‘Ángeles Blancos’, los rescatadores de civiles en el frente de guerra de Donetsk

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‘Ángeles Blancos’, los rescatadores de civiles en el frente de guerra de Donetsk

Ellos no escogieron su nombre. Fueron sus vecinos quienes los bautizaron como los ‘Ángeles Blancos’. La razón es que son casi los primeros y, a veces los únicos, que logran llegar a los puntos más críticos en vehículos de ese mismo color. Comenzaron a operar como equipo especial a finales del año 2022. Su misión es realizar evacuaciones y repartir ayuda humanitaria en lugares donde las leyes de los hombres ya no rigen por la imposición bélica. Lugares sin luz, sin agua, sin gas y sin posibilidad de conseguir comida o medicamentos para los enfermos. Los jóvenes policías son todos de Donetsk, una las regiones ucranianas que conoce la guerra desde hace más de una década. Y la mayoría no superan los treinta años. Todos ellos rezuman un patriotismo concreto y lúcido, apegado a la tierra que los vio nacer y por la que están dispuestos a morir. Son conscientes de todo el riesgo que enfrentan cada vez que se dirigen a las líneas de combate y sus familias los esperan preocupados. Pero siguen adelante por su gente.Noticia Relacionada Análisis estandar Si ¿Nos acercamos al fin de las hostilidades en Ucrania? Pedro Pitarch Tanto a la OTAN como a la UE les resultará muy difícil escabullirse a la percepción general de que una derrota inapelable de Kiev sería un brutal fracaso de ambas organizacionesNastia, Valeria, Dima o Max conocen todos los recovecos que conectan las aldeas libres de Donetsk. Están acostumbrados a caminos plagados de baches y a drones enemigos que revolotean a la espera de atacar cualquier objetivo civil o militar. Ya han sufrido en sus carnes esos impactos. A veces viajan con sistemas que ayudan a alejar estos letales artefactos voladores, «aunque esta vez no es el caso», comenta Valeria, una paramédica. Ninguno de ellos imaginó cuando se decidieron a ingresar en el cuerpo de Policía que terminarían siendo parte de la legendaria unidad policial que ha logrado salvar más de 10.000 vidas hasta ahora. De camino al punto de encuentro Max y Nastia , de 22 y 25 años, recuerdan el fatídico día en que se inició la guerra a gran escala mientras suena de fondo ‘Painting it, Black’, de los Rolling Stones. En un cruce del camino, Max, al volante, apunta: «Bajmut, o lo que queda de ella, se encuentra en esa dirección». Él vivió el inicio de la guerra allí, Nastia, en cambio, estaba en la trágica Mariúpol. Los dos colegas son de Kramatorks y estudiaron juntos en la Academia de Policía de la ciudad portuaria ahora ocupada por Rusia. Nastia consiguió salir del cerco ruso. «En el camino tuvimos que atravesar controles enemigos. Ellos revisaban tatuajes. Había tropas de la DNR y LNR [las autoproclamadas y no reconocidas República Popular de Donetsk y de Lugansk], había también chechenos y buriatos. No fue una experiencia agradable», resume la policía que añora la belleza aniquilada de Mariúpol. El equipo se reúne para terminar los preparativos e inician el viaje. En esta ocasión llevarán agua potable y medicamentos a la pequeña aldea de Zakitne en el frente de Siversk. Antes de alcanzar el punto acordado con Natalia, una voluntaria de Sloviansk, todo el equipo se pone los cascos para recorrer una vez más un camino flanqueado de ruinas. Pocas son las casas que quedan intactas en las zonas cercanas al frente. Una de las tareas más importantes y complejas de estos policías es convencer a la gente para ser trasladados a sitios segurosLas explosiones retumban mientras los pocos vecinos que todavía se aferran a sus hogares acuden para llenar garrafas de agua, conseguir algo de pan o medicinas. Todos los residentes son pensionistas y por el momento prefieren quedarse desafiando todos los riesgos. Las unidades de policía de Donetsk y de las regiones por las que pasa la primera línea del frente lidian con las consecuencias inmediatas de la guerra y sufren un mayor riesgo que los agentes que trabajan en las zonas de retaguardia. «Hay colegas nuestros que están combatiendo en el frente», destaca Valeria.Socorriendo a civiles, trasladándoles a lugares más seguros, ayudando en las tareas de abastecimiento de luz y alimentos, y otros suministros. Así