La mediocridad de las excusas

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La mediocridad de las excusas

La última zona de confort del Barça es que juega muy bien pero pierde porque tiene mala suerte. Perder nunca es jugar bien cuando el patrón del fracaso es siempre el mismo. El naufragio del Barcelona se repite partido a partido. Hay un esquema de sus derrotas.Cuando los jugadores no salen como dormidos –que también pasa, sobre todo contra rivales menores – el equipo empieza efervescente, como también efervescente empezaba con Xavi, y si pasan los minutos y no consigue transformar sus oportunidades, no siempre clarísimas, se cansa, languidece, y al filo del descanso el rival toma el control del balón. No del todo, a veces, pero sí progresa en mejoría.Las segundas partes son más abiertas, el Barça tiene lo suyo pero también concede mucho más en defensa y si al contrario le sale todo bien puede empatar el partido o incluso ganarlo. Han de darse unas cuantas circunstancias, no sólo una, pero es absurdo no reconocer que últimamente estas circunstancias se dan y que no pueden atribuirse a la mala suerte, porque cuando lo mismo te pasa durante cinco o seis partidos significa que otros han aprendido a neutralizarte, o por lo menos a intentarlo, y que tú tienes un problema. Que Flick caiga bien y que el Xavi entrenador cayera mal por sus enredadas ruedas de prensa no puede llevarnos a negar la realidad, porque este tipo de negaciones suelen tener consecuencias nefastas.El Barça de Flick está en crisis como siempre que no ganas. El equipo ya no sorprende tanto con su truco del fuera de juego y los rivales han aprendido a hacerle daño. Es lógico que pase. El técnico alemán demostrará que merece el cargo si sabe ayudar a sus jugadores a encontrar una solución a sus actuales dificultades. Los buenos técnicos son por supuesto los que encadenan rachas memorables de victorias pero también y sobre todo los que saben dar respuesta a problemas nuevos.Aunque el alemán aún no ha dicho «esto es lo que hay» lo ha empezado a medio sugerir, y tiene razón como la tuvo Xavi y la tuvo Koeman cuando también lo dijeron. El equipo juega mejor que las temporadas pasadas y según una idea más elegante y ordenada del fútbol. Pero la plantilla del Barça continúa siendo extraordinariamente joven y está aparatosamente descompensada. Los jóvenes son promesas pero veremos cuántas cristalizan y cuándo. Negar la calidad de Lamine Yamal está tan fuera de lugar como cargar a un menor de edad con el peso y la responsabilidad de liderar a un equipo.Noticias relacionadas estandar Si Barcelona 1 – Atlético 2 El Barça de Flick se echa a perder y el Atlético acaba el año en el liderato Salvador Sostres estandar No Fútbol Así está la clasificación: doble adelantamiento al Barça Miguel ZarzaEn cuanto a la descompensación, se debe a unos fichajes más basados en los comisionistas habituales del presidente que en las necesidades deportivas del equipo. Negar esto son ganas de negar la realidad. Intentar negar o disimular las consecuencias de estos dos factores, la juventud y los comisionistas, son también ganas de no querer ver lo que sucede.Pese a la descorchante euforia provocada por la llegada al banquillo de Hansi Flick, y sus indiscutibles modales y buenas intenciones, si este equipo llega algún día a ser campeón, que puede serlo, será dentro de algún tiempo y de muchísimo trabajo. De momento son chicos ilusionados, e ilusionantes, a los que se les da bien jugar al fútbol pero sin haber ganado nada ni haber demostrado que tienen el carácter que se necesita para lograrlo.Ni el Barça juega bien ni la mala suerte es una explicación aceptable entre adultos aseados y libres. Nadie niega que este equipo y estos jugadores puedan dar grandes alegrías, pero tienen un largo camino por recorrer y se les hará mucho más largo si en lugar de pensar y reaccionar se conforman con la mediocridad de las excusas.

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