Robbie Williams: «La depresión me hacía sentir en el infierno, aunque gozaba de éxito mundial»

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Robbie Williams: «La depresión me hacía sentir en el infierno, aunque gozaba de éxito mundial»

Hace aproximadamente tres semanas, Robbie Williams (Staffordshire, Inglaterra, 1974) contaba emocionado en la revista ‘Hello!’ que su madre padecía demencia –«como mi abuela en la película»– y su padre, «que ya no puede levantarse de la cama», Parkinson. «Estoy atravesando una fase diferente de mi vida», añadía en referencia a sus progenitores. Ambos desempeñan un papel muy importante en ‘Better Man’ , el filme biográfico en el que la superestrella del pop británico relata su meteórico ascenso con Take That, su dramática caída a causa de las drogas y el alcohol y su posterior resurrección, con rehabilitación incluida. Arrancamos la entrevista con la duda de si sus padres, a pesar de los problemas de salud que padecen, le han podido transmitir alguna opinión sobre esta especie de ‘biopic’ musical que explora los momentos más oscuros de la vida de su hijo y en el que ellos quedan bastante expuestos. Antes de responder, Williams se pone serio: «No, mis padres no me han dicho nada… Bueno, en realidad no la han visto todavía. La verdad es que es un tema complicado, porque a lo largo de toda la película estoy hablando del amor y la atención que echo en falta por parte de mi padre. Lo cierto es que no sé si quiero que la vea, porque no hemos hablado mucho de estos temas en la vida real y me da cierta vergüenza. Es uno de los detalles que hacen que mi vida sea surrealista y extraña». Su padre es Peter Williams –más conocido como Pete Conway–, un conocido actor de comedia que saltó a la fama a principios de 1970 en el programa de talentos de televisión New Faces. A raíz de ello, se convirtió en un rostro familiar en el circuito de cabarets del Reino Unido. Desde muy pequeño, Robbie se acostumbró a situarse en la parte trasera del escenario para ver su actuación, mientras soñaba con poder ganarse la vida él mismo, algún día, en el mundo del espectáculo. En ese momento, sin embargo, ni se le pasó por la cabeza que se acabaría convirtiendo, años después, en una de las grandes estrellas de la historia de la música.Noticia Relacionada estandar No C. Tangana: «Suelo poner en riesgo mi vida, pero aquí me preocupaba que jugaba con la de Yerai Cortés» Israel Viana Antón Álvarez estrena este viernes su debut como director de cine, el documental basado en la historia familiar del guitarrista flamencoPara ello tuvo que vivir primero su propio viacrucis y soportar algunos reveses importantes en su infancia. El primero, cuando su padre abandonó a la familia para marcharse a Londres a cumplir su sueño de triunfar a lo grande en el mundo de la comedia. Un trauma que al cantante, según reconoce ahora, todavía le cuesta hablar con su progenitor, a pesar de que se reconciliaron posteriormente, pero que no ha tenido problemas en contarle a todo el mundo el mundo a través de ‘Better Man’.El director Michael Gracey, en un momento del rodaje de ‘Better Man’ ABCLíneas rojas«¿Que si me puso alguna línea roja? Robbie no me prohibió contar absolutamente nada. Aceptó todo el guión cuando se lo dejé leer y creo que esa es la clave de la película. Desde el principio estuvo dispuesto a enseñar los aspectos más oscuros de su vida, lo que nos permitió después ver la luz. La única censura vino por parte de los abogados, que en algunas escenas nos dijeron que no teníamos base legal para demostrar algunos episodios que se contaban el filme, pero ninguna de los que tuvimos que cortar estaban relacionadas con Robbie», asegura a ABC Michael Gracey, responsable también de ‘El gran showman’ (2017), en el encuentro que mantenemos en el lujoso Hotel Four Season del centro de Madrid. ¿Eso quiere decir que nunca le preocupó lo que William pudiera pensar sobre lo que usted quería contar? «Sí, sí, por supuesto. Estaba aterrorizado. Incluso cuando le dio el visto bueno al guión tenía miedo, puesto que una cosa es leerlo sobre blanco y otra cosa verlo en la gran pantalla. Pronto comprobé que Robbie es una persona bastante narcisista y, al principio, la idea de que quisiera hacer una película biográfica sobre él le parecía lo mejor que le había pasado en la vida. Le emocionó mucho. Sin embargo, yo sabía que algunas escenas iban a ser muy desagradables y me daba bastante pánico que quisiera suprimirlas. Cuando la vio por primera vez, lo cierto es que se quedó impactado, en shock. Al acabar, simplemente me dio un abrazo y me dijo: ‘Tengo mucho que asimilar aquí’. Y se marchó, cosa que entiendo. Al día siguiente sí que encontró ya las palabras para expresar su gratitud». A la hora de contarlo todo, eso sí, Williams se esconde bajo la piel de un primate generado por ordenador gracias a la tecnología CGI , el cual protagoniza este ‘biopic’ «atípico y original», en palabras de Michael Gracey, que se justifica: «Escogimos un mono porque Robbie se ve así en muchos momentos de su vida, como un mono de feria. Eso no impide que los espectadores lo reconozcan en ese animal y que les transmita perfectamente el miedo que pasó en varios de los episodios que relata su alter ego. De hecho, los ojos del mono son los ojos de Robbie, los escaneamos en alta resolución. Lo que vemos en el filme es