Sergio Merchán Guay (Almendralejo, 1983) lleva dos semanas siendo uno de los hombres más buscados de España. Desde que la mayoría de los dirigentes territoriales del fútbol español le confiaran la responsabilidad de representar su ‘plan B’ frente a posibles injerencias gubernamentales, capea el temporal de la notoriedad no buscada desde su despacho en Cáceres, inmune a las decenas de mensajes diarios (no pocos ellos provenientes de reporteros) que han convertido su móvil en un cascabelero.Pieza clave en la federación extremeña (de la que fue ya secretario general) y dirigente muy cercano tanto al inhabilitado Pedro Rocha como al gallego Rafael Louzán (gran favorito a las elecciones del lunes), la candidatura de Merchán nace de la inhabilitación en suspenso que pende sobre el pontevedrés, a la espera de que el Tribunal Supremo dicte sentencia definitiva el próximo mes de febrero. Las federaciones territoriales esperaban alguna sorpresa jurídico-administrativa desagradable para animar el tramo final de los comicios federativos, y por tanto entregaron al leal extremeño una serie de avales suficientes como para frenar cualquier revolución externa: si alguien trataba de descabezar al expresidente de la Diputación de Pontevedra, el presidente sería Merchán, amparado por varios vicepresidentes de confianza (Louzán entre ellos) y un equipo ejecutivo con experiencia. El Consejo Superior de Deportes, sin embargo, parece haber atenuado su ímpetu declarativo inicial contra Louzán: sólo faltan 72 horas para las elecciones definitivas y no hay noticias sobre impugnaciones. El hombre que sucedió en la federación extremeña a Rocha cuando éste se marchó a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas comparte con su mentor un paso destacado por el fútbol sala (llegó a ser entrenador de la selección autonómica). Entró en la federación en 2013, como administrativo, antes de formarse como abogado. Se ganó enseguida fama de trabajador y disciplinado; tanta como para ser ascendido por sorpresa al cargo de secretario general (por Rocha) sólo tres años después. En 2024, cuando hubo de encontrar un reemplazo definitivo a su jefe ‘ascendido’ por Rubiales, no encontró oposición en su camino a la presidencia del fútbol regional extremeño.Personas muy cercanas al candidato previenen a los incautos que no se dejen engañar por el carácter apacible, callado y aparentemente sumiso de un gestor discreto y de pocas palabras, humilde y dueño de una cualidad extraordinariamente apreciada en el mundo federativo: «Ser amigo de sus amigos». Merchán desoye mientras tanto cualquier invitación amable o presuntamente amable a explicar su programa para la Federación Española de Fútbol. Asegura que no es el momento oportuno aún: sabe, como todo el mundo, que su candidatura sólo tomaría cuerpo en el caso de un nuevo terremoto y que muy probablemente no deberá dar el salto cuántico a la presidencia que coorganizará el Mundial 2030 (lo que le convertiría en el tercer extremeño que ocupa la presidencia de la RFEF consecutivamente, después de Rocha y de la exfutbolista María Ángeles García Chaves ‘Yaye’). El candidato silencioso, que no carga con causas pendientes ni sentencias en su contra, aguarda como un mudo a que el proceso electoral de Las Rozas siga su camino sin mayores contratiempos que le alejen de su trabajo, su familia y su querida federación extremeña. El candidato que nunca lo fue.
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