Pasamos gran parte del día hablando y escuchando. Lo hacemos desde que nos despertamos por las mañanas -aunque nuestras ganas de lo uno y de lo otro suelen ser casi nulas- hasta el momento en que volvemos a la cama: hablamos con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, clientes, extraños e incluso con nosotros mismos. Es una parte tan arraigada de la vida diaria que es posible que no prestemos mucha atención a cómo o por qué nos comunicamos de la manera en que lo hacemos. Y en Navidad hablamos más si cabe. Los encuentros con los seres queridos hacen que en poco tiempo intentemos ponernos al día hablando de esto y de lo otro, por lo que este tipo de reuniones suelen involucrar a generaciones y personalidades diversas que no siempre conviven de manera regular. Unas expectativas demasiado elevadas, el estrés asociado a la organización de las celebraciones y, en ocasiones, conflictos no resueltos del pasado pueden generar tensiones importantes.Noticias relacionadas estandar No Mindfulness: por qué funciona la técnica del aquí y ahora con conciencia plena Teresa Pousada Fonseca estandar Si Sin ilusión, apáticos… No solo el Grinch… ¿Por qué la Navidad no es una época feliz para algunos? Melissa González«Las relaciones familiares se caracterizan por el apoyo mutuo. En un entorno sano, sus miembros se apoyan emocionalmente y ofrecen consejos y asistencia práctica, lo que fortalece los vínculos entre ellos. Un clima familiar positivo promueve la seguridad y el apoyo, mientras que las tensiones pueden causar estrés y ansiedad », explica Mariola Fernández, profesora de Psicología de la Universidad Europea. Desde su experiencia, «resolver este tipo de problemas representa un desafío enorme para los especialistas, ya que se deben a una combinación de factores emocionales, históricos y comunicacionales que son únicos en cada familia».Los problemas más comunes suelen estar relacionados con malentendidos , diferencias de opinión y conflictos generacionales. «Estos retos pueden ser superados mediante una comunicación efectiva y también gracias a la empatía, que implica ponerse en el lugar del otro o la otra en todas las circunstancias», afirma la profesora Fernández. «Escuchar y expresar pensamientos y emociones de manera abierta y respetuosa resulta esencial para resolver los conflictos y mantener relaciones saludables», dice.Consejos para no entrar en conflictosLos profesionales de la Psicología proporcionan una serie de consejos para compartir momentos genuinos, construir recuerdos entrañables y fortalecer los lazos que nos unen a los nuestros esta Navidad:1. Establecer expectativas realistas : reconocer que pueden surgir desacuerdos ayuda a abordarlos con mayor calma cuando se presentan.2. Practicar la escucha activa : prestar atención a los otros sin interrumpir ni juzgar suele evitar muchos malentendidos.3. Fomentar la colaboración : delegar tareas, desde cocinar hasta decorar la mesa, no solo alivia el estrés del anfitrión, sino que también crea oportunidades para compartir momentos de calidad.4. Evitar temas controvertidos : en un momento de gran polarización social como el actual, conviene evitar hablar de política, por ejemplo, y priorizar conversaciones que generen unión en lugar de enfrentamiento.5. Ofrecer y pedir perdón : la Navidad es un momento ideal para dejar atrás viejos rencores.6. Crear nuevas tradiciones : incorporar actividades inclusivas, como juegos o paseos en familia, puede ser una excelente manera de unir a todos en un ambiente positivo.«Las relaciones familiares son complejas, pero con comunicación, respeto y amor, se pueden convertir en una fuente de felicidad inmensa, mejorando la calidad de vida de todos sus miembros», concluye la profesora Mariola Fernández.
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