Susanna Griso lleva media vida entre las dos capitales de España y tiene hasta una menina dedicada a proteger a los menores por iniciativa de la Fundación Sol, de la que es patrona. No llegó de sopetón a Madrid, si no que a través de una hermana residente en la ciudad conoció, bastante bien, la idiosincrasia de la ciudad, que va desde un señor de Albacete a un ‘broker’. Le dijo Jesús Hermida , suponemos que con la voz afectada y cargada de razones, que «Madrid es el Nueva York de España». Media vida aquí, y unas de sus metas es salir periodísticamente de «la almendra de la M-30 y contar qué hay en ese más allá de la ciudad». Ve ahora en Madrid la fuerza que vivió en su Barcelona natal con la espita de los Juegos Olímpicos . Noticia Relacionada COLONOS estandar Si José Mercé: «A mí me sale del corazón decir que Madrid es la capital del flamenco» Jesús Nieto Jurado Su historia es la historia de quien viene a tomar la alternativa en la capital y acaba por formar parte de ella—¿Cómo se tomaría un café con madrileño clásico, típico? ¿Qué le preguntaría?—Pues lo primero que si es gato. Me he encontrado muy pocos, yo creo que son una especie en extinción. Me decía a mí Jesús Hermida, cuando yo llegué a Madrid, que este es ‘El Nueva York de España’. En mi equipo éramos andaluces, catalanes, castellanos, extremeños. Y luego le preguntaría por la gresca, que hay una hay una eterna pugna entre la carretera de La Coruña y la carretera de Burgos… Eso también marca carácter.—Sigamos en modo cafetero. ¿A qué o a quién daría café con sal en Madrid?—No se lo daría yo en el programa a nadie (Ríe). Pero en un momento dado, cuando esos políticos se ocupan más de la refriega, y estoy pensando en la tragedia de Valencia, algo de café con sal merecen. —A a la distancia… ¿Qué le ha ofrecido Madrid?—Muchísimo. Llevo ya más años viviendo en Madrid que en Barcelona. Me siento cómoda, querida, tengo muchísimos amigos aquí. He construido mi familia. Y es mi segunda casa, sabiendo que Barcelona está en mi corazón. En algún momento me imagino que volveré a Cataluña. —¿Qué le ha dado o sugerido a esta ciudad para que mejore?—Uff, vaya pregunta. Quiero pensar, como me decía a mí García-Page que en Madrid, incluso los que vivimos en Madrid, creemos que somos el centro del mundo. He intentando aportarle a Madrid una visión más periférica.—Tras el directo, el ocio…—Normalmente tengo comidas que son a caballo entre el ocio y el trabajo, porque a veces se entremezclan. Y aparte, a partir de las seis de la tarde, aprovecho las extraescolares de mi hija para hacer yo las mías. Ella natación, yo en el gimnasio. Y lo que más me gusta, echarme una siesta viendo una película. Y leer un ratito.—Antes de instalarse, ¿cómo veía a la ciudad?—Yo siempre venía porque tenía a una hermana viviendo aquí. Le hacía de canguro a sus hijos. E hice, tras estudiar en el extranjero, la Selectividad en Madrid. —Siempre suele caer esta pregunta. Pero es necesaria. ¿Volverá esa fluidez del ‘puente aéreo’? Aéreo, en tren…—El puente aéreo… Se está recuperando; en el ‘procés’ ese puente se rompió pero mi impresión es que se recupera. Básicamente porque Madrid y Barcelona tienen que ser aliadas, más que competidoras. En un mercado tan global, estas dos ciudades tienen muchísimo en común, y en esa batalla, pueden aportar más unidas que en lugar de estando a la greña. Hice el Bachillerato fuera, y preparándome la Selectividad también fuera con una profesora conjunta que había estado conmigo ese año en el extranjero. Y después de saber la nota me fui al concierto de U2. Disfrutaba de la ciudad con ellos, con mi familia, eran grandes enamorados de Madrid.—Todo es un cruce, me cuentan. —Cuando me llama Buruaga para venirme a Antena 3 porque iba junto a Matías Prats, mi hermana hizo la mudanza para volverse a Barcelona después de quince años. Nunca coincidimos en Madrid como residentes. El destino, que es lo que tiene…—¿Qué piensa un norteamericano, y usted lo sabe, de Madrid?—Cuando estuve en Colorado se supo la designación de Barcelona como ciudad olímpica. Eso fue lo que se conoció. Fue una explosión impresionante y mucha gente preguntaba por Barcelona y por primera vez la ubicaban en el mapa. Ahí estaba yo haciendo demostraciones de salsa mexicana en los supermercados. Y me decían aquello de «España, España, eso está cerca de México», Me sorprendió el descubrimiento, pero ahí fue donde ubicaron por primera vez a Barcelona en el mapa. En Europa. —Pero, ¿y Madrid?—El conocimiento de Madrid ha venido después. Ahora es una ciudad con una dinámica auténticamente explosiva. Todas las ciudades tienen un momento efervescente, que notas que tienen muchísima energía. Si en Barcelona fueron los Juegos Olímpicos, esa fuerza la estoy reconociendo en estos años en Madrid. —No es un chiste de Eugenio. Un catalán llega a Madrid y ¿qué le sorprende, qué le fascina?—Pues la energía. Que sea una ciudad que esté abierta a todas las horas del día y de la noche. Sin olvidar, a pesar de los turistas, la comunidad iberoamericana, que ya no son turistas en sí, que se han establecido aquí.
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