Del dicho al hecho, Pedro Sánchez confirma que es posible gobernar, como aseguró el pasado septiembre, con o sin concurso del poder legislativo. En este primer año de legislatura, el Ejecutivo ha vetado hasta trece leyes y siete enmiendas de la oposición, en su mayoría de corte social , que ni siquiera han podido ser debatidas por las Cortes. El Gobierno más progresista de la historia da carpetazo a cualquier proposición que conlleve un gasto extraordinario, como ha sucedido con un plan de conciliación laboral, un amplio programa de deducciones fiscales, un proyecto para proteger al sector agroalimentario o la misma ley ELA que Vox presentó en dos ocasiones y a cuya aprobación no han seguido las ayudas prometidas a los enfermos. La ‘financiación singular’ –y privilegiada– que exigen los socios del Gobierno obliga a apretarse el cinturón en la partida del gasto social. No hay dinero para nuevas ayudas si no son las que La Moncloa reparte fuera del hemiciclo del Congreso.
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