A Antonio Buza los nervios no le desaparecen. La decisión estaba al caer. Desde septiembre llevaba el sevillano esperando para conocer si, finalmente, el caso de la muerte de su hija se archivaba o si lo enviaban para ser juzgado como homicidio o asesinato. Hablar con periodistas e intervenir en programas de televisión significa rememorar lo que sucedió aquella madrugada. Más de cinco años han pasado. Defiende una y otra vez que su hija no se suicidó , sino que «a mi hija la mataron». La historia todos la conocen. Ocurrió el 7 de septiembre de 2019, a las tres de la madrugada. Ana Buza se dirigía, junto a su entonces pareja, Rafael V. P., a Carmona, desde Lora del Río. Conducía Rafael a una velocidad muy por encima de la permitida, a 117 kilómetros por hora, cuando regía una limitación de 80. «Su hija ha muerto en extrañas circunstancias», expresaron los agentes encargados de trasladarle a Buza que su hija había aparecido muerta detrás de unos quitamiedos de la autovía A-4, a la altura del kilómetro 511, sentido Córdoba-Sevilla, en un carril de deceleración de acceso a Carmona. Aquella misma noche, Rafael dio hasta cuatro versiones contradictorias de lo que había sucedido. Y llegó a dar una quinta en casa de los padres de la joven. Desde entonces, Antonio lleva luchando para que se haga justicia: «Mi hija no se suicidó, la atropelló su novio durante un viaje, y voy a demostrarlo. Ana era víctima de violencia de género». El caso se archivó a las 36 horas de morir Ana, sin previa investigación, creándose así una presunción de suicidio. Antonio logró reabrirlo a los dos meses y medio tras recurrir a la Audiencia Provincial. A los tres meses, Rafael se sentó en el banquillo como testigo. Y a los diez meses fue investigado por la muerte de Ana. El caso no pasó al Juzgado de Violencia sobre la mujer número Dos de Sevilla hasta cuatro años después. Ahora, Rafael se sentará en el banquillo por homicidio imprudente, según el auto dictado por el juzgado el pasado 3 de diciembre de 2024. Un delito con el que Antonio no está conforme: «Estoy absolutamente convencido, sin duda alguna, y ahí están todos los testigos y peritos que me acompañan, que fue un asesinato o, como mínimo, un homicidio doloso. La decisión judicial no es firme. Presentaremos un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial». Noticia Relacionada estandar No El juez descarta el asesinato de la sevillana Ana Buza pero su exnovio será juzgado por homicidio imprudente J. M. R. Las pruebas determinaron que la chica se lanzó del coche donde viajaba en la parte trasera por la A-4 a la altura de Carmona«Presenté hasta diez informes: dos realizados por un criminólogo, que además es policía judicial jubilado y por un equipo de ingenieros sólo para la reconstrucción de los hechos. Otros dos informes elaborados por cinco ingenieros aeroespaciales, tres doctores y dos catedráticos de universidad expertos en Aerodinámica, y otros tres informes forenses, uno de los cuales está realizado por un forense compañero de los otros dos que dicen que se suicidó. En cambio, él defiende que fue atropellada y que sus compañeros están equivocados», detalla Buza en conversación con este periódico. Además, el sevillano ha presentado dos informes de análisis del teléfono móvil y del ordenador portátil de Ana que cuenta con miles de correos electrónicos que «evidencian los celos, el acoso, aislamiento y violencia ejercidos por Rafael hacia mi hija». «Tenemos pruebas de que manipuló el historial y borró cientos de archivos de los dispositivos electrónicos de Ana tras su muerte». Cuenta Antonio que todos estos informes científicos y testificales presentados no los han tenido en cuenta ni la fiscal ni el juez, ni tan siquiera los han mencionado, que únicamente han considerado el informe del equipo ERAT de la Guardia Civil y el informe de autopsia realizada por los médicos forenses del IML de Sevilla. La muerte de Ana no es compatible con un atropello por el vehículo, pero sí con la salida de la misma del turismo en marcha cuando este circulaba a una velocidad excesiva, según el juzgado. «No han hecho siquiera mención de la psicóloga –a la que Ana pidió ayuda el 6 de marzo de 2019, seis meses antes de su muerte– que testificó dos veces que la joven era víctima de violencia de género. La última sesión que tuvo con ella fue el 3 de septiembre, cuatro días antes del suceso. Este caso es una patata caliente. No sé ya por cuántos folios va el procedimiento que el juez tiene que leer para entender un poco lo que realmente sucedió aquella madrugada. Hablamos de miles y miles de páginas», indica.Un caso de cienciaEl sevillano, matemático, asegura que todo lo que rodea a este caso es «pura ciencia». Ana tenía fracturas en los dos fémures a la altura de las nalgas, las cervicales fracturadas y la médula totalmente seccionada. El coche iba a 117 kilómetros por hora. «Eso son 32 metros y medio por segundo. En caso de que se hubiera tirado del vehículo, como sostiene Rafael, tendría que haber abierto la puerta venciendo la oposición del viento. Una puerta que se abre 69 grados y una joven que pesa 51 kilos. Ana sólo tenía señales del quitamiedos en la parte trasera de sus muslos, algo que únicamente puede suceder si la persona está en bipedestación, es decir, de pie. Estamos ante un caso repleto de fórmulas matemáticas y físicas», explica. Con todo, la lucha de Antonio Buza sigue: «Todo terminará demostrando que Ana fue asesinada, atropellada intencionadamente por su novio, estoy seguro. No pedimos a los fiscales y a los jueces que conozcan las leyes de la física, sino que se dejen asesorar por expertos a la hora de dictar una resolución».
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