Menos de 48 horas . Eso es lo que hubiera durado la peor parte de la pesadilla material -calles bloqueadas y falta de agua, medicinas o alimentos- que sufrieron durante días los ciudadanos cruelmente azotados por la DANA del pasado 29 de octubre . Este es el relato del plan de acción rápida que pudo aplicarse y no se aplicó. O, dicho de otro modo, el relato de la otra realidad que, según detallan mandos militares a ABC, hubiera sido posible si Pedro Sánchez hubiera declarado la «situación de interés» prevista en la Ley de Seguridad Nacional en las primeras horas de la tragedia. Con esta herramienta, el jefe del Gobierno hubiera tomado el mando de la crisis movilizando los recursos de las Fuerzas Armadas que el Ejecutivo tiene a su disposición bajo cuatro ejes urgentes: despejar las calles, dotar de agua a los vecinos, instalar cocinas en los pueblos afectados y organizar voluntarios. Como ya es sabido, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, tuvo la posibilidad de pedir el amparo del Estado solicitando la declaración de emergencia de Nivel 3 , que también podría haber decretado el Gobierno. Sin embargo, los mandos militares consultados consideran que esta fórmula no hubiera sido suficiente para abordar tan rápida y eficazmente la crisis como con la declaración de «situación de interés» para la Seguridad Nacional, ya que en ésta no es un ministro el que se coloca al frente de la resolución de la emergencia sino el propio presidente y, con él, todo su Gobierno. Noticia Relacionada estandar Si Descontento en las Fuerzas Armadas por la gestión de la DANA: «Parece que no hay nadie al volante» P.CLa gran diferencia de base es que la operación sobre el terreno hubiera recaído en el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) , el almirante general Teodoro Esteban López Calderón, que hubiera podido disponer de todos los medios de las Fuerzas Armadas sin tener que solicitar a otros cuerpos. En la gestión de la crisis de la DANA, sin embargo, el jefe operativo y coordinador de todos los medios es el teniente general jefe de la UME, Javier Marcos, que debe solicitar las capacidades militares que necesita a los ejércitos, con los consiguientes problemas de coordinación que se han producido. Efecto psicológico inmediato A partir de la entrega de la dirección de la emergencia al JEMAD, los mandos consultados subrayan que conseguir los citados cuatro objetivos en menos de 48 horas hubiera sido posible desplegando el doble de efectivos militares, empezando por los entre 2.500 y 3.000 que se encontraban esa noche a media hora de las zonas afectadas. Este contingente, podría haberse repartido en cada uno de los pueblos afectados, bajo un mando militar en cada localidad. De esta manera, en la mañana del día 30, los militares podrían haber comenzado a dirigir la emergencia y coordinar a los voluntarios organizándoles y diciéndoles cómo actuar . Así se hubieran evitado, por ejemplo, errores como barrer el barro hacia las alcantarillas, cometidos por los voluntarios, con la mejor intención , porque no había nadie que les dijera cómo proceder de la mejor manera. Por vías intransitablesEsta primera avanzadilla habría tenido, además, un importante efecto psicológico para los afectados. «Automáticamente se habrían tranquilizado al ver la ayuda de los soldados», subrayan los citados mandos, en el sentido de que el desánimo, zozobra y sensación de desamparo y abandono que experimentaron los damnificados de forma generalizada hubiera sido muy inferior. Sin embargo, a las 48 horas de la DANA, y tras incrementar varias veces el número de efectivos, solo se habían desplegado en la zona 1.400 militares incluyendo aquí los recursos de la UME. Y junto al despliegue de medios humanos, los materiales: las capacidades de maquinaria pesada, cocinas de campaña y camiones de aljibe y cisterna. Recursos todos ellos que no tienen por qué conocer las comunidades autónomas y que no se movilizan hasta que lo decide el Gobierno porque se encuentran a su disposición. Dentro de este capítulo, una parte importante del plan de acción rápida podría haber pasado por la utilización de vehículos sobre cadenas como los TOA (Transporte Oruga Acorazado) para despejar las calles que quedaron intransitables por las montañas de coches arrastrados por las riadas. Voluntarios y militares Vista de la localidad valenciana de Paiporta, donde vecinos y militares continúan con los trabajos de reconstrucción tras la DANA EFEEstos carros hubieran dejado los viales públicos expeditos en muy poco tiempo, enganchando un cable a los coches siniestrados