La Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) recuerda que «el placer sexual es una parte fundameental de los derechos sexuales considerados como derechos humanos». Sin embargo, la situación es muy diferente entre hombres y mujeres. Según el estudio ‘ Differences in Orgasm Frequency Among Gay, Lesbian, Bisexual, and Heterosexual Men and Women in a U.S. National Sample ‘ (‘Diferencias en la frecuencia de orgasmos entre hombres y mujeres homosexuales, lesbianas, bisexuales y heterosexuales en una muestra nacional de EE.UU.’), el 95% de los hombres heterosexuales normalmente-siempre llegaban al orgasmo cuando mantenían relaciones sexuales íntimas. Este porcentaje se reduce al 65% en el caso de las mujeres heterosexuales.Cuando el orgasmo no se alcanza de manera habitual o cuando se convierte en una cuestión sistémica, hay que prestarle atención. Hablamos de ello con Arola Poch , sexóloga de la red social para explorar la sexualidad Wyylde .Noticias relacionadas estandar No «Un gel vaginal hidratante no es lo mismo que uno lubricante, pero se confunden» Laura Peraita estandar No Laura Cámara, autora de ‘Sexopausia’ «Obsesionarse en tener sexo como hace 10 años es un error» Laura Peraita-¿Qué es la brecha orgásmica?Es la diferencia de veces que las mujeres y hombres heterosexuales llegan al orgasmo en sus relaciones. Se hizo un estudio en el cual se constato que los hombres heterosexuales llegaban un 95% al orgasmo en sus relaciones sexuales mientras las mujeres heterosexuales llegaban un 65%. Hay una diferencia de un 30% de veces y eso es lo que se considera la brecha orgásmica. Afecta a los heterosexuales, ya que en otras orientaciones no hay esta diferencia tan acusada. -¿A qué se debe?La diferencia se debe básicamente a la cultura sexual que tenemos, la educación sexual que hemos recibido que sitúa el placer del hombre como más prioritario y el de la mujer queda relegado a un segundo plano; que sitúa también el coito como el centro de las prácticas sexuales como si fuera lo más importante, cuando es una práctica que da mucho placer en el caso de los hombres y, en el de las mujeres, quizás da un poco menos.También tiene que ver con la falta de autoconocimiento en el caso de las mujeres. Al final todo se deriva de esa educación sexual que hemos recibido diferenciada. Las cosas van cambiando pero aún se siguen arrastrando estas creencias que provocan esta brecha. -Y esa diferencia, ¿se va reduciendo con las nuevas generaciones? Hace 30 años, incluso se normalizaba que ellas no llegasen al orgasmo, que algo ‘le pasaría’… Hay un estudio que nos dice que esa brecha orgásmica se mantiene en todas las generaciones. Sí que hay cambios, por supuesto. No es lo mismo hace 30 años que ahora. Van cambiando cosas a nivel de educación sexual, de cómo las mujeres entendemos nuestro placer y sexualidad pero parece que aún falta recorrido. Aparecen nuevas plataformas que nos pueden ayudar a explorar nuestra sexualidad de una manera más libre, como puede ser Wyylde, donde puedes encontrar personas como tú, que están en ese punto de quitarse complejos, expresar sus gustos…-¿Qué papel tiene la educación sexual?La educación sexual es la herramienta que tenemos para ir cambiando todas estas cosas para que tengamos otra idea de lo que es la sexualidad. Que las mujeres situemos el placer en el centro, tengamos esa seguridad para poder decir qué nos gusta, cómo nos gusta. Ampliemos la visión que tenemos de la sexualidad y las prácticas sexuales, fomentemos el autoconocimiento. -Si los padres no la tienen, los hijos tampoco… ¿Cómo se puede romper este círculo vicioso?Que padres y madres no hayan tenido esta educación sexual no significa que no puedan darla. Al final, lo importante es darse cuenta de que la educación sexual es importante, necesaria y que, al final, aunque haya carencias hay también muchísimos recursos e información que se pueden obtener para poder transmitir esa educación sexual a los hijos e hijas y les ayude a tener otra visión de la sexualidad. Además, la educación sexual no solo viene por las familias. También en el colegio se puede hacer y complementar, así con la que se da en casa. -Apuestas por el autoconocimiento y autoexploración sexual para reducir la brecha orgásmica. Con el paso del tiempo, ¿las parejas cambian lo que les gusta?Depende. Hay parejas que sí y otras que no. Lo importante es que haya una buena comunicación y confianza para poder plantear esa evolución porque cada persona evolucionará para un lado u otro, poderlo compartir y poder evolucionar juntos como pareja y que esa sexualidad vaya también avanzando y evolucionando, siendo satisfactoria para todas las partes. Lo importante, comunicación y complicidad.-Y sobre autoexploración. ¿Siguen siendo las mujeres las que menos se autoexploran?La autoexploración y descubrir qué nos gusta en la sexualidad es fundamental, tanto en hombres como mujeres. Pero sí, puede que las mujeres no se conozcan tanto… quizás por esa educación sexual que hemos recibido donde nuestra sexualidad no ha sido tan importante como en el caso de los hombres. Por eso seguimos arrastrando ese explorarnos menos, pero sí, si queremos disfrutar de una sexualidad plena pues tenemos que saber qué nos gusta, cómo nos gusta y, después, permitirnos explorarla.-¿Pueden las relaciones íntimas no ser coitocentristas? ¿Cómo?Las relaciones íntimas por supuesto que pueden no ser coitocentristas, entendiendo que el sexo no está sólo en los genitales, que tenemos más cuerpo, piel, mente… que nos puede llevar a fantasear y permitiéndonos dar lugar a otro tipo de prácticas fuera del coito que pueden ser muy placenteras. -¿En las nuevas generaciones también predomina ese coitocentrismo?Las nuevas generaciones siguen también muy centradas en el coito porque al final es la cultura social que tenemos respecto a la sexualidad y lo que se sigue transmitiendo. 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