Jesús Pelayo Mirones junto a Delia Guardo Verdeja y Francisco Verdeja han encontrado el refugio de algunos de los ‘emboscados’ de la Brigada Machado en Liébana. Han mantenido en secreto el lugar exacto de su ubicación para evitar visitas no requeridas en el último momento. Y es que después de 80 años sin profanadores de tumbas, se conserva intacta. Al alcance de unos pocosHablamos de una cueva de apenas un metro de altura y tres metros de profundidad. Situada aproximadamente en el escarpado Desfiladero de La Hermida, a los pies de los Picos de Europa. Para dar con ella es necesario escalar una pared vertical. «Suponemos que ahí entraban a dormir, a leer y poco más. Era un lugar para descansar, a sabiendas de que no les iban a pillar», ha indicado Pelayo a Diario.es. Y pueden encontrarse aún objetos personales, desde una báscula hasta zapatos de tacón, un bastón de bambú que se desenvainaba y salía una espada oculta o libros y más libros.Los técnicos de Patrimonio tendrán que examinar detenidamente su contenido, pero se cree que fueron el cobijo durante la dictadura de tres personajes destacados de la historia de Cantabria. Los guerrilleros antifranquistas Santiago Rey, Segundo Bores y Mauro Roiz fueron sus moradores cuando se echaron al monte. Es como una mirilla que permite mirar al pasado. Noticias relacionadas Investigadores han descubierto una tumba secreta con 12 esqueletos bajo el Tesoro de Petra Alexia Columba Jerez La máquina Enigma y el desconocido equipo de españoles que ayudó a descifrar los códigos nazis Alexia Columba JerezLas anécdotas del abueloUna cápsula del tiempo y un lujo para aquellos que conocen la historia de la región, Francisco Verdejo, de 93 años, le contaba a su nieta Delia las anécdotas de la época . De hecho, tras el hallazgo lo primero que hizo ella fue hacer una videollamada a su abuelo que fue el que la puso sobre la pista.La memoria de su abuelo le sirvió para seguir el rastro de los datos, los detalles que como migas de pan le fueron abriendo poco a poco el camino hasta este hallazgo que les ha llevado años. Unió fuerzas con Pelayo y su empeño dio sus frutos. Su abuelo llegó a conocer a Santiago Rey, era común para algunos echarles una mano no por política , sino por humanidad.« Mi abuelo sabía de la existencia de la cueva porque en su casa, cuando era joven, estuvo muchos días en el pajar con Santiago Rey, que era de Bejes y fue uno de los que se echaron al monte. Él le contaba cosas. Siempre me queda la duda de si mi abuelo lo sabía solo por las anécdotas que le compartió o porque andaba mucho por la zona, con las ovejas y el ganado. Tampoco me lo cuenta todo, ha pasado mucho tiempo y tiene 93 años, pero está claro que lo que dice, es. A la vista está», ha explicado Delia al Diario.es.MÁS INFORMACIÓN Un estudio cuestiona que los habitantes de la Isla de Pascua desaparecieran por un ecocidio como se creía hasta ahoraUna buena parte del inventario está compuesta por libros al punto de poder hablar de una pequeña biblioteca particular con páginas firmadas por Manuel Díaz, el ‘doctor Cañete’, al que llamaban el médico de los emboscados o ‘El Quijote para niños’. Cuando descubrieron la cueva decidieron no tocar nada, a la espera de que los expertos se pronuncien sobre su valor. Reconocen que dudaron si desvelar al mundo este tesoro del pasado, pero consideraron que es una forma de dar a conocer más sobre la historia de la zona y sobre sus personajes.
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