Daban casi las once y media en Logroño , y la misma hora en las instalaciones del Club Deportivo Distrito Olímpico de San Blas-Canillejas de Madrid. El mismo número de la administración número 7 de la capital riojana surtía de cava y de golpes de bombo las instalaciones, entre bloques, del ya mentado Club Deportivo Distrito Olímpico. Se hacía tardar el 72480 (400.000 euros por décimo), pero salió, y regaló a este barrio de Madrid, a este equipo de baloncesto tan imbricado con sus vecinos, una felicidad compartida. De primeras, Ángel Luis, vicepresidente de la institución, echando las cuentas de la vieja, hablaba de «un volumen de ochenta mil papeletas vendidas a 900 familias». La historia entre el club y la administración de Loterías número 6 de Logroño , de la que ya se seguro no se olvidarán, la de la calle del Muro de Carmen número 4 de la ciudad riojana, es una historia de fortuna que los responsables de la entidad sitúan, «por mediación de un padre, desde hace cuatro o cinco años». Noticia Relacionada estandar No La Lotería deja 1,3 millones en el pueblo granadino de Santa Fe: «Estaba en números rojos, me viene de escándalo» Guillermo Ortega A la serie vendida del segundo premio, que significan 1.250.000 euros, se le unen otros 50.000 por un décimo del terceroSe trata de una Administración que ya dio el Gordo del Nuño hace dos años, pero no por eso, la rapidez de los números vendidos hacía viajar el foco hacia Madrid donde gran parte del número 72480 ha ido a este gran San Blas de la capital madrileña devenido en Carnaval. Allí, frente a las estrecheces riojanas que también daban cuenta de la fiesta, se veía a una multitud, parecida a una torcida, que bajaba a la puerta de Club Deportivo Distrito Olímpico, en lo que las coordenadas llamaban la avenida de Canillejas a Vicálvaro y que era todo un desfile de alegría. Si Ángel Luis era requerido por los suyos y los chicos de la prensa, algunos de los entrenadores, como el caso de Álvaro Nieto, entrenador del filial femenino, lo tenía claro: «Con esto me pago la carrera». Lo iba diciendo con el chándal del club y con la felicidad taimada de a quien se le despeja el horizonte. Más adelante la fiesta, la que surgió en un lejano Logroño, continuaba.Un padre sacaba un bombo de un armario, no quiso o no pudo revelar el nombre, «que lo importante es seguir a las niñas», y en eso mostraba un celo especial. Si bien parte de su participación, jugando a dos euros como todos los del club, iba a ir a reconstruir ese timbal que daba en el domingo 22 alegría a la ‘torcida’. Como en el Club Luna de Avellaneda de la película de Ricardo Darín, la actualidad de la Diosa Fortuna, aquí sí, pone el foco en un club humilde. Hacían los cálculos y los 40.000 euros por barba no les turbaban por la exención del fisco. El barrio seguía con el jolgorio.
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