Después de haber acogido a un millón de sirios, Alemania se siente con derecho a liderar y sacar el máximo provecho a la reconstrucción de Siria, sin descartar tampoco la ventaja que supone convertirse en un socio central de la región de Oriente Próximo a corto plazo. La ofensiva diplomática ya está en marcha. El ministro de Defensa, Boris Pistorius , en un viaje a Jordania e Irak, ha recabado el apoyo de los gobiernos vecinos para las intenciones de Berlín de «no ser un mero espectador» tras la caída del régimen de Bashar al Assad .«La región necesita presencia militar, pero también política», sugirió Pistorius, quien señaló la necesidad de incluir a Turquía en los planes para estabilizar la región «porque ese fue uno de los errores hace 13 o 15 años, cuando casi nadie en Europa se preocupó y se dejó campo a Putin». En relación a la milicia yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) -Organización para la Liberación del Levante-, Pistorius defendió que «debemos darles la oportunidad de hacer lo importante y, al mismo tiempo, estar dispuestos a hacer contribuciones con otros socios europeos».De los otros socios europeos se estaba ocupando a esa misma hora la ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, que había convocado en la Villa Borsig de Berlín a sus homólogos de Francia, Polonia, Italia, España, Reino Unido y Ucrania. A la reunión también asistía la jefa de la diplomacia comunitaria, Kaya Kallas .Noticia Relacionada estandar Si No hay esperanza en el matadero de Assad: «Eran esqueletos andantes» Mikel Ayestaran | Enviado especial a Sednaya (Siria)A juzgar por sus declaraciones tras el encuentro, el ministro español José Manuel Albares salía convencido de las tesis alemanas. Albares abogó por «entablar contactos cuidadosos» con las nuevas autoridades sirias y no discutió el plan de Baerbock, que ya ha ofrecido a los nuevos gobernantes de Damasco ayuda alemana para eliminar los arsenales de armas químicas del régimen de Assad y ha nombrado a un representante, su hasta ahora ministro de Estado, Tobias Lindner.Situación confusaLos diplomáticos alemanes admiten que la situación es confusa, pero ven como una ventaja el rumbo adoptado por Berlín en los últimos años, cuando la República Federal se mantuvo alejada de Assad. La embajada germana en Damasco cerró poco después de que comenzara la guerra civil en 2012, y no volvió a entablar contactos diplomáticos, como hicieron Italia y Austria. Son conscientes de la credibilidad que Alemania se ha ganado entre los grupos de la oposición siria, y que ahora espera hacer valer para su documento de tres páginas. Su objetivo es «una transferencia pacífica y ordenada del poder de las milicias armadas y los restos del régimen de Assad a un gobierno civil con amplia legitimidad», que incluya a las fuerzas sociales relevantes «y excluya a terroristas».Se sugiere un alto el fuego, el compromiso de todos los actores con un acuerdo de poder compartido, la integración de las milicias en un ejército nacional, la preservación y/o el establecimiento de instituciones nacionales uniformes. Al final del proceso, se contempla la celebración de elecciones libres y democráticas a nivel local, regional y nacional. Este es el plan que Baerbock ha planteado a los ministros de G-5 y, respecto a la relación con la guerrilla islamista HTS, opta por un «enfoque pragmático»: integrarlo en el gobierno de transición. «Para ello, deben existir criterios que se basen en la continuación del trato responsable anterior a las minorías, así como en la liberación de los prisioneros y la abstención de actos de venganza», consta en el proyecto alemán.Después de trece años de guerra civil, Siria está destruida. Según el enfoque alemán, la reconstrucción debería comenzar tan pronto como existan las condiciones políticas. «Si es necesario, esto debería ir acompañado del rápido levantamiento de las sanciones pertinentes , por ejemplo en los sectores financiero, energético y de la construcción». Además, es necesario implementar rápidamente ayuda humanitaria y medidas de apoyo a Siria, «en lugar de en campos de refugiados de Turquía, el Líbano y Jordania».
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