Los cines son un excelente lugar para refugiarse de los excesos de estas fechas: exceso de manjares, exceso de vida social, exceso de cuñados, exceso de ‘ Burrito sabanero ‘ versionado por Bisbal. La cartelera navideña siempre presenta un puñado de títulos, tanto para los que quieren añadir dulzura extra a estos días como para los que se sienten empalagados a la que oyen sonar tres cascabeles. A medio camino, ‘ Sin instrucciones ‘ junta un poco de todo, para que cada uno haga su lectura, en clave navideña o no. Es una comedia en la que un gamberro Paco León tiene que hacerse cargo, cosas de la vida, de un bebé. Pasados ocho años y ya convertido en padrazo, la madre de la criatura regresa para recuperar a su hija. Estrenada el mismísimo 25 de diciembre en cines, «es una adaptación de la película de habla hispana más taquillera en Estados Unidos, que fue un bombazo y que llevaban tiempo intentando hacer aquí», cuenta el protagonista, que aclara que, al parecer, algunos productores «decían que en España no había actores para hacer esta película», cosa de la que él discrepa: «No estoy de acuerdo con eso, a mí se me ocurren cinco o seis buenísimos». El papel exige un notable cambio de registro, y eso no es tan sencillo: «Empieza como una comedia bastante ligera, pero al final la cosa se complica y se pone fea, fea, fea». De la experiencia, León destaca el trabajo con la directora Marina Seresesky y con la coprotagonista, la niña Maia Zaitegi , de la que «fue muy fácil enamorarse» y dar credibilidad a esta historia padre-hija desde la complicidad entre ambos actores. Para Paco León, «es importante crear algo de verdad» para los espectadores. Esta química fuera de la pantalla, asegura, es fundamental, porque «lo más complicado a la hora de actuar son las relaciones», ya sea con otros actores adultos o con niños. La buena conexión « traspasa la pantalla » y, cuando no se da en la vida real «es terrible». Dice que a él no le ha sucedido, pero conoce casos entre compañeros que han tenido que hacer ver en la ficción que tienen complicidad con otros actores con los que no hay buen rollo: «Entonces tienes que mentir, actuar más de lo normal».Noticia Relacionada reportaje Si Cómo fabricar un hit navideño en 4 pasos Nacho Serrano Los villancicos pop viven su mayor momento de esplendor de las últimas décadas en el mercado discográfico, ¿qué hay detrás de este fenómeno?Sorprendido, le pregunto si su oficio no es, precisamente, el de mentir. «No, no, estoy completamente en desacuerdo. Los actores fabricamos verdad, no mentiras. Los que mienten no valen para esto. La ficción es una coartada para decir verdades. Cuando pasa algo de verdad en una pantalla, un escenario o una televisión es cuando la gente conecta con el actor». Ya, bueno, pero ¿y si le toca interpretar a un asesino en serie, se cargará a medio reparto? «No, pero hay que contar la verdad, hay que empatizar, tiene que haber algo del personaje que seas capaz de entender, aunque te dé vértigo, tienes que encontrar algo que te fascine. No hay que matar a nadie, pero actuar es generar la sensación de verdad».Paco León en ‘Sin instrucciones’Cambiando de tercio, pasamos a charlar de su peor viaje, uno en el que precisamente experimentó nuevas sensaciones muy, muy verdaderas. «Fue un viaje a la barrera de coral, en Australia», en el que le sucedió algo nunca antes había vivido en sus carnes: se mareó. El plan era ir a hacer submarinismo a un lugar idílico, al que se llegaba tras una travesía de tres horas en barco, pero aquel día «el mar estaba muy picado». Ni bucear, ni ver tiburones ni mantas-raya: «Estuve vomitando durante tres horas y no fue nada agradable».«Los actores fabricamos verdad, no mentiras. Los que mienten no valen para esto. La ficción es una coartada para decir verdades» Paco LeónLo peor de todo es que Paco León asegura que, hasta entonces, no se había mareado jamás. «Yo me jactaba de no marearme nunca, de que no me hacía falta masticar ningún medicamento», recuerda. Es más, dice que es «de los que pueden ir mirando el móvil en un coche con curvas y no marearse». Vamos que todos los posibles mareos de su vida anterior los pilló aquel día, en el que a la práctica le daba igual estar en el Gran Barrera de Coral o en el puerto de Ventosa de Pisuerga, si existiere. ¿Después de la experiencia marítima se ha vuelto a marear? «Desde entonces ya no me arriesgo. Si veo que puede ser que me maree, me tomo la pastillita y voy más tranquilo». Lección aprendida.
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