Lo que hace décadas fueron episodios inexistentes de dopaje y luego mutaron en sanciones silenciadas que en muchos casos se disfrazaron de lesiones, se han transformado ahora en castigos ínfimos, mínimas muestras de transparencia ante positivos en controles antidopaje en el tenis. Dos números uno de la raqueta, Jannik Sinner e Iga Swiatek, han puesto en jaque la credibilidad de su deporte respecto al juego limpio. Sin sanción para el mejor jugador del circuito y un mes de castigo que cumplirá el próximo miércoles para la número dos del mundo. Es la doble vara de medir en un sistema antidopaje mundial carente de transparencia. Por las mismas sustancias prohibidas se han acabado las carreras de dos patinadoras de élite mundial, la rusa Kamila Valieva y la española Laura Barquero.El tenis y su federación internacional (ITF) arrastran una larga tradición de silente displicencia con el dopaje. Thomaz Bellucc i dio positivo por hidroclorotiazida en 2017 y durante su periodo escaso de inhabilitación (cinco meses, que hubieran podido ser cuatro años con un castigo más ejemplar), alegó una lesión en el tendón de Aquiles.Noticias relacionadas estandar Si Del dopaje a urgencias: así pagan los deportistas sus excesos con las sustancias prohibidas José Carlos Carabias opinion Si Los extraños despistes de Jordan Díaz Ignacio RomoLo mismo para la italiana Sara Errani, finalista en Roland Garros 2012. También en 2017 dio positivo por letrozole. Alegó que su madre, paciente de cáncer de mama, vertió el medicamento en el caldo mientras preparada unos tortellini. La ITF la creyó. Dos meses de suspensión. En silencio. Marion Cilic, vencedor del US Open 2014, había dado positivo por niketamida, un estimulante de la presión sanguínea. Estuvo dos meses desaparecido por una lesión que, en verdad, era una sanción de nueve meses.Siempre multas suaves, en busca de ocultación o sigilo en las comunicaciones. El doble positivo de Sinner por clostebol sucedió en marzo pasado y el caso se hizo público medio año después. El adverso de Swiatek aconteció en agosto y se tuvo noticia cuatro meses más tarde, a solo una semana de terminar la sanción que ha cumplido en el mismo silencio tenístico de siempre.Protestas de HalepEl castigo más potente en el tenis recayó en Simona Halep en un control en 2022, la rumana que llegó a ser número uno del mundo y ganó Roland Garros y Wimbledon. Cuatro años de castigo por un positivo de roxadustat, un producto de nuevo cuño para el tratamiento de la anemia que incrementa la producción de eritropoyetina (EPO) al estimular la producción de glóbulos rojos y hemoglobina. Su autorización como medicamento en la Unión Europea (UE) había sido registrada solo un año antes.Halep logró reducir su sanción a nueve meses al recurrir al Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS). Ayer fue la primera que protestó por la suave amonestación a Iga Swiatek, quien alegó el uso de la prohibida trimetazidina para el ‘jet lag’ y el sueño . «Me levanto y me pregunto, ¿por qué hay una diferencia tan grande en el trato y el juicio? –comentó Halep–. No encuentro una respuesta lógica y no creo que pueda haberla. Solo puede ser mala voluntad por parte de la ITIA (Agencia Internacional de Integridad del Tenis), la organización que ha hecho absolutamente todo para destruirme a pesar de las pruebas».La tibieza del tenis con el dopaje ha empezado a menoscabar la disponibilidad del público destinatario a aceptar como verdaderos los mensajes recibidos. Y lo expone a una comparación inevitable con los casos de otros deportes. A Kamila Valieva, la patinadora menor de edad considerada la mejor del mundo, le cayó una suspensión de cuatro años por la aparición de trimetazidina en en su cuerpo, que ella atribuyó a una medicina de su abuelo. Laura Barquero, la mejor patinadora española, trabaja como instructora de pilates tras abandonar el deporte profesional con 23 años tras un positivo de clostebol. Mohamed Katir, gran esperanza del atletismo español, aceptó una sanción de dos años por tres ausencias de localización. Ouassim Oumaiz, otro aparente fenómeno, dio positivo por la hormona peptídica GHRP-2 y se enfrenta a una sanción entre dos y cuatro años. Marta Domínguez no volvió. Lance Armstrong nunca dio positivo y es un apestado. El ciclismo estalló con el caso Festina y luego con los clientes de Eufemiano Fuentes. Mientras, el tenis apela al silencio.
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