El Real Madrid prosiguió con su buena racha ante el Bayern de Múnich, la cuarta victoria consecutiva en la Euroliga, en un asequible triunfo liderado por Musa , autor de 15 puntos. Buena noticia solo superada por un nuevo récord de Sergio Llull , que se convirtió en el jugador con más partidos disputados en la competición (426). Noche redonda en el feudo blanco, y ya son unas cuantas en las últimas semanas. Cercó de maravilla el Bayern a Tavares en los primeros minutos, lento el caboverdiano, manos blandas que permitían las transiciones teutonas y sus disparos desde el triple. Si el africano era la nota disonante, su antónimo era Abalde , excelso el gallego, como en las últimas semanas, autor de siete puntos que dieron a los blancos la primera ventaja de la noche. Las buenas noticias se acumulaban en el recinto después de que Llull se convirtiese en el jugador con más partidos disputados de la competición, 426 nada menos. Solo tardó unos segundos en anotar su primer triple y la grada blanca enloqueció. Al final del primer cuarto, el Madrid mandaba por siete. La máquina estaba engrasada y bailaba al ritmo de Rathan-Mayes , que cuando está inspirado da al juego de su equipo una plasticidad fantástica. La inspiración en el tiro de Giffey era la mejor arma de los bávaros, pero se antojaba insuficiente ante el sólido despliegue de los locales. Un triple de Campazzo puso la máxima en 12, el acelerón blanco era evidente. Incluso Hugo González levantó a la grada en un par de ocasiones con su calidad y sacrificio. El Madrid cosía y cantaba y al descanso mandaba por 17. El Bayern volvió con energías renovadas del vestuario, impulsado por la electricidad de Edwards y el músculo de Booker . En cambio, el Madrid pareció encasquillarse. Nada grave, pues Campazzo espabiló a sus compañeros en tiempo récord gracias a sus canastas y actividad en defensa, aunque esta última le costase un par de faltas personales. Y si todo fallaba, por ahí estaba Musa y sus silenciosos movimientos para que la diferencia, al inicio del último acto, fuese de dobles dígitos. Los alemanes nunca se escondieron, en parte gracias a las canastas del ex NBA Napier , pero el Madrid, hasta el pitido final, supo mantener la calma y gestionar las emociones como el campeón que es.
Leave a Reply