Por novena vez en su historia, el Madrid es campeón del mundo . Quinto título de 2024, uno de los mejores años de la historia del club. La guinda la puso el equipo blanco en Lusail, en el día nacional de Qatar, conquistando la Intercontinental ante un Pachuca que pasaría serios problemas para mantenerse en la Segunda de nuestro país. No es serio este torneo, por mucho que lo disfrace la FIFA de petrodólares.Hay misas con más ambiente que esta final. Estadio con más de 20.000 asientos vacíos y silencio absoluto entre los aficionados, como quien va a confesarse después de recibir la hostia consagrada. Con un súper Mundial de Clubes el próximo verano, donde el nivel de los equipos será bastante superior a este viejo formato, era innecesario seguir haciendo caja en Qatar, pero si hay algo que le gusta a la FIFA es el olor a dinero fresco.El Madrid le ganó andando al Pachuca, lo que no gustó demasiado a Ancelotti, que se pasó toda la primera mitad rezando en hebreo. Cada pérdida de balón de Camavinga, rabona de Mbappé o pase en largo a la nada le quitaba un año de vida. Se fue el italiano de Doha con más canas de las que llegó. Levantar el título era el objetivo, pero hay un cómo que se debe tener en cuenta. La raíz es lo más importante de la planta.En los primeros veinte minutos, el Madrid decidió darle algo de intriga al partido jugando como once figuras de futbolín. Si en esos minutos Ancelotti hubiera sido el profesor de Bart Simpson, habría pedido tiempo muerto para llevar a sus jugadores al vestuario y obligarlos escribir cien veces en la pizarra ‘quién no corre sin balón acaba corriendo detrás de él’. Había menos movimiento en el Madrid que una imagen congelada, pero el Pachuca tiene el mismo veneno que un roborovski, y así es imposible hacerle cosquillas a un quince veces campeón de Europa.Idrissi intentaba generar algo de zozobra por su banda izquierda y Luis Rodríguez intentó un par de disparos lejanos, pero el Madrid ni pestañeaba. Sabía que más temprano que tarde, en cuanto le diera la gana de echar a correr, se ventilaría la final en un santiamén. Y eso hizo desde el minuto treinta.Vinicius y Bellingham empezaron a fabricar fútbol en campo mexicano y en esa conexión se sustentó el 1-0. En el 37, el inglés, en la posición de 10, filtró un balón al brasileño. Vinicius encaró a Moreno, le mando a recoger arena del desierto con una bicicleta ‘made in’ Ronaldo Nazario, y cuando ya solo tenía que empujar el balón a la red, decidió regalarle el gol a Mbappé . Decimotercer tanto de la temporada del francés, que ha marcado en todas las competiciones. Liga (9), Champions (2), Supercopa de Europa (1) e Intercontinental (1).Finiquitado el tema de abrir el marcador, la emoción estaba en saber por cuánto iba a querer ganar el Madrid. Se quedó en tres, suficiente para contentar al pueblo catarí y para que Ancelotti bajara revoluciones y disfrutara de su título número quince en el banquillo blanco.En el 52, Rodrygo marcó uno de sus goles más bonitos con el Madrid. Un par de recortes desde la frontal del área, tres mexicanos por el suelo y una rosquita a la oreja de la portería, imposible para Carlos Moreno. El portero mexicano se quejó vehementemente de la posición de Bellingham, por interferencia en su visión, pero la trayectoria del balón pasó lejos del inglés, y eso es lo que entendió el colegiado venezolano, que a pesar de la llamada del VAR no decidió anular el gol. Queda gente honrada en ese país, aunque Maduro se empeñe en lo contrario.Vinicius se llevó el MVP de la final, pero el premio se lo hubiera merecido el colegiado sudamericano. Un fenómeno explicando por qué no anulaba el tanto de Rodrygo y por qué señaló penalti a Lucas Vázquez . Su inglés es el mismo que estudiaron nuestros padres en su docencia. Máximo respeto.La pena máxima la anotó The Best, echándole la llave al marcador y a su brillante 2024. Le faltó el Balón de Oro, pero tiene años de sobra por delante para tomarse la revancha. Paseo de Vinicius y del Madrid en Doha.
Leave a Reply