su mirada».Escena de ‘Better Man’ ABC Un mono generado por ordenador para contar las tristezas de Robbie El realismo que desprende el mono que da vida a Robbie Williams es responsabilidad de Jonno Davies, el actor a través del cual se han captado sus movimientos, y de WETA Digital. Es la compañía neozelandesa fundada por Peter Jackson, responsable de los efectos especiales de ‘El Señor de los Anillos’, la saga de ‘Avatar’, producciones de Marvel como ‘Guardianes de la Galaxia 3’ y las entregas más recientes de ‘El Planeta de los Simios’. «Fue una decisión que costó mucho dinero, pero de la que no me arrepiento nada, porque creo que es lo que hace que la película sea tan especial», asegura Michael Grey. Convertir a la estrella británico en un primate y captar sus expresiones de la manera más realista posible no fue, ni mucho menos, una tarea fácil. En algunas escenas, recuerda Robbie Williams, se tuvieron que utilizar más de 150 cámaras repartidas por todo el set de rodaje, en las que el cantante tuvo que hacer casi doscientos movimientos y más de un centenar de expresiones faciales distintas.Take ThatA pesar de la máscara, no debió ser fácil para el cantante ver cómo la película se adentraba en sus adicciones y en la fuerte depresión que padeció tras convertirse, con tan solo 16 años, en el ídolo de millones de adolescentes como quinto miembro de Take That . Un grupo que abandonó en 1995 –o del que le invitaron a irse– por sus problemas con el alcohol y las drogas y con la excusa de que ya no encajaba en la imagen de la ‘boy band’. «Solo la ha visto uno de mis antiguos compañeros de Take That y le gustó. No sé si el resto querrán verla, quizá les moleste o les disguste, aunque no debería… pero es posible. Fue un periodo complicado para todos nosotros y no tiene porqué gustarles que les recuerden aquella época tan difícil de sus vidas», aclara el protagonista, que el 5 de julio actuará en el RCDE Stadium de Cornellà, único concierto que dará en España el año que viene. La estrella del pop también lo pasó mal, como queda perfectamente retratado en el filme. A sus 50 años, con más de 80 millones de discos vendidos y tras haber ganado más premios Brit que ningún otro artista del mundo, un total de 18, admite que tardó mucho tiempo en reconciliarse con la fama. Hace poco contó que, durante la cúspide de su posterior carrera en solitario, experimentó grandes niveles de estrés y ansiedad, lo que afectó a su ya maltrecha salud mental. En un concierto en Leeds en 2006, llegó a sufrir un ataque de pánico frente a más de 75.000 personas. Él mismo calificó aquel episodio como un punto de inflexión en su vida, el cual le llevó a replantearse su relación con la música y la popularidad. «En cualquier caso, yo creo que lo que me llevó a la depresión durante tanto tiempo fue mi ADN –reconoce ahora Robbie Williams–. Si analizo a los miembros de mi familia, la mayoría de ellos la han sufrido. La única diferencia es que yo lo he hecho público y eso añade aún más extrañeza a mi vida, porque no disfrutaba de las cosas increíbles que me estaban pasando profesionalmente. Eso me confundía aún más, porque tendría que haberme sentido en el cielo con el éxito mundial que disfrutaba y que siempre había buscado, pero la depresión me hacía sentir en el infierno. Eso también hizo que sintiera culpabilidad y vergüenza, porque no sentía más que dolor, dolor por todo lo que me ocurría. Si hubiera sido barrendero o contable, creo que habría sentido lo mismo. La única diferencia es que yo era una estrella del pop».La depresiónEsa tristeza está presente a lo largo de, prácticamente, toda la película, a pesar de la fama, el éxito y el dinero obtenidos. El manager de Take That, en una de las escenas más singulares y premonitorias del filme, les comenta a los cinco chicos nada más crear la formación: «En cinco años os odiaréis los unos a los otros, pero seréis muy ricos». «Es cierto que nos los dijo –recuerda Williams– y nos confundió en ese momento. Por supuesto, la segunda parte de esa frase me encantó, la de hacerme muy rico, pero la primera fue extraña y profética a la vez, porque nos hicimos ricos. Cuando nos hizo aquel comentario, sin embargo, no nos garantizaba ni el éxito ni el dinero. De hecho, en ese momento no estábamos ganando un duro. La única garantía que había al principio es que nos terminaríamos odiando… y así fue como empezó todo en aquella familia extraña, impostada y disfuncional que se montó y que se dirigía a ese planeta alienígena que es la fama».Le pregunto si, a diferencia de lo que muchos de sus seguidores puedan pensar, con toda la socarronería y sentido del humor que ha mostrado siempre en público, todos los recuerdos que tiene de su carrera son tristes. Y responde: «Bueno, es que esa tristeza tiene mucho que ver con la enfermedad mental. Si la padeces, es imposible disfrutar de nada ni sentir alegría. Si te rompes la pierna, es imposible jugar al fútbol. Pues lo mismo. Si estás deprimido, estás deprimido. Ninguna influencia externa puede cambiarlo. No es que te levantes y estés disgustado. No es eso. Es un problema físico interno, una enfermedad, un problema real». —¿Y es feliz ahora?—Sí, sí, soy feliz, gracias. ¿Y tú? —La mayor parte del tiempo…—¡Felicidades! Lo mismo que yo en estos momentos… Casi todo el tiempo.

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