Los dos partidos más grandes de Irlanda, Fianna Fáil y Fine Gael , se preparan para volver a formar una coalición de gobierno en la República de Irlanda tras unas elecciones generales que, una vez más, han dejado a ambos sin la mayoría absoluta necesaria para gobernar en solitario. Durante la noche del lunes el recuento se completó al adjudicarse los 174 escaños del Dáil, el Parlamento. Así, el escenario político parece inclinarse hacia una repetición de la alianza que ha marcado la política irlandesa en los últimos años.Fianna Fáil , liderado por Micheál Martin, se convirtió esta vez en el partido con más representación, con 48 escaños . Por su parte, Fine Gael y Sinn Féin quedaron prácticamente igualados, con 38 el primero y 39 el segundo . Este panorama refuerza la posibilidad de un nuevo mandato compartido entre Fianna Fáil y Fine Gael, mientras que Sinn Féin, a pesar de ser la principal fuerza de oposición, parece destinado a quedar al margen de las negociaciones. Tanto Martin como Simon Harris, líder de Fine Gael, han descartado varias veces cualquier posibilidad de colaboración con Sinn Féin, argumentando diferencias difíciles de reconciliar y manteniendo así su línea de exclusión hacia el partido liderado por Mary Lou McDonald, desde donde se asegura, sin embargo, que seguirá involucrado en las conversaciones para formar una coalición. El Sinn Féin ya se ha dirigido a laboristas y socialdemócratas (con 11 escaños cada uno) para negociar.El mandato anterior, caracterizado por la inédita coalición entre los dos partidos centristas que han dominado la política irlandesa durante el último siglo, se estructuró bajo un acuerdo de alternancia en el liderazgo del ‘Taoiseach’, el primer ministro. Micheál Martin asumió el puesto durante los primeros dos años y medio, seguido por Leo Varadkar, quien entregó el liderazgo a Simon Harris tras su renuncia a principios de este año. La dinámica de este nuevo gobierno, de concretarse, plantea interrogantes sobre si se repetirá este esquema de alternancia o si alguno de los dos líderes asumirá un papel de mayor liderazgo desde el principio.Una negociación difícilAsí, en medio de las celebraciones moderadas de los líderes de ambos partidos por lo que consideran sus respectivas victorias electorales, el proceso de negociación se perfila como un reto complejo. Jack Chambers, diputado de Fianna Fáil, señaló que, aunque se espera avanzar más rápido que tras las elecciones de 2020, cuando se necesitaron cinco meses para formar gobierno, es poco probable que haya un acuerdo antes de Navidad . «Queremos formar un gobierno fuerte y estable, pero eso debe sustentarse en una discusión política más amplia en primera instancia», afirmó, y agregó que la coalición saliente de tres partidos «funcionó bien». Mientras tanto, Martin, desde su circunscripción en Cork, hizo un llamamiento a «escuchar a los ciudadanos» y a priorizar la estabilidad en el próximo mandato. «El pueblo ha hablado, ahora pongámonos manos a la obra», aseveró.Un hecho que no ha pasado desapercibido en estas elecciones es la casi total desaparición del Partido Verde , que fue el socio más pequeño en la coalición saliente. De los 12 escaños que consiguió en 2020, el partido ahora se quedó solo con uno, lo que lo relega a un papel marginal en el nuevo panorama político. Este colapso ha generado inquietud entre otros partidos minoritarios, como el Laborista, que ven en la experiencia de los Verdes un posible costo político de participar en coaliciones lideradas por Fianna Fáil y Fine Gael, que necesitan de formaciones más pequeñas para gobernar. El eurodiputado laborista Aodhán Ó Ríordáin señaló que «el comportamiento de Fine Gael y Fianna Fáil hacia su socio de coalición asustaría a cualquier partido que considere entrar solo a una alianza».Otro dato significativo de estas generales fue la limitada participación de los votantes, que se situó en el 59,7% , la más baja registrada en más de un siglo. Este descenso refleja el posible desencanto entre el electorado irlandés, un desafío adicional para los líderes que se preparan para formar un nuevo gobierno. Mientras tanto, la población reclama a sus políticos acciones concretas para atajar, entre otros problemas, un coste de la vida cada vez más elevado y un sistema sanitario eficiente.
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