«Miguel Carcaño ‘colaboraba’ para salir y comer ‘burger’ y chocolate»

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«Miguel Carcaño ‘colaboraba’ para salir y comer ‘burger’ y chocolate»

Cada policía tiene su caso . Uno o varios. El que le dio gloria o el que le quita el sueño aun después de entregar la placa dorada y la pistola. Juan Enrique Soto los cuenta por este orden: el de Marta del Castillo, al que dedicó una década completa desde la Sección de Análisis de la Conducta de la Policía Nacional, que él mismo creo en 2010, y el triple crimen de Burgos en el que asesinaron a la familia Barrios. «Es mi espinita. Hicimos un mínimo de ocho informes desde la Sección justificando que el asesino era el hijo y no Angelillo» (un vecino de La Parte de Bureba que cumple condena por otro crimen y sobre el que pivota la acusación, archivada de momento). «Me habría gustado rematarlo -dice Soto- pero faltaba un mínimo indicio para entender cómo el hijo mayor pudo ir del internado a la casa familiar, cometer los crímenes y volver . Se miró todo (consumos de gasolina de los coches de los curas, autobuses, taxis) y no fuimos capaces de encontrar ese indicio», rememora el inspector jefe, que optó hace dos años por pasar a segunda actividad, frustrado ante la rigidez de algunas estructuras policiales y determinadas personalidades.Antes que policía Soto ya era psicólogo y desde crío un apasionado de la escritura. Esos tres amores los combina en sus ‘Memorias de un psicólogo criminalista’, tituladas ‘Vivir en el asombro’, un festín de anécdotas y casos policiales, donde aplica el bisturí de la psicología a muchos de ellos y desgrana episodios desconocidos de enorme transcendencia , desde el respeto y la admiración a la mayoría de sus compañeros y la eterna compasión a las víctimas. «No conozco a ningún policía al que no le guste contar sus ‘batallitas’», admite y añade un poco más adelante: «La mayoría de las personas huye, por puro instinto de supervivencia, del dolor de los demás; los policías se acercan a él, tanto que lo palpan, literal y crudamente, porque es su deber ayudar a mitigarlo en la medida de lo posible».Noticia Relacionada En el Metro de Madrid estandar No Un delincuente quita la pistola a un policía y le intenta disparar Carlos HidalgoEn ese «vivir en el asombro» sumerge a quien sigue su hilo argumental con revelaciones como las que hace sobre Miguel Carcaño, el asesino de Marta del Castillo , de cuyo crimen se cumplen este mes 14 años sin que se haya encontrado el cadáver. Soto, que trabajó como jefe de la Sección de Análisis de Conducta (SAC) codo con codo, primero con sus compañeros del GRUME de Sevilla y después con los de Homicidios, encargados de la búsqueda, considera que estos últimos intentos son «estériles». El criminal más malvado Para José Enrique Soto, José Bretón, el asesino de sus hijos Ruth y José, es el asesino más malvado a los que se ha tenido que enfrentar.«Ya se han quemado todos los indicios disponibles y, mientras que no aparezca nueva información válida, contrastada y útil, creo que será imposible. En realidad, solo quien realmente sabe dónde se ocultó definitivamente el cuerpo puede resolver este enigma y ofrecer un mínimo consuelo». El problema de ese darse contra un muro «es judicial, porque el juez que lleva la pieza separada de la búsqueda no permitió bajo ningún concepto que se investigara a los absueltos. Desde el punto de vista estrictamente legal tiene razón, pero se le podría haber dado otro enfoque. Esa cortapisa hacia inútil la investigación. Carcaño como fuente de información está agotada y, por tanto, es casi imposible encontrar el cuerpo». Suena absolutamente desesperanzador, pero el experto en mentes criminales sabe bien de lo que habla. Ha tenido frente a frente a Carcaño media docena de veces y ha expurgado su mente con cuestionarios, con máquinas y hasta con hipnosis, siempre con otros especialistas. «Si cualquier opción podía proporcionarnos algo de información o certeza, la considerábamos. Nadie podría reprocharnos nada porque todo lo intentamos. Y sí, a Miguel Carcaño se le llegó a hipnotizar », escribe Soto y cuenta los detalles, prolijos, que reproduce para ABC, aun con la amargura de otra decepción.El trance hipnótico«Fuimos muy discretos. La prueba se realizó a altas horas de la noche en el despacho del comisario jefe de la Brigada de Policía Judicial de Sevilla para que la actividad a nuestro alrededor fuese la mínima porque cualquier interrupción arruinaría el intento». Estaban los jefes policiales y de la investigación , las