En su afán expansionista, el Marbella se desplaza a jugar la Copa del Rey a Málaga y la apuesta le sale de cine. La Rosaleda, estadio de primer nivel , se llena para recibir al equipo en mejor forma de la Liga, 13 victorias consecutivas del Atlético en su mejor racha histórica, que tuvo cien ocasiones y solo metió una, la de Griezmann que le impulsa a los octavos de final.Comparece el conjunto madrileño sin su espíritu genuino, Cholo Simeone, sancionado después de su expulsión ante el Cacereño en la ronda anterior. El talante del equipo no cambia, aunque se hace extraña esa calma meditadora de Nelson Vivas, su segundo, que nada tiene que ver con la energía desbordante del hombre trajeado siempre de negro. No está Simeone y las cámaras no buscan a Nelson Vivas, que muestra una actitud paciente y estudiosa, nada que ver con la turra que aplica el Cholo a sus jugadores en cada partido.El Atlético se presenta en Málaga sin una concesión. El portero argentino Musso en sustitución de Oblak por aquel viejo aserto que concede la Copa a los suplentes y Nahuel Molina, que le ha comido el terreno a Marcos Llorente, en la alineación. La competencia que le gusta a Simeone.El Marbella enseña cierto tono y algunas maneras estimables, pero se suicida en dos facetas del juego. Cuando choca en la disputa cuerpo a cuerpo con los jugadores del Atlético y cuando estira la línea del fuera de juego hasta casi el centro del campo.El Atlético se frota las manos porque tiene campo abierto para correr y hacer daño por los costados, donde Giuliano especialmente y Javi Galán por la otra banda penetran como cuchillo en la mantequilla. En esa sencilla fórmula de lanzar contragolpes, el Marbella sufre los arreones del rival, que acumula seis ocasiones claras en la primera mitad.Atina muy pronto, en una contra de manual con remate de Giuliano y rechace a la red de Griezmann, un lance que aporta serenidad a la tropa de Simeone para encarar la eliminatoria sin los sobresaltos de Vic o Cáceres. El Marbella, conjunto de Primera RFEF, no genera peligro porque no llega, no le alcanza el físico para superar la presión de los rojiblancos agazapados en su campo. El Atlético enlaza ocasiones sin parar, pero se pierde cuando aterriza en el área. O falla en el remate o no está fino en la visión de juego y el último pase.La inteligencia artificial no puede medir todavía la influencia de un entrenador con su brío y su vigor sobre sus jugadores. Y da la sensación que los futbolistas del Atlético se adormecen en el área del Marbella y no encuentran una espoleta que les haga reaccionar. Falta Simeone en la banda con sus gritos y los aspavientos que incitan a la victoria.De Paul es el protagonista del duelo, fantástico mes del argentino. Combina, asiste y remata. Consigue buenas opciones de tiro y un gol que es anulado por mano en la conducción. Sin VAR queda todo en el aire, el personal se ha acostumbrado al videoarbitraje y ahora resulta extraño la única decisión del árbitro. El Marbella se rearma durante unos minutos gracias a la experiencia de Callejón, que consigue petróleo por la banda derecha. Ha salido Koke y al Atlético le empieza a faltar profundidad. Es inconcebible que no haya marcado el segundo, otro gran remate de Rodrigo de Paul, Gallagher disparo al poste… Todavía le quedan pulmones a Giuliano para seguir corriendo, siempre vertical, incisivo, importante su contribución al Atlético.Es muy superior el cuadro madrileño, pero no echa el cierre al partido, se ofusca porque el segundo gol no llega, las ocasiones se suceden, Correa falla una clamorosa, vive en el área del Marbella y Musso no interviene. Sorloth también la pifia antes del final. Es la vida del Atlético, apegada al sufrimiento.
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