«La verdad es que hasta hoy [por este martes] no entendía a qué se fue al notario. Ahora, entre líneas, lo ha dejado claro ». La frase de un altísimo dirigente socialista sintetiza el minuto y resultado del pulso con pocos precedentes que el líder del Partido Socialista de Madrid (PSM), Juan Lobato, planteó a su partido, a Moncloa y, en definitiva, a Pedro Sánchez, al denunciar un «linchamiento» por parte de sus compañeros de formación. Todo ello veinticuatro horas después de la exclusiva de ABC sobre la conversación que mantuvo el 14 de marzo pasado con la jefa de gabinete del director de Gabinet e -el hoy ministro de Transformación Digital, Óscar López- del presidente del Gobierno, Pilar Sánchez Acera, acerca del documento filtrado presuntamente por el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ya imputado por ello, con datos confidenciales de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Y que Lobato decidió registrar en un notario de Madrid cuando ya se conocía la investigación del Tribunal Supremo.El secretario de Organización, Santos Cerdán, observa que a pocos días del Congreso Federal del partido que comienza este próximo viernes en Sevilla se le abre otro incendio en una federación (al margen de su delicada situación política, al ser acusado por el comisionista Víctor de Aldama de haber cobrado una mordida de 15.000 euros, algo que el número 3 socialista niega) y este martes, en declaraciones a los medios en los pasillos del Congreso, fue tajante: « Si habla de linchamientos, que dé nombres ». En parecida línea, poniendo la pelota en el tejado de Lobato, se manifestaron otros pesos pesados socialistas. Entre ellos el propio Óscar López, a quien Moncloa postula desde hace tiempo como eventual líder de la siempre agitada federación madrileña y quien señaló, en unos segundos huidizos ante los medios antes de asistir a un acto, que es Lobato quien debe «explicarse», y más allá, Ayuso, dado que su novio «cometió un delito reconocido por él», y no el PSOE, que a su juicio «no tiene que explicar nada», pese a la causa abierta contra García Ortiz, en la que precisamente Lobato declarará como testigo el próximo viernes, justo el día en que se inicia en Sevilla el 41 Congreso Federal. De la que no hay ni rastro público es de la propia Sánchez Acera, que sigue a las órdenes de López ahora en el ministerio. Se trata de un personaje clave en la polémica, que podría aclarar mucho sobre la conversación con Lobato que está en el origen de la misma, y que sin embargo parece ahora escondido por Moncloa. Entre la dirigencia, incluida la del PSM , es difícil encontrar a quien entienda la actuación de Lobato y mucho menos a quien la defienda. «Se ha rendido con Ayuso y eso los militantes no lo van a perdonar», señala un veterano dirigente con mucha experiencia en asuntos orgánicos.Noticia Relacionada estandar Si El PSOE de Madrid se hunde en el desánimo sin un candidato claro mARIANO CALLEJA El desánimo cunde en las filas socialistas desde que ABC publicara la información sobre la maniobra de Moncloa para implicar a Lobato en el uso del documento confidencial sobre el novio de AyusoVarios más aseguran que, tras su comparecencia de este martes en la Asamblea de Madrid, cuando contra todo pronóstico no dimitió de su cargo, se queda «solo» o incluso «aislado» . «Ha echado un pulso, está claro, pero no lo puede ganar», sentencia un dirigente con experiencia muy amplia en las batallas del PSM desde hace años. Entre los sectores más próximos a Lobato es difícil pulsar opiniones. ‘Clan madrileño’ en MoncloaLo cierto es que la historia puede que no se repita, pero «a menudo rima», como sentenció en célebre ocasión Mark Twain, y así el pulso de Lobato recuerda al que en 2011 sostuvo otro líder del Partido Socialista de Madrid, Tomás Gómez, contra otro secretario general y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero . Este último quiso imponer como cabeza de lista autonómica a su entonces ministra Trinidad Jiménez, quien años antes había concurrido como candidata a la alcaldía de la capital, perdiendo frente al popular Alberto Ruiz-Gallardón. Fracasó Zapatero en el intento, ante la resistencia numantina de Gómez, quien sin embargo no pudo aguantar cuatro años después la embestida del propio Pedro Sánchez. Entonces y en una de sus primeras decisiones de envergadura como líder del PSOE, el hoy presidente del Gobierno fulminó al exalcalde de Parla para poner en su lugar como candidato al exministro Ángel Gabilondo . Tomás Gómez se marchó airadamente y muchos de los suyos denunciaron la maniobra de Ferraz, que dejó a la formación en manos de Rafael Simancas, hoy secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, a las órdenes del ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, otro ilustre socialista madrileño. La guerra que se abre, como se ve, pone en el tablero a viejos conocidos de la afición. Conviene no perder de vista al delegado del Gobierno en Madrid , Fran Martín, otro de los que integra el ‘clan madrileño’ de Moncloa y aledaños, en el que figura de forma destacada el propio Sánchez, primer jefe del Ejecutivo de la democracia de origen madrileño y que comenzó su carrera política hace veinte años como concejal en la capital, precisamente, a las órdenes de la citada Trinidad Jiménez. García ya advirtió este martes que nadie está por encima de las siglas del PSM, en un claro aviso a navegantes, el mismo día que la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, la exministra Reyes Maroto, retó a Lobato a someterse a una cuestión de confianza. El pulso del todavía líder de los socialistas madrileños sorprendió a Sánchez en Barcelona, poco antes de intervenir en el Congreso Federal de la Unión General de Trabajadores (UGT) . El presidente realizó un encendido discurso de reivindicación, por supuesto sin citar a Lobato y ni siquiera aludirle veladamente. Pero quiso dejar claro, ante un público muy favorable (no muy distinto al de cualquier mitin del PSOE) que seguirá hasta 2027, cuando de no disolverse las Cortes terminaría la presente legislatura, e incluso más allá, confirmando que su idea es repetir como candidato. Sánchez contaba , de cara al congreso de Sevilla, con algunas federaciones descontentas (véase Castilla y León) y con el aldabonazo de la declaración de Aldama. Ahora suma el pulso de Lobato a la lista de cuitas que alteran el camino de su Gobierno.
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