Más de medio siglo después de la publicación de su gran obra maestra, Mario Vargas Llosa regresó al Bar 55, en Lima, el lugar que inspiró ‘Conversación en La Catedral’ y en el que Zavalita, mientras conversa con su chófer Ambrosio, pronunció su célebre frase, «¿En qué momento se jodió el Perú?» .Su hijo, Álvaro Vargas Llosa ha inmortalizado el momento a través de un post junto a dos instantáneas que reflejan el ayer y el hoy del señalado enclave. «55 años después, retorno al (ex) bar La Catedral, en busca de los fantasmas de Zavalita y el zambo Ambrosio », escribía en referencia al estado actual en el que se encuentra el establecimiento, con claros signos de abandono y a la venta . Noticia Relacionada libros estandar Si ‘Le dedico mi silencio’, de Mario Vargas Llosa: su amado Perú en la novela de despedida José María Pozuelo Yvancos En esta novela-ensayo, ha creado un ‘alter ego’, el protagonista y narrador en primera persona de partes de la obra, de nombre Toño Azpilcueta. Crítica de José María Pozuelo YvancosLa frase encapsula la desesperanza y el desencanto de Zavalita con respecto al Perú, cuestionando en qué momento la nación perdió su rumbo, convirtiéndose en un lugar marcado por la corrupción, la injusticia y la desigualdad. Aunque es Zavalita quien la dice en la ficción, la frase ha trascendido la novela y es vista como una pregunta simbólica que expresa la frustración de muchos peruanos.El Bar 55, que durante los años 50 y 60 fue un lugar frecuentado por periodistas, intelectuales y bohemios, ha cambiado de nombre y apariencia, pero su peso simbólico permanece intacto. Este espacio fue la base para la creación de La Catedral ficticia, donde los protagonistas de la novela analizan el estado de Perú durante la dictadura de Manuel A. Odría.La decadencia del espacio se une al complicado momento actual del país, cuando la gestión de la presidenta Dina Boluarte solo cuenta con un 7% de aprobación y en mitad de un estado de emergencia en Lima y Callao para combatir el crimen organizado.El retorno de Vargas Llosa al escenario que inspiró la frase, que se ha convertido en una pregunta atemporal sobre los retos del país, reaviva su relevancia en la actualidad . Aunque han pasado décadas, el legado del bar -y del Perú que representa- sigue siendo una conversación abierta.
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