«El capitalismo salvaje ha muerto y el marxismo no ha demostrado ser eficiente. Si queremos que el estado del bienestar perdure y progrese, posiblemente la única fórmula que puede funcionar es una especie de capitalismo social, en el que la responsabilidad no solo recae en los gobiernos, también en las empresas, que somos un auténtico agente social», apuntó Jaume Miquel al comienzo su intervención en el I Foro Líderes con Propósito, un encuentro único en el que pensadores, representantes institucionales y los líderes de compañías punteras españolas analizaron cómo el propósito, el liderazgo y la cultura corporativa contribuyen al bienestar social. En su intervención, el presidente y CEO de la compañía de retail repasó cómo Tendam se planteó su propósito en un momento crucial para la compañía y cómo ese propósito y sus valores han ayudado a atraer y mantener el talento.«Está bien soñar y hacer las cosas bien, pero la compañía tiene que ser viable. El propósito tenía que conectar con el negocio, con nuestra gente y con los clientes», apuntó Miquel sobre el proceso que Tendam comenzó en 2016 y finalizó en 2018. La compañía, «con voluntad de crecer en un mercado que no lo hacía», apostó por lanzar más marcas «de una forma diferente», para llegar a un público heterogéneo. «Decidimos que Tendam era la suma que multiplica para hacer una moda que importa». Hoy han creado siete nuevas marcas y han sumado a su ecosistema otras 160, lo que ha obligado a alinear procesos y a que los equipos trabajen de manera diferente. «Tuvimos un cambio cultural muy importante, que se focalizó en intentar conseguir personas que supieran trabajar en equipo, fueran capaces de escuchar y tuvieran sensibilidad». Tenemos que canalizar ese talento para que el sueño se haga realidadEso se ha traducido en que hoy son los equipos quienes deciden y ponen en marcha los proyectos sociales que lleva a cabo la compañía. Como el que tienen la Fundación Dexeus y Women Secret para desarrollar corsetería y lencería para mujeres que han sufrido cáncer de mama. O la plantación de cerca de un millón de árboles por parte de una de sus firmas más jóvenes, Springfield. O el reciclaje de muestras textiles, que ayudan a financiar a las ONG que los propios equipos proponen. «La gente joven tiene valores y son los que van a mover a las compañías. Nosotros tenemos que ayudar a que el talento florezca y canalizarlo para que ese sueño se haga realidad. Si sabemos combinar energía y valores con ciertas reglas de la economía, el futuro será bueno. No queda otra».
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