José Andrés, tras lo peor de la dana: «Atender emergencias es mi hobby, no mi trabajo. Otros juegan al golf»

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José Andrés, tras lo peor de la dana: «Atender emergencias es mi hobby, no mi trabajo. Otros juegan al golf»

El chef José Andrés no puede dar dos pasos seguidos por Valencia sin que le interrumpan para darle las gracias. Mientras conversa por teléfono con ABC se dirige a uno de los mercados de abastos de la conocida como zona cero de la dana que él y su inmensa red de colaboradores de la ONG World Central Kitchen (WCK) han ayudado a volver paulatinamente a la normalidad. Su trabajo, frente a lo más visible, no ha sido solo repartir comida desde prácticamente el mismo día en el que el agua y el barro arrasaron con la normalidad de casi 200.000 personas. Este martes 19 de diciembre, 51 días después de aquel fatídico 29 de octubre, ha hecho balance de lo vivido.En ello incide en una llamada en la que confiesa que «le apetece hablar» y al mismo tiempo «agradecer» la difusión que los medios dan a la labor solidaria y altruista que han brindado a todo el que lo ha necesitado en esta crisis. Pese al esfuerzo y el desgaste emocional –él también ha sufrido en carne propia la pérdida de familiares–, su voz muestra más energía que cansancio. También reivindicaciones , alejadas de cualquier ruido político, que de forma muy contundente reclaman a todos los actores implicados «un aprendizaje para que esto no vuelva a repetirse». Noticia Relacionada estandar Si Soul Food Nights 2024 se vuelca con los afectados por la DANA de Valencia Adrián Delgado Esta cita celebra su XI edición, en colaboración con Acción contra el Hambre, y mantiene intacto su objetivo de recaudar fondos para quienes enfrentan situaciones de vulnerabilidad–¿Cuánto tardó WCK en movilizarse por la dana de Valencia?–De hecho nuestra movilización llega antes de que ocurra la tragedia. No era un huracán de categoría cinco y esto era un poco más difícil de seguir. Pero había gente advirtiendo de que se iba a liar gorda. Ese mismo martes ya vimos que había lío y pusimos un tweet contando que nuestra gente se ponía ya en marcha. A eso de las 19.30 horas, vimos que había pueblos afectados y que íbamos a tener que activarnos. A esa hora pusimos en marcha el protocolo de camiones y comenzamos a ordenar sándwiches. Rápidamente ya hubo gente que vino de Madrid hacia aquí cuando vimos lo que acontecía pasadas las 20 horas, ya al final del día.– ¿Cuándo se dieron cuenta de la gravedad de lo que estaba pasando?–Muy pronto. Pusimos varios equipos más en marcha que empezaron a venir de otros países. Las primeras comidas las dimos al día siguiente –miércoles 30–, a eso del mediodía. Más que dar comida, lo urgente era traerla hasta aquí y conseguir agua. Al distribuir esas raciones de primera necesidad vimos ya la gravedad, la realidad del asunto.– ¿Cuándo llegó Valencia?– Ahora estamos haciendo memoria después de tantos días aquí. Creo que llegué el mismo miércoles 30 de octubre por la noche.– ¿Qué es lo más urgente en una emergencia de esta magnitud?– Lo primero que hacemos es distribuir satélites porque no había comunicaciones. Es muy difícil atender una emergencia sin ellas. Y, obviamente, llegar a la mayor cantidad de pueblos posibles, con los scouts que tenemos y siempre llevando sándwiches y agua. Pero al mismo tiempo hay que coger siempre información en tiempo real para trasladarla a nuestro mapa de situación en el que vamos viendo cómo va a tener que ser nuestra respuesta.– Los cocineros, muchos de ellos con restaurantes con estrella Michelin, cerraron sus restaurantes para ayudar.–Fuimos incrementando comida muy rápidamente con la ayuda de todos los cocineros que se sumaron a nuestro esfuerzo, que es la forma más inteligente de hacerlo. Fue una respuesta muy bonita. Cuando trabajas en grupo, teniendo mapas y sistematizando todo, la respuesta es siempre más eficiente. Se ofrecieron enseguida los mejores chefs de Valencia. Por ejemplo, Luis Valls, dos estrellas en El Poblet de Quique Dacosta. Hay tantos que es injusto que te mencione unos y no otros. La ayuda desinteresada de todos ellos nos permitió incrementar el número de comidas muy rápidamente.