Qué incómodo es jugar en Alemania . No es que sean especialmente buenos, es que son alemanes. Son ordenados, son duros, son cabezotas, todos los tópicos confirmados. Insisten, no se cansan. Puedes ganarles pero has de tener la Gracia de tu parte. Si estás fino, si tienes talento, si todo te sale bien superas su temible maquinaria. El Barça pareció tener esta inspiración al principio, sobre todo en el ataque posicional. Dani Olmo parecía que iba a romperse cada vez que un alemán le tocaba. El Barça concentrado, tácticamente riguroso, encontrando espacios por dentro, pero ahí estaban los alemanes con su bloque de piedra, resistiendo, esperando su momento, empujando su línea defensiva para dificultar la salida del balón de Flick . Dominio visitante pero falto de profundidad. Daba la sensación que a medida que los minutos pasaban al Barcelona le salían menos cosas bien, aunque sin perder el control del partido. Los alemanes hacían de alemanes, golpe a golpe con su martillo contra la piedra. La afición no se cansaba de cantar. El medidor decía que a 98 decibelios. Lamine Yamal asistió a Raphinha con el exterior dando otra muestra de su calidad infinita, pero cruzó demasiado su remate el brasileño. La clave del Barça era que encontraba siempre a Olmo libre de marca. Pedri seleccionaba sus asistencias a Raphinha, que se quejaba de que el canario se la pasaba poco. Muy inteligente Pedri evitando que el equipo se precipitara. Duranville desbordó a Balde con demasiada facilidad pero Sabitzer remató incomprensiblemente alto. Poco a poco perdía intensidad el juego, aunque el Barça continuaba bien plantado en el terreno de juego, contundente en la presión y con Lamine Yamal chutando todo lo que tenía. Dificultades alemanas para salir con el balón jugado, pero sin perder el mordiente cuando podía articularlo. No hacían gran cosa, pero aguardaban. Olmo dejó de aparecer y su equipo se apagaba. Muy bien Koundé en sus labores defensivas por la banda derecha y también en ataque como muleta de Lamine Yamal. Desafortunado Balde con el balón. Con menos espacios, se le comprimió la fría noche alemana al Barça. Raphinha estaba demasiado desesperado reclamando asistencias a los centrocampistas, que tenían la prudencia de no arriesgar si no lo veían claro para evitar contras letales de un rival -tremendo Nmecha- que sabía correr. El Barça estaba soberbio en la presión, con mucha autoridad, pero sin que el gol acabara de llegar. Iñaki Peña tuvo su momento de gloria rechazando milagrosamente un remate de cabeza de Guirassy . Flick se ponía nervioso ante la falta de profundidad de los suyos.Hay un cierto guion en los partidos del Barça que consiste en una fase inicial explosiva que poco a poco se apaga y en una segunda parte en que el juego se vuelve anodino y vulgar. Esto también sucedía con Xavi aunque sean odiosas las comparaciones y Flick guste mucho más. Y en Dortmund, aunque el Barça consiguió ser eficaz en la primera que tuvo tras el descanso, Raphinha mediante, pronto el Borussia empató de penalti. Más allá de los resultados, que no son malos para un equipo tan joven, Flick tiene el problema de que sus jugadores se desvanecen a medida que avanza el juego y a aquella magia del principio se le ve ahora el relleno. Fermín, Ferran Torres y De Jong entraron por Raphinha -lesionado- Olmo y Lewandowski. Marcó Ferran -buenísima jugada de Koundé y de Fermín-, pero los alemanes no tardaron ni tres minutos en empatar, otra vez Guirassy . Y cuando el Barça parecía más encallado en sus fantasmas, otra vez Ferran marcó el tercero y el Barça consiguió una muy meritoria victoria. El problema de la progresiva falta de acierto en el juego continúa existiendo en este Barça, pero los problemas siempre son menos problema cuando los resultados acompañan. Ganar en Dortmund es algo importante y todo lo demás hay tiempo para trabajarlo.
Leave a Reply