abogadas de Carcaño, Soto y su compañera de Análisis de la Conducta y el psicólogo clínico experto en hipnosis reclutado por él. Antes de empezar le pasaron un cuestionario psicológico y mintió. Simulaba síntomas. La hipnosis fue real, pero Carcaño no dijo nada determinante, nada que sirviera para saber dónde estaba el cuerpo que era por lo único que se le podía preguntar. «Una vez más tanto esfuerzo resultó estéril», sostiene Soto. Refiere que le han preguntado muchas veces por qué Miguel Carcaño es siempre tan colaborador y al mismo tiempo nunca acaba de decir la verdad. Análisis de versionesEl inspector jefe sacó su conclusión aquella noche de la extraña hipnosis del asesino en comisaría. Cuenta que estaban todos agotados de la tensión y la expectativa. Miguel estaba sentado en una mesa de reuniones comiéndose una hamburguesa que le habían comprado para cenar y bebiendo refrescos. Les habían regalado muchísimas chocolatinas que se amontonaban en el centro de la mesa. «Dio buena cuenta de algunas de ellas como postre. Le vi feliz, comiendo lo que estaba claro que le gustaba, fuera de prisión, relajado. Teniendo en cuenta cómo debían de ser sus noches y sus días en la cárcel, estar allí, tranquilo, disfrutando patatas fritas con kétchup y chocolate, bien creo yo que es una buena razón para decir a todo que sí». Juan Enrique Soto y Belén Ruano, fundadores de la SAC ABCSoto dedica un capítulo entero al caso puesto que fueron diez años de su vida profesional los que de una forma u otra estuvo vinculado con él. « Cada una de las versiones fue meticulosamente analizada según nuestros conocimientos y experiencia», escribe. Relata los intentos para convencer al asesino de que les dijera la verdad y los argumentos: desde la compasión por la familia a la liberación de la culpa hasta posibles beneficios penitenciarios. Catorce años después ningún avance. Junto al de Marta del Castillo, el policía narra cómo dos casos de violadores múltiples, el del Búho y el del Mono, fueron esenciales para la elaboración de perfiles de agresores desconocidos y cómo poco a poco fue tomando forma el Método VERA, creado por él y que ya se estudia en varias universidades y aplican organismos como la Fiscalía General de Colombia . El del Búho fue su primer gran caso como analista y aunque al violador se le detuvo gracias al coraje de una de sus víctimas, Soto admite: «Yo aprendí mucho sobre cómo organizar los datos de un delito para proceder después a su análisis». Cada uno de esos dos agresores sexuales múltiples le enseñaron otra lección, que es una máxima criminológica: un agresor no delinque cuando quiere, sino cuando puede. La peregrinaEn el prólogo de ‘Vivir en el asombro’ se ofrece una clave de la vida y el ejercicio profesional de Soto : «Pero, sobre todo, esta biografía trata de un sueño: aplicar la psicología a la investigación criminal. Es decir, el sueño de convertirse en un analista de la conducta (criminal)». El sueño del psicólogo, que ya había estado destinado en Homicidios, patrullado las calles de Madrid en moto al frente de un grupo conocido como ‘los Omegas’ y había sido profesor, cuajó en 2010. En 2011 fue la puesta de largo de la Sección de Análisis de Conducta, los llamados ‘midhunter’ españoles . ABC escribió el primer reportaje sobre este grupo recién creado, como recuerda Soto en su libro. «La única fotografía que tengo colgada de mi etapa en la Policía es la que me hizo Ignacio Gil en los pasillos de Canillas». En la década larga que permaneció al frente de esa sección analizó con su equipo y emitió dictámenes en casos de tanta trascendencia como el de José Bretón, el asesino de sus hijos Ruth y José; el pederasta de Ciudad Lineal o el crimen de la Peregrina. De Bretón, al que analizó a fondo, pese a que el jefe de la investigación le soltó que si por él fuera no le entregaría las diligencias, dice que es el más malvado de todos los criminales que le han tocado. El juez pidió que se analizara la comunicación no verbal del detenido. «Lo mejor que me ha pasado ha sido haber trabajado con gente tan implicada, tan profesional. El servicio público tiene todo el sentido cuando trabajas codo con codo con profesionales tan implicados. Muchos son amigos. Ha sido un regalo haber podido investigar, patrullar en moto, montar la sección, ser profesor… ser policía ». Aun así le resuena de vez en cuando la frase de algún jefe policial cuando unos investigadores recuerdan que existe la SAC y que les pueden ayudar: «¿Qué pasa, no podéis vosotros solos?».

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