– Las cocinas de los restaurantes no daban abasto y WCK movilizó recursos que ya había empleado en crisis como la guerra de Ucrania.–Montamos el espacio del Centro de Turismo (CdT) de Valencia y allí pudimos empezar a incrementar el número de sándwiches y frutas. Tuvimos que diversificar los restaurantes para optimizar la cercanía con los pueblos afectados e incomunicados. Había que tener el menor movimiento posible en un momento en el que conducir entre pueblos era muy complicado por la falta de calles, de puentes, de carreteras. Además, los restaurantes tenían que volver a su actividad normal. Entonces, activamos el camión que usamos en la frontera de Polonia con Ucrania con capacidad para hacer 100.000 comidas al día fácilmente.–¿Y fue suficiente?–Montamos después la cocina de los Tinglados –el centro logístico que WCK instaló en el Puerto de Valencia–. Estaba preparada para hacer 250.000 comidas calientes al día. No fue necesario que hiciéramos esos niveles de raciones. Pero aquí hay una máxima que yo siempre vendo y que es que nunca podemos perder una emergencia para hacer un ensayo general.–¿Aprovechar esa emergencia para probar nuevas formas de respuesta?– Sí. Nunca pierdas una emergencia para capacitar y entrenar a tu gente. Por eso abrimos esa gran cocina en los Tinglados. Hemos tenido más de quince mil voluntarios registrados y muchos más que no se han registrado. Hemos hecho muchas cosas.José Andrés posa junto a voluntarios de World Central Kitchen que han trabajado en Valencia wck–¿Y qué otras cosas ha hecho WCK que no han trascendido tanto?–Quisimos ayudar a limpiar y reabrir las tiendas locales. Repartimos casi 40.000 cajas de 15 kilos de alimentos secos como lentejas, pasta, aceite, etc. Y también más de 30.000 bolsas de 10 kilos con fruta y verdura. Había también que cubrir las necesidades puntuales de la población que sí podía cocinar pero que no tenía coche o acceso a tiendas. O, directamente dinero para hacer la compra. Ayudamos a recuperar la actividad del mercado de Catarroja, por ejemplo. Era necesario revivir ese músculo empresarial que estos pueblos pequeños tienen abriendo de nuevo las panaderías, las churrerías, las fruterías. Obviamente les dimos todos los alimentos gratis.–El hambre no es lo único que aprieta ante una tragedia de esta magnitud.–Cierto. Además de alimentos lo que al final hay que darle siempre a las víctimas es dignidad. Ayudamos puntualmente con bombas de achique, generadores que hemos instalado en ayuntamientos y medio centenar de satélites que utilizaron policías, guardias civiles, la UME o sanitarios.–Han llevado hasta forraje para que los animales no murieran de hambre.–Hay muchas pequeñas emergencias dentro de una emergencia. A Eva, una pastora que necesitaba ayuda porque sus ovejas no tenían pasto, le llevamos heno. Ella misma fue la que después ayudó a otros pastores con los que tenía conexión para que sus animales no murieran.Oleada de solidaridad «En Valencia hemos tenido un ejército humano bíblico. Lo he visto en pocas partes. Por ejemplo en Beirut donde prácticamente no tienen gobierno» José Andrés Fundador y director de WCK–¿Qué ha puesto en práctica WCK de todo lo aprendido en las catástrofes que habéis atendido en el pasado?–Lo primero, la empatía de la gente. Cuando hay tantas personas tan comprometidas con su pueblo, lo único que hay que hacer es es saber redirigir todo ese esfuerzo. En Valencia hemos tenido un ejército humano bíblico. Lo he visto en pocas partes. Por ejemplo en Beirut donde prácticamente no tienen gobierno. Y la gente allí salió a limpiar todo de una manera que no se había visto en la historia moderna.–En sus redes te has mostrado emocionado varias veces ante la oleada de solidaridad popular. –Ha sido muy bonito. Como español he sentido un orgullo enorme de ver lo que ha pasado aquí. La gente, valencianos y otros españoles llegados de todas partes, han estado aquí porque sabían que tenían que estar al lado de su gente. Eso es algo muy poderoso.–¿Un aprendizaje también de lo que ha dejado esta catástrofe?