El descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) está llena de giros dramáticos, rivalidades científicas y grandes descubrimientos. Les invito a que en las siguientes líneas se sumerjan en esta apasionante historia y conozcan los personajes que marcaron un antes y un después en uno de los momentos más importantes de la historia de la medicina del siglo XX.Imaginemos un thriller de espionaje, pero en lugar de agentes secretos, tenemos a brillantes científicos compitiendo a contrarreloj para desvelar el misterio de una enfermedad que asola el mundo. Así podríamos describir la carrera que se desató por descubrir el virus del VIH.En la década de los ochenta del siglo pasado una nueva y misteriosa enfermedad comenzó a causar estragos, primero en la comunidad homosexual de Estados Unidos, y luego en todo el mundo. El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) se propagaba rápidamente, dejando a su paso un reguero de muerte y desolación. La comunidad científica se lanzó a una frenética búsqueda para identificar al agente causante de esta terrible enfermedad y poner freno a la epidemia .En esta apasionante carrera dos equipos de investigadores destacaron por encima del resto: un equipo francés y otro estadounidense. Los científicos galos estaban liderados por Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi, del Instituto Pasteur de París, y fueron los primeros en aislar un retrovirus al que llamaron LAV (Lymphadenopathy-associated virus), que posteriormente se identificaría como el VIH.Por su parte el equipo estadounidense estaba dirigido por Robert Gallo, en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, y fue capaz de aislar un retrovirus similar, al que denominaron HTLV-III.La polémica: ¿quién fue el primero?La pregunta de quién fue el primero en descubrir el VIH desencadenó una de las mayores polémicas científicas de la historia de la medicina reciente. Ambos equipos afirmaban haber sido los que merecían el rédito del descubrimiento. Al principio fue un cruce de acusaciones, pero pronto la rivalidad dio lugar a una batalla que salió fuera de los laboratorios y llegó hasta instancias superiores, los juzgados. Desde el principio, hubo indicios de que algo no encajaba en la versión de los hechos presentada por Gallo. Su equipo había aislado un virus, el HTLV-III, que afirmaban ser el causante del SIDA, pero las fechas y los detalles de sus experimentos generaban muchas dudas, demasiadas, en la comunidad científica.La controversia se intensificó cuando se descubrió que muestras de sangre procedentes del equipo de Montagnier habían sido enviadas al laboratorio de Gallo. Esto planteó la posibilidad de que el virus aislado por Gallo fuera en realidad una variante del virus LAV, previamente identificado por el científico francés.Ante la creciente presión de la comunidad científica y la opinión pública, se estableció una comisión internacional para investigar que había de cierto en las acusaciones de plagio científico. La comisión concluyó que, aunque ambos equipos habían hecho contribuciones significativas al descubrimiento del VIH, el virus aislado por Gallo era genéticamente muy similar al LAV de Montagnier.Más adelante, la investigación reveló que Gallo y su equipo habían modificado deliberadamente las fechas de sus experimentos para presentar sus resultados como si hubieran sido obtenidos antes que los de Montagnier. Esta manipulación de datos constituyó una grave falta de ética científica.Los hallazgos de la comisión tuvieron consecuencias importantes: la reputación de Gallo quedó seriamente dañada y su credibilidad como científico se vio comprometida; se iniciaron diversas acciones legales, tanto en Estados Unidos como en Francia, relacionadas con las patentes del virus y las acusaciones de plagio.MÁS INFORMACIÓN noticia Si Jeremy DeSilva, antropólogo: «Los humanos somos lentos y débiles. Sólo el altruismo evitó nuestra extinción» noticia Si Crean el primer plástico que se descompone por completo en el agua de mar en solo unas horasAhora bien, esta controversia y su desenlace no fueron baldíos, impulsaron la necesidad de establecer normativas más rigurosas para que en el futuro se pudiera garantizar la integridad científica y evitar casos de plagio.
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