«Juan, en Moncloa y en Ferraz quieren el máximo jaleo para tapar el máximo tiempo posible las elecciones de Cataluña y que no hay presupuestos». Este es el aviso que dio el director del Gabinete del grupo parlamentario socialista en la Asamblea de Madrid, David del Campo, a quien era secretario general del PSOE madrileño, Juan Lobato, tras constatar el interés del Gobierno y el partido en que él diera difusión a un correo privado que afectaba al novio de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. El mensaje obra en el móvil de Lobato que acaba de volcar la Guardia Civil para el juez del Tribunal Supremo que investiga la filtración de ese documento y que tiene imputado por ello al fiscal general, Álvaro García Ortiz, bajo sospecha de un delito de revelación de secretos . Se produjo en un grupo de Whatsapp que comparten Lobato y Del Campo con la diputada regional Marta Bernardo la mañana en que Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete de Óscar López cuando este dirigía el gabinete de Pedro Sánchez, le envió ese correo electrónico y le instó a usarlo contra Ayuso en el debate parlamentario que mantendrían esa misma mañana. La noche anterior varios medios habían publicado informaciones contradictorias sobre el email en el que el abogado del novio de Ayuso reconocía la comisión de dos delitos contra la Hacienda Pública a nte un fiscal, pero el documento no se había publicado. «Y Pilar quiere que yo saque el mail de la fiscalía. Que no ha salido pero que lo saque yo. No puede ser», dijo Lobato a sus compañeros. Del Campo fue claro en su respuesta: «No lo hagas» y después reconoció que no sólo el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés, sino también el jefe de prensa del PSOE, Ion Antolín, y su homóloga en el Ministerio de Vivienda, Laura Sánchez, le habían «escrito con lo mismo».Noticia Relacionada estandar No Lobato descarta su imputación tras conocerse el informe de la UCO: «Más transparente no puedo ser» Cuestionado sobre cuál es el origen de la publicación original, dice que hay que hacerle esa pregunta a «quienes lo mandan»Comparte en este punto su reflexión: que Moncloa y Ferraz quieren «jaleo» para «tapar» sus cosas y en eso, Lobato no debe entrar . «Ayuso seguirá viva y en pie la semana que viene, tú también, jueves a jueves dando la cara ante ella. Más tarde que pronto volverá la Amnistía, la autodeterminación, la consulta, Koldo, las elecciones en Cataluña que van a ser como Gran Hermano VIP… y tú seguirás en tu escaño y recorriendo la CAM», le dice. «Yes», contestó él.Todo cautelasLobato acabaría entrando aunque no sin cautelas. Según expone el informe de la UCO sobre el contenido de su móvil, Sánchez Acera tuvo el email original del abogado del novio de Ayuso antes de que saliese en los medios y «cierto dominio del hecho» de que acabase publicado en ‘El Plural’ 36 minutos después de decirle a Lobato que iba a salir en prensa a tiempo de que él lo usara en la Asamblea de Madrid. Pero no se fiaba, incluso habiendo visto el link, y nunca mostró el documento original que ella le pasó, sino el que efectivamente estaba en ese medio digital y que tenía por ello, los nombres y las direcciones censuradas. Juan Lobato acudió a una notaría de los aledaños del madrileño paseo de la Castellana el pasado 6 de noviembre. Lo hizo sólo una semana después de que agentes de la UCO registraran el despacho del fiscal general del Estado y le requirieran el ordenador y el teléfono móvil.De profesión técnico de Hacienda, Lobato sabía que el correo entre el abogado del novio del Ayuso y el fiscal que llevaba el caso tributario estaba sujeto a secreto . El entonces líder del PSM consultó con su entorno más íntimo: su padre, su esposa y apenas un par de estrechos colaboradores. Según fuentes consultadas por ABC, fue su progenitor, Juan Lobato Valero, quien le indujo a cubrirse legalmente, por si el rastreo de las comunicaciones alcanzaba sus mensajes de Whatsapp con Pilar Sánchez Acera. Vinculado también al PSOE, Lobato Valero es abogado especializado en Derecho Público y profesor universitario. De ahí que aconsejara a su hijo extremar las precauciones. Y que él lo hiciera.
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