La segunda victoria en 14 partidos tuvo sabor agridulce. Como el año del Manchester City . El equipo que dirige Pep Guardiola no podía tropezar de nuevo. Jugaba en el estadio del Leicester, club hundido en la zona de descenso, y estaba obligado a cerrar el 2024 con un triunfo que, al menos, les permitiera brindar esperanzados en Nochevieja .En efecto, el City ganó (0-2) y Pep también podrá festejar haber cumplido 500 partidos en el banquillo azul , pero las señales emitidas este domingo no difieren mucho de las exhibidas durante toda la inaudita y pésima racha de las últimas semanas. Savinho abrió el marcador a los 20 minutos, circunstancia que auguraba una tarde tranquila. No fue así. El Leicester , conocedor de la fragilidad actual de los de Manchester, se remangó y buscó el empate. Los muchachos que ahora entrena Van Nistelrooy no disponen de muchos recursos, pero contaron con sobradas ocasiones para, al menos, empatar. El tiempo corría y, aunque el marcador no variaba, algo temblaba en el fuero interno del City. Era una película muy vista últimamente, con un final nada feliz . Esta vez, afortunadamente para Guardiola y su pupilos, surgió Haaland , el añorado y desaparecido héroe. El gigante noruego recibió un preciso centro de Savinho e hizo lo que mejor sabe, elevarse al cielo inglés y conectar un testarazo imparable.Todavía quedaban 20 minutos para el final y el Leicester amagó con seguir intentándolo, pero la diferencia entre ambas plantillas es, pese a las actuales circunstancias anímicas del vigente campeón inglés, demasiado grande.El árbitro pitó, el City sumo por fin tres puntos y Pep repartió abrazos a diestro y siniestro . Sabe que no fue una tarde notable, ni mucho menos, y que hay muchas cosas que mejorar, pero lo principal era regresar a la senda del triunfo para no amargar su 500 aniversario como técnico del Manchester City.
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