Tommaso Buscetta fue el testigo estrella del maxiproceso judicial que en 1992 asestó a la mafia siciliana el mayor golpe de su historia. Trescientos cincuenta mafiosos fueron condenados gracias a sus revelaciones, efectuadas a los jueces Falcone y Borsellino, posteriormente asesinados. Lo llamaron «pentito», «arrepentido», aunque es improbable que su decisión estuviera motivada por un prurito moral . Antes, al contrario, se trató de una ‘vendetta’ contra quienes lo habían abandonado a su suerte, unida a una oferta de generosidad por parte de la Justicia si colaboraba en el esclarecimiento de múltiples delitos. Mucho más de lo que se exige aquí a los asesinos etarras, que obtienen la libertad sin más requisito que firmar una carta estándar. Buscetta tuvo que delatar a sus jefes a fin de obtener clemencia, y lo hizo. El PSOE no es siciliano, aunque cada día se parece más a la red criminal retratada en ‘El padrino’. La portada que ayer ofrecía ABC a sus lectores lo reflejaba con elocuencia. Un auténtico ‘se busca’ de la plana mayor sanchista, donde eran todos los que estaban aunque no estuvieran todos los que presuntamente son, como por ejemplo Lobato y Montero. La esposa y el hermano del presidente, un fiscal general, ministros, altos cargos y asesores del Gobierno y del partido, implicados hasta el cuello en escándalos a cuál más hediondo. Un entramado de corrupción como jamás se había visto en España, sujeto al escrutinio de veintinueve magistrados diferentes, avalados por nueve órganos judiciales, que no se juegan la integridad física (todavía) aunque sí la carrera y el buen nombre, ensuciado desde los terminales mediáticos del régimen.El congreso socialista que se celebra en Sevilla solo tiene por finalidad apuntalar en el poder al caudillo acorralado y a su guardia pretoriana incluida en ese ‘se busca’. A Cerdán, López y demás jefes o ‘capi’. Los demás aplaudirán, acreditando su condición de disciplinados miembros de la secta, aunque en todas las cabezas resonará la misma pregunta: ¿Quién será el ‘arrepentido’ de nuestra Cosa Nostra? ¿Cuál será el primero que cante? En cierto modo ya lo ha hecho el exdirigente madrileño, apuntando a la Moncloa como fuente de una filtración ilegal que pretendía dañar a Díaz Ayuso y ha terminado con García Ortiz imputado en el Supremo. También ha empezado a disparar Víctor de Aldama, «nexo corruptor de la trama» según la UCO. Pero quien más papeletas tiene para hacerse con el papel es José Luis Ábalos, designado chivo expiatorio de toda esta putrefacción. Ábalos era la mano derecha de Pedro Sánchez, su principal valedor, el hombre que susurraba en su oído. Ahora que pintan bastos, lo han dejado tirado, como hicieron con Buscetta. Si decide vengarse y de paso eludir una larga estancia en prisión, su confesión va a dar para otra novela de Mario Puzo .
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