–Sí. Y eso es lo mínimo que le podemos pedir a nuestros políticos, de un lado y de otro. Que vean que la gente está ahí y que lo que necesitan es el liderazgo para que todos saquemos lo mejor de nosotros. Creo que esa fuerza social que hemos visto en Valencia, todos detrás de la bandera valenciana y detrás de la bandera española y al lado de la gente que te necesita, es algo digno de recalcar. Y que aunque se ha hablado de ello hay que seguir destacando que eso es muy mágico.–El descontento de los afectados con la respuesta inicial de las autoridades es una herida abierta 50 días después.–Los bomberos no esperan a que les llamen ante un incendio. Van como locos en cuanto ven un fuego. Tenemos que aprender. Yo estoy muy orgulloso de la UME, pero deberían tener poder autónomo para autoactivarse cuando ocurren eventos de esta magnitud. Como nosotros, esa gente tiene sangre, tiene corazón para ello, y le nace solo. Y lo peor que puede pasar es que ante ese impulso tengan que dar marcha atrás y vuelvan al cuartel.–¿Ha visto cómo ocurría eso sobre el terreno?–Como sabes está todo muy tenso. Lo digo más que como crítica, como aprendizaje. En las emergencias, insisto, lo más importante es aprender de ellas. Si no lo haces te volverá a pasar. Y peor. Tenemos que escuchar mucho más a los técnicos y a los expertos.–¿Cree que WCK deja algún aprendizaje a los organismos públicos con los que ha colaborado en la dana?–Estoy seguro de que mucha gente que ha trabajado a nuestro lado ha aprendido con nosotros. Y, por desgracia, acudirán a nuevas emergencias en España o en el mundo. Dios no quiera que sucedan. Me hizo mucha ilusión que la UME quisiera visitar nuestro centro logístico en los Tinglados. Pasaron una mañana conmigo y les estuvimos explicando un poco nuestra filosofía y, sobre todo, cómo respondimos a esta dana. Soy un enamorado de la Unidad Militar de Emergencias. Ya los he visto trabajar en otros lugares como en el volcán de La Palma. Salió de ellos.–Ha destacado en muchas ocasiones el papel del Ejército.–Hice el servicio militar en el Juan Sebastián Elcano y sé lo importante que es tener una disciplina y una organización militar. Yo también aprendo mucho de ellos. Mucho más que alimentos «A veces, la gente solo necesita sentir que alguien se preocupa por ellos. Lo peor es cuando pierden la esperanza. Es muy importante que no la pierdan, que se sientan queridos y que estés a su lado» José Andrés Fundador y director de WCK–¿Cómo afronta el desgaste emocional de gestionar todo este operativo entre tanto dolor y tantas víctimas?–Sin darme cuenta, uno de los primeros sitios que intenté ir a ver fue Paiporta. Allí tenía familia política a través de un sobrino. Un bebé y su mamá, por desgracia, fallecieron. Imagínate… Cuando te toca directamente todo se hace más real si cabe. No solo estamos aquí por la comida o por el agua. A veces, la gente solo necesita sentir que alguien se preocupa por ellos. Lo peor es cuando pierden la esperanza. Es muy importante que no la pierdan, que se sientan queridos y que estés a su lado. Necesitamos que sean ellos los que se levanten a sí mismos para que la recuperación no sea tan lenta.–Sobre el terreno, ¿queda mucho por hacer?–Creo que, si Dios quiere y esperemos que se pongan las ayudas que se están prometiendo para que abran los negocios y salgan para adelante, la recuperación será más rápida de lo que parece. La gente tiene ganas. Hay que hacer muy poquito para que realmente la gente coja fuerza y volvamos a ser lo que éramos. –En todo este proceso te ha emocionado el compromiso de los jóvenes.– Yo voto por todos ellos. Ha sido lo más bonito. Por los jóvenes y por los no tan jóvenes. Por todos los que han ayudado.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El restaurante del barrio de Salamanca en el que comer ostras verdes noticia Si El mejor restaurante de verduras del mundo está en Madrid–¿Cuándo regresa a EE.UU?–Me quedo por aquí hasta el 21. Vendrán mis hijas y haremos una pequeña celebración familiar aquí. –Y WCK, ¿seguirá trabajando en la zona? –Se quedará aquí hasta enero o tal vez febrero, pero yo ya tengo que seguir. Me tengo que recuperar. Ha sido un año de muchas emergencias. Acuérdate de que esto es mi hobby. No es mi trabajo. Otros se van a a jugar al golf y yo me vengo a estas cosas.

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