actúan los ‘Ángeles Blancos’ MIRIAM GONZÁLEZLa pequeña aldea de Zakitne no cuenta con los importantes ‘Puntos de Invencibilidad’ desplegados por todo el territorio nacional. Estos son espacios con calefacción donde se puede acceder a luz eléctrica y suministros humanitarios. La ayuda que entregan los ‘Ángeles Blancos’ es vital por este motivo. En la cercana Siversk, sí hay uno de estos puntos. Allí también sobreviven algunos habitantes que todavía no se decantan por ir hacia zonas menos peligrosas. Oleksander no se plantea abandonar su ciudad por el momento. «Hemos aguantado durante casi tres años y los rusos no han entrado. Confiamos en que no lo van a hacer. Tengo un coche, si algo pasa podremos irnos», dice a ABC durante una visita a esta ciudad a mediados de diciembre. Las «peores» evacuacionesLas fuerzas de Kiev, superadas en número, tratan de mantener a los rusos fuera de la localidad. Pero los enemigos no cesan en sus intentonas de quebrar las defensas ucranianas. La ciudad de Siversk es ahora un espejismo de lo que un día fue. Sus casas desfiguradas se sostienen en pie a duras penas. Los pequeños jardines que las rodean ya no tienen nadie que los cuide. Los bombardeos son constantes y entrar y salir de esta zona siempre entraña riesgos. Olga, otra de las residentes de Siversk, también se niega a evacuar. Con 76 años, no quiere dejar a los perros callejeros a los que cuida. O al menos esa es la excusa que esgrime. Su casa fue bombardeada y se trasladó a otra también destruida. El frío es implacable en este lugar que ella denomina como «su hogar».Uno de los trabajos más importantes y difíciles de los ‘Ángeles Blancos’ es, precisamente, convencer a la gente para ser trasladados a sitios más seguros. «Las peores evacuaciones son aquellas en las que no logramos traer a la gente», sentencia Valeria. «Intentamos explicar a estas personas que las cuestiones materiales, como una casa, no sirven de nada si la vida se pierde. Hay que entender que muchos de nuestros mayores se sienten intimidados por las grandes ciudades. La mayoría solo conocen su pueblo y las pequeñas localidades contiguas. No podemos obligar a nadie a irse», apunta la paramédica. Otra cuestión importante es la economía, añade Nastia. Muchas de estas personas «tienen pensiones muy pequeñas y a esas edades es muy difícil para ellos comenzar de nuevo en otro lugar». Y a pesar de todas las resistencias, estos policías se han ganado la confianza de los civiles. Desde hace dos años han sumado cientos de exitosas evacuaciones de familias enteras y niño gracias a su cercanía y profesionalidad.Más de 12.000 civiles muertosLos ‘Ángeles Blancos’ acumulan en sus retinas imágenes vívidas del horror desatado por el Kremlin precisamente en las regiones donde la mayoría de personas siguen hablando en ruso. «Matan a la gente, matan a los niños. Es lo más doloroso», destaca Valeria. La ONU ha registrado un total de 12.340 civiles asesinados desde el inicio de la guerra a gran escala en 2022. Los heridos ascienden a más de 27.000 personas. La labor de los agentes es fundamental para que esas cifras no crezcan. Estás dispuestos a dar la batalla por sus vecinos a pesar del coste que supone también para su vida personal. En todo este tiempo no han podido disfrutar de vacaciones oficiales. Sólo tienen algunos días libres de vez en cuando y admiten que el cansancio de la guerra pesa. A pesar de ello ninguno de los valientes policías ha valorado ni por un segundo abandonar sus puestos. «Mis descansos son los momentos en lo que no nos bombardean, bromea Valeria. El tercer aniversario de la guerra se acerca en un momento complicado para Ucrania en el frente y ante la incertidumbre del segundo mandato de Donald Trump . Las discusiones sobre la cesión de territorios a cambio de una tregua se vigorizan en las capitales aliadas. Pero en Donetsk, donde todo es más concreto e inmediato, esos «territorios ocupados» representan el hogar, los recuerdos, el dolor y las vidas que se entregaron en defensa de la Patria. Una tierra en jaque que ha soportado la sangre de los defensores y que estos policías no quieren entregar al enemigo. Su única y tajante respuesta a estos debates es: «Confiamos en las Fuerzas Armadas de Ucrania». Lo dice con firmeza Valeria.

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