Ya no juega al fútbol sala de forma profesional pero José Carlos López (Madrid, 1983) recibe la visita de ABC con un escudo en el pecho. Tras más de treinta años defendiendo los colores de un sinfín de equipos ha cambiado aquellos emblemas, entre los que estuvieron los de clubes históricos como Carnicer Torrejón o Caja Segovia , por el de un colegio, el San Patricio, en la zona de la Moraleja, al norte de Madrid. El pivote que tenía que competir con los defensas más duros se faja ahora con varias clases como profesor de Educación Física y Sociales y es tutor de 21 «pequeñajos» que escuchan con avidez las historias de cuando jugaba.«Estoy muy contento aquí, feliz. El cambio cuesta porque es grande, pasas de una carrera deportiva al mundo de la docencia. Pero el ambiente y los compañeros me han ayudado mucho a que haya sido más fácil», se explica en uno de los patios de su nueva casa profesional. En realidad no es tan nueva, porque este es su quinto año, pero es el primero desde que decidió colgar las zapatillas. «El año pasado, después de una lesión de rodilla, recuperas y ves que ya no estás igual. Jugaba un partido y acabas muy cansado, dos partidos tienes que parar y recuperar… Y a nivel mental también ves que ya no estás como en tus años buenos. Todo me estaba diciendo ‘hasta aquí’ y, aunque me costó unos meses, muy a mi pesar decidí cruzar la línea del 40×20 hacia fuera ».No es de extrañar que a José Carlos le costara dar el paso, pues de sus 41 años, 32 los ha pasado jugando al fútbol sala. «Llevo desde los ocho años, es como que no sabes hacer otra cosa. Por eso parar, dejar de coger la bolsa para ir a entrenar o al partido los fines de semana es difícil. Llegan esos días y si no tienes esos nervios en el estómago notas como que te falta algo. Ahora hablo con muchos compañeros que también se han retirado como Luis Amado, Carlos Ortiz o Álvaro Aparicio, que llevamos toda la vida en esto, y coincidimos en que al final siempre vamos a ser jugadores. Llevarlo de una manera u otra ya depende de cada uno, pero la nostalgia estará siempre». Un sentimiento que ilustra perfectamente con una confesión: le resulta complicado ver partidos del que era su deporte. «Antes estabas ahí y ahora te toca verlo desde casa… y cuesta. Es más, intento no verlos, sobre todo si tengo amigos jugando. Los miro un poco pero en seguida cambio de canal o hago otras cosas porque me cuesta ».Reconocimiento oficialLa lista de equipos en los que José Carlos dejó su huella en su carrera es larga, supera por mucho la decena. Entre el Atlético Boadilla, inicio del camino, y el Leganés, su último destino, el madrileño peleó por ganar títulos y también por evitar descensos , tuvo la suerte de formar parte de dos equipos míticos hoy desaparecidos como Carnicer Torrejón o Caja Segovia, e incluso disfrutó de experiencias más o menos exóticas en el extranjero, en un fútbol sala completamente distinto. Quizás por todo ello la Federación Madrileña de Fútbol le premió recientemente con la Bota de Oro a su trayectoria deportiva . «Estoy superorgulloso porque es un reconocimiento que lo decide un comité de entrenadores, jugadores y árbitros de este deporte, aunque cuando me llamó Paco Díez no me lo creía. Es algo muy gratificante, con lo que desde luego no contaba, pero es que llevo desde los ocho años : de pequeño en el colegio, la selección madrileña, veinte años de carrera profesional, ahora con el club con el que estoy colaborando… Al final es una vida ligada al fútbol sala, un deporte que amo y siempre ha sido mi pasión. De hecho me propusieron varias veces cambiar al fútbol y nunca quise».José Carlos posa con la Bota de Oro de la Federación Madrileña de Fútbol Guillermo NavarroDe estas palabras se deduce que José Carlos, aunque ya no disputa partidos a nivel profesional, sigue ligado al fútbol sala más allá de las nociones que pueda dar de este deporte en sus clases de educación física en el San Patricio . El club con el que colabora es el Futsal Sanse , en el que es coordinador del primer equipo, en Tercera, y echa una mano al entrenador Carlos Coronas como segundo y preparador físico. «No sé estar quieto. En mis últimos años de carrera yo no sabía dónde iba a acabar, pero siempre pensé que tenía que estar metido en el fútbol sala. Y como soy de la zona norte de Madrid y aquí no hay nada a nivel de este deporte sabía que tenía que hacer algo. Ya con este colegio competíamos contra el Futsal Sanse, y un día se reúnen conmigo y me proponen ayudarles. Les dije que aceptaba, pero solo si había un primer equipo que hacer para pasar de ser una escuela de formación que solo tenía hasta juveniles, a un club semiprofesional… hasta donde consiguiéramos llegar». Desde entonces el Futsal Sanse es uno de los frentes que tiene abiertos, si bien el principal está en las aulas, un escenario al que llegó por uno de esos golpes de fortuna que a veces tiene la vida. Estrella del cole«Me llamaron de Bélgica y Francia para ir a jugar allí pero no se concretó. Entonces, por casualidad, envié mi currículum al San Patricio, pues tenía la carrera de Educación Física de los primeros años cuando jugaba, y a las dos horas me llamaron que necesitaban un entrenador de fútbol sala . Empecé viniendo un par de días a un equipo benjamín y tras una serie de sustituciones apareció una vacante que quisieron que fuese para mí».Noticia Relacionada Fútbol sala estandar No El esperado primer Mundial femenino de fútbol sala por fin tiene fechas Miguel Zarza La FIFA, que ya adelantó que el esperado torneo se disputará en Filipinas, confirma que tendrá lugar entre el 21 de noviembre y el 7 de diciembre de 2025Como profe es una estrella, muy querido por su carácter abierto y divertido, y admirado por ser un exdeportista de élite. « A los niños les encanta que les cuente mis experiencias . Intento explicarles todo lo que me costó a mí llegar hasta un punto que también era compaginable con los estudios, y transmitirles los valores del deporte: esfuerzo, compromiso, y saber ganar y perder, cosas que a estas edades cuesta gestionar. Es gratificante pero a la vez una gran responsabilidad. La vida no sabes por dónde te va a llevar, pero aquí soy muy feliz. Ahora mi plan de vida es este y estoy muy contento».
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