y tirando de ellos hasta lugares donde no estorbaran hasta que pudieran recogerlos las grúas posteriormente. Los vehículos así apartados hubieran quedado en situación de siniestro total, pero ya lo estaban, y los pavimentos habrían quedado dañados, pero también lo estaban ya. Además, los TOA tenían capacidad de transportar material y comida desde el primer momento aunque las carreteras estuvieran intransitables para el resto de vehículos. Según los mandos militares consultados, era factible disponer de las unidades suficientes de estos carros en cuestión de horas. Como complemento a estos acorazados y también con capacidad de intervención inmediata, los helicópteros para ayudar en la provisión y transporte de recursos. Sin embargo, pasaron casi 24 horas desde el inicio del temporal hasta que comenzaron a movilizarse aeronaves y a las 48 horas operaban un total de nueve incapaces de abarcar las necesidades existentes. Incluso ahora, con el grueso de la crisis material muy encarrilada, operan tan solo doce helicópteros. ElectricidadJunto con el material pesado y de transporte, también desde las primeras horas se podrían haber desplegado en cada pueblo cocinas de campaña para repartir unas 800 raciones de comida caliente al día y camiones aljibe para proveer de agua. Cada unidad militar dispone de ellos para su vida en campaña en la que los recursos estructurales fijos son escasos, al igual que cuentan también con grupos electrógenos para proporcionar energía eléctrica mediante combustible, raciones de previsión, tiendas de campaña y demás recursos logísticos para sobrevivir a la intemperie.OPERACIÓN DANA Un despliegue con retraso que continúa tres semanas después Las Fuerzas Armadas cuentan actualmente con más de 8.000 efectivos desplegados en Valencia. Aunque la punta de lanza fueron los miembros de la Unidad Militar de Emergencias, poco después se sumaron efectivos del Ejército de Tierra (los más numerosos actualmente), la Armada y el Ejército del Aire y el Espacio. Las unidades se fueron incorporando progresivamente según se reclamó su intervención y, con ellas, aportaron los medios con los que cuentan. Más de tres semanas después de la tragedia también están ya sobre el terreno algunos materiales que señalan los expertos que hubieran sido determinantes en las primeras tras los efectos que provocó la riada. En concreto, fuentes del Ejército de Tierra detallan que se han trasladado a Valencia hasta once cocinas desplegables, cuantiosas bombas de achique y seis máquinas de ingenieros sobre cadenas, los conocidos TOA (Transporte Oruga Acorazado). Además de este material, las Fuerzas Armadas combaten los efectos de la DANA con elementos como vehículos de intervención y transporte, helicópteros, un centenar de máquinas de ingenieros, tres decenas de drones, ambulancias, embarcaciones, perros de búsqueda y equipos de extracción de agua y lodo. También está actualmente atracado en el puerto de Valencia el buque insignia de la Armada, el portaaeronaves Juan Carlos I, con numeroso personal, helicópteros y capacidad sanitaria. Informa Pilar de la CuestaAdemás, la declaración de «situación de interés» para la Seguridad Nacional hubiera permitido, según mandos militares, contar con un instrumento fundamental para acelerar el regreso de los vecinos a las casas inundadas: la requisa de bombas de achique. La falta de este tipo de máquinas fue tan evidente que cruzó nuestras fronteras hasta el punto de que Marruecos envió unidades como parte de su auxilio cuando en España existen unidades suficientes que podrían haberse utilizado. En este sentido, la ley de Seguridad Nacional permite al Gobierno aprobar un real decreto de «declaración de recursos» para todos aquellos «materiales, tanto públicos como privados, que procedan», y establece que «cualquier perjuicio» que se ocasione «dará lugar a la correspondiente indemnización».La requisa y utilización de estas unidades hubiera consumido, probablemente, más de 48 horas pero hubiera sido el colofón al plan de intervención rápida para intentar devolver los recursos a los ciudadanos en el menor tiempo posible. Al despejar las calles en tiempo récord, coordinar a los voluntarios, o proveer de agua y cocinas a los damnificados, el Ejército no solo hubiera reducido el sufrimiento de las víctimas y exhibido su propia utilidad, sino que hubiera contribuido a construir país, fortalecer la democracia y rebajar la polarización mostrando a un Estado y a sus instituciones funcionando a pleno rendimiento para servir a los ciudadanos.
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