catalanas había únicamente 173 alumnos matriculados en Filología Catalana –sin contabilizar los estudiantes de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), la única a distancia–.En estos últimos años, la situación ha mejorado ligeramente, aunque la cifra de alumnos que optan por cursar esta titulación sigue siendo muy baja y la situación, según advierten en declaraciones a ABC desde la Coordinadora de Estudios Universitarios de Filología Catalana , «se agravará en los próximos años cuando se jubilarán todos los profesores que empezaron a ejercer a comienzos de los años 80», el único momento, en que los estudios gozaron de buena salud.La crisis de la especialidad coincide con la ofensiva lanzada por el Govern para extender el uso del catalán en la educación obligatoria (también en las actividades fuera del horario lectivo), en la universidad, en la sanidad y en la justicia, en cumplimiento del Pacto Nacional por la Lengua , impulsado por la Generalitat en 2022 como una «estrategia de país» para «defender al catalán de los ataques del Estado» y potenciar su uso social. Noticias Relacionadas estandar No Europa pregunta a la Generalitat por las recomendaciones que ponen fin a la inmersión Daniel Tercero estandar No Denuncian el «linchamiento» a un médico por no usar el catalán con una paciente E. A.Ante la situación de emergencia, tres consejerías del Govern ( Educación, Cultura e Investigación y Universidades ), en colaboración con la Red Vives de Universidades lanzaron el pasado marzo la campaña «Toma la palabra. Elige Filología Catalana», dirigida a promocionar estos estudios y captar nuevas vocaciones. Ni las promesas de trabajo seguro al acabar los estudios –la Generalitat promete un 100% de inserción la boral a los titulados–, ni los intentos del Govern de «despolitizar» el grado – en la campaña aseguran que es una titulación de gran rigor académico que no presupone ninguna opción política determinada–, han sido argumentos suficientes para resolver una crisis que amenaza con ser endémica. Según los datos de matriculación de este último curso, facilitados a este diario por la Coordinadora de Estudios Universitarios de Filología Catalana, el pasado septiembre se inscribieron en primer curso de Filología Catalana en las universidades públicas catalanas un total de 190 estudiantes , 26 más con respecto a los 164 inscritos en 2022-2023 –dato este último aportado por la Consejería de Investigación y Universidades de la Generalitat –. Ambos cómputos excluyen la Universitat Oberta de Cataluña (UOC).El centro en el que han mejorado más las cifras este curso es la Universidad de Gerona (UdG), que ha pasado de los 20 alumnos matriculados en el curso 2022-2023 a un total de 50. En el resto de universidades catalanas la recuperación ha sido mínima, según las cifras que maneja la Coordinadora. La Rovira i Virgili de Tarragona (URV) ha pasado de 26 a 30; la de Barcelon a (UB), de 62 a 68; la de Lérida (UdL), de 11 a 14, y la Autónoma de Barcelona (UAB), de 26 a 28.Años sin alcanzar los 200 alumnos nuevosLa cifra de estudiantes que eligen estos estudios como primera opción lleva años sin alcanzar el techo de los 200 estudiantes. En el curso 2019-2020 fueron 156, un año después subieron hasta 162, para descender hasta 152 en el curso 2012-222 y volver a aumentar a 164 el pasado curso, según datos facilitados a ABC por el Departamento de Investigación y Universidades . La cifra de titulados es aún peor, un total de 72 el curso 2022-23, seis menos que el curso anterior, aunque por encima de los 48 titulados del curso 2020-2021.No hay suficientes titulados y las bolsas de docentes para cubrir sustituciones siguen vacías, según indica en declaraciones a este diario Francesc Feliu , miembro de la Coordinadora de Estudios Universitarios de Filología Catalana. «Cuando un profesor de catalán cursa una baja no tiene sustituto. Le reemplaza una persona que no se ha titulado en Filología Catalana, y el nivel que reciben los alumnos no es el mismo porque no ha tenido la misma formación», denuncia Feliu, quien asegura que, aunque han aumentado ligeramente las matriculaciones este curso, «el problema no se ha resuelto». «Quizás la campaña ha empezado a tener efecto, aunque ese aumento es insuficiente y debe ser sostenido para paliar el déficit de profesores de catalán», señala el filólogo, que imparte clases en la UdG. Feliu acusa a la Generalitat de «falta de reacción» ante el problema. «Llevamos años advirtiendo del déficit de estos profesionales pero nunca ha habido una respuesta contundente por parte de la Administración», indica el docente.Algunos profesores coinciden con Feliu en las «consecuencias negativas» para el alumnado de que se cubran las bajas de profesores de catalán con «profesionales de otras titulaciones en las que no se acredita un conocimiento de la lengua» y reclaman al departamento que «eso sea solo una solución temporal». Desafección hacia la lengua, pérdida de prestigio de la docencia y «la mala imagen que han tenido durante años estos estudios» son, según señalan profesores y académicos consultados por este diario, la principal causa de la falta de vocaciones en este ámbito.La especialidad con más vacantes «No son estudios populares y quien los cursa tiene una vocación muy grande . Igual no hemos sabido explicar, ni en la universidad ni en Secundaria, el atractivo de la lengua y la literatura», arguyen algunos docentes ante la falta de matriculaciones. En las últimas oposiciones, la especialidad de lengua catalana es la que registró más plazas vacantes: de las 657 que se ofrecían, 105 quedaron vacías (el 33% las suspendió). Iolanda Segura , presidenta del sindicato Ustec-Stes, mayoritario en la educación catalana reconoce que el problema viene de lejos. «Llevamos años con problemas para cubrir la falta de profesores de catalán porque también faltan titulados y creo que costará años revertir esta tendencia», afirma Segura. Admite que la situación «ha mejorado algo pero no soluciona el problema que tenemos en los centros educativos». A su entender, la solución pasa por «hacer un trabajo muy intenso y continuado por mejorar la imagen de estos estudios ». «La campaña de la Generalitat debe ser no solo para potenciar titulados de Filología, sino también para prestigiar nuestra lengua, ante la pérdida de uso social de la misma», subraya la responsable sindical.Desde la plataforma de maestros y profesores ‘Docentes Libres’, su presidente, Carlos Silva , sitúa «la falta de profesores de catalán en el contexto de la carencia generalizada de profesionales de la enseñanza y de relevo generacional de una parte importante de la profesión». «El departamento tiene una previsión negativa para un buen número de especialidades de cara a los próximos cinco años. La estabilización de un volumen importante de interinos y las sucesivas convocatorias de oposiciones han ayudado a tapar temporalmente el agujero este año, pero el problema de fondo sigue existiendo», arguye Silva.«La lengua del ‘establishment’»A su entender, «la Generalitat debería plantearse dos preguntas clave: por qué la docencia en las etapas de Primaria y Secundaria ha dejado de ser un futuro laboral para los jóvenes y por qué, dentro de este marco, el catalán es la opción menos atractiva para los universitarios». Respecto a la segunda tiene claro que responde «al fracaso de la política lingüística del nacionalismo, enfocada exclusivamente a la coacción y la vigilancia, y que ha dejado de lado el afecto».«Vivimos una situación de diglosia en la que los alumnos y jóvenes perciben el catalán como la lengua del ‘establishment’ educativo y político, aburridos de la matraca diaria de la propaganda oficial, mientras perciben el castellano como una lengua propia y viva. Por lo tanto, un doble problema que requiere una doble respuesta, una educativa con una reforma que devuelva la sensatez al sistema, y una lingüística, que reconozca que las lenguas y su uso pertenecen a las personas», concluye el docente.

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