Difícil sería encontrar un callejón tan angosto, por el que no pueden pasar ni dos personas a la vez, que haya recibido tanta atención en los últimos dos días, como auténtico centro de peregrinación de adolescentes, sin que haya ninguna reliquia que venerar. El triste escenario de un crimen, el rincón escondido por el que Cloe huyó tras ser acuchillada por su exnovio en Orihuela , una trágica y lúgubre metáfora de cómo se estrechó su vida injustamente con sólo quince años de edad.«Era muy buena , siempre lo daba todo por todo el mundo, también muy tímida y simpática ». Así la describía ayer una de sus amigas más cercanas, con las que compartía confidencias de su vida íntima, mientras observaba los cirios, las flores y los carteles que han ido colocando sus allegados en el lugar preciso junto al parque en el que Samuel presuntamente le causó cortes en el cuello y otras partes del cuerpo, en la urbanización La Florida de la zona costera de este municipio alicantino.No obstante, coincide con otros compañeros en que ambos –agresor y víctima– sufrían desavenencias evidentes. «Era una relación tóxica , pero no me esperaba eso tampoco, es una niña», confiesa con tristeza. ¿En qué se percibían esas tensiones? «Los típicos celos de pareja, ‘no salgas así’ o ‘no vayas con ella’, aunque no lo decía delante de mí», relata esta joven a quien Cloe confiaba sus preocupaciones: «Ella me contaba cosas, que estaba mal, que necesitaba su tiempo para superar las cosas lo que le hizo, le había puesto los cuernos dos veces». Ante estas infidelidades y en visto de su estado de ánimo, le conminaba a romper. «Yo le decía ‘ déjalo , no pasa nada, hay muchos chicos , muchos amores, aunque no puedas olvidarlo y no puedas soportarlo, déjalo», rememora ahora, lamentando que no le hiciera caso en aquel consejo de amiga.A pesar de estas tensiones internas de pareja, la conducta de él hacia otros no hacía presagiar una reacción iracunda tan violenta. «No entendí nada, conozco a Samuel de hace años, era muy bueno con nosotros, había tenido sus problemas personales, de familia, hace tiempo, pero era un niño bueno», describe, corroborada por otro chico que le acompañaba.«Justicia»En el trasiego de compañeros del Instituto de Educación Secundaria Playa Flamenca, nada más terminar las clases a las dos de la tarde, el grupo más numeroso llega con los rostros silenciosos y cabizbajos, expresiones de congoja, y no quieren hacer comentarios «en estos momentos».Han preferido expresar su pesar en una hoja de cuaderno: «Descansa en paz, Cloe. Te echaremos de menos y te querremos para siempre. Vuela alto, bonita. Apoyo a la familia y amigos». El emotivo mensaje está adornado con muchos corazones diminutos dibujados a bolígrafo. Al lado, una cartulina clama por «Justicia para Cloe».Compañeros de la víctima, en el callejón donde sufrió el ataque de su expareja JUAN CARLOS SOLERDe momento, el detenido fue trasladado ayer a los juzgados de Alicante, donde lleva su caso la Fiscalía de Menores , con la previsión para este tipo de muertes violentas de una medida de internamiento , al no haber cumplido todavía los dieciocho años de edad.Como suele ocurrir en muchos conflictos, algunos amigos de ‘Samu’ tienen otra visión radicalmente distinta de lo ocurrido y, si bien no disculpan ni por un segundo su acción criminal, han asegurado que era él quien estaba infeliz y presionado en su relación amorosa. Hasta el punto de que se oyó en el instituto que había estado buscando «una pistola porque quería suicidarse». No obstante, no aciertan a explicarse en tal supuesto porque no acabó con su relación, ya que está demostrado que fue Cloe quien le dejó y, a priori, parece que ahí radica el detonante del crimen, porque el mensaje de ruptura llegó apenas dos días antes de aquella cita fatal en el callejón. Igualmente, cuadra poco esa hipótesis de que sufría o pudo ser víctima cuando acudió a verla armado con un cuchillo.«Me defendió cuando me quisieron pegar»Un talante que nada tiene que ver con el de su víctima, tal como atestiguó ayer otra estudiante más joven del mismo centro educativo, conmovida con el recuerdo de su apoyo en una situación límite: «Me quisieron pegar una vez y ella me ayudó» . «Yo no la conocía, pero siendo madre, no hay palabras para esto, cuando te toca tan cerca», añade la progenitora, impresionada por la tragedia y sintiendo empatía con la familia.JUAN CARLOS SOLEREste impacto emocional en las aulas, donde nunca han vivido un episodio tan desgarrador, hizo que se enviara a especialistas para ofrecer al alumnado atención psicológica.En IES Playa Flamenca han rendido homenaje el lunes a esta alumna trágicamente desaparecida con un mural colocado a la entrada del edificio y algunas palabras en su memoria. Tanto el personal docente como muchos alumnos han mantenido un silencio discreto al ver a los medios de comunicación.«Imposible imaginar lo que siente esa madre»«Soy padre de tres hijos y uno se puede hacer una idea, pero decir que puedes saber lo que siente , no; esa madre sola.., es imposible imaginarse lo que es algo así», opinaba un hombre al acompañar a una hija suya a dar el último adiós a su compañera.Unos minutos antes, sin que él lo supiera, a media mañana habían visitado esta especie de altar de duelo, con algún peluche y otros objetos de recuerdo, precisamente la madre de Cloe y su hermano , abatidos por el dolor y llorando, después de rogar a dos medios de comunicación respeto a su privacidad en esos momentos, antes de regresar a su domicilio en la calle de al lado.Estremece imaginar cómo la muchacha de quince años pudo recorrer los más de doscientos metros que separan el lugar donde recibió las cuchilladas de esa casa donde buscó auxilio a la desesperada. Aunque su hermano la llevó al hospital, no pudo sobrevivir a su herida del cuello. Dos días después, en las dos calles unidas por este pasaje los vecinos observaban con curiosidad y sin comprender qué ocurría. Predominan los extranjeros y niegan con la cabeza por toda respuesta a si conocían o habían visto a Cloe, sin capacidad de hablar castellano.
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