Máximo Huerta: «La figura de la mujer aún resulta molesta en el deporte»

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Máximo Huerta: «La figura de la mujer aún resulta molesta en el deporte»

Diez novelas escritas, autor teatral, presentador de informativos, ministro y, ahora, regenta una librería. El valenciano Máximo Huerta (Utiel, 1971) es un personaje poliédrico, de mucho mundo y poco filtro, ya sea para hablar del equipo de Mestalla , del Mundial o de lo que se tercie.-¿Se detiene en algún momento?-Si te paras estás muerto, aunque también paro. Disfruto paseando, tomando cañas, pensando, pero también me gusta la calma.-Siga, siga…-De todo lo dicho, lo que más me gusta es disfrutar del tiempo. Incluso del mal tiempo. Un día gris me relaja. Me baja la tensión. Soy muy ‘flâneur’ (paseante) de días soleados y nublados.-¿Y además de pasear?-Voy al gimnasio, pero no con la asiduidad que van otros. No tengo que mostrar músculos, ni competir. Así que voy en una medida justa y saludable.-Su asma no le ha dejado probar otros deportes.-No puedo practicar deporte aeróbico y son los más divertidos. Claro que me hubiera gustado practicarlos, pero lo que no me gustaba era quedar el último, como un paquete.-A nadie nos gusta, pero ¡no me diga que eso le frenó!-Sobre todo, porque no me gusta molestar. Y cuando tienes limitaciones eres molesto. Si no respiras bien, notas que eres un lastre. Igual, con el tiempo, se ha convertido en excusa. Pero por precaución me retiraba.-Y, sin embargo, el deporte ha sido la percha que ha hilado parte de su literatura. Estoy pensando en ‘París despertaba tarde’ y su vínculo con el olimpismo.-Me parece que todo lo que rodea el deporte es maravilloso, salvo hechos puntuales. Lo que genera, lo que une, ese sentimiento, incluso ante la derrota, ese seguir adelante. Me gusta mucho el espíritu del ganador y el del perdedor. Encuentro un buen espejo en el espíritu del perdedor.-¿Qué sigue como aficionado?-Cuando estaba en Madrid, iba mucho a ver al Real Madrid de baloncesto . Y me encanta el tenis. He ido muchas veces a Roland Garros, como público. Incluso comprando en reventa.-¿Hay tanto machismo en el deporte como parece desde dentro?-En el fútbol se ve más porque hay más público. En otros deportes parece que hay menos porque tienen menos difusión. El machismo siempre ha ido ligado al deporte porque siempre ha habido más deportistas de sexo masculino. Y les parece que la mujer les quita protagonismo. La figura de la mujer resulta molesta. Algunos no han asimilado que el deporte es para todos. Hay machismo y hay homofobia, que es una rama del machismo.-No espere que se reconozca. En el fútbol, la homosexualidad no existe.-Yo les entiendo. Exponerse a que 80.000 personas te griten ‘maricón’ es duro. Si lo hacen en los clubes pequeños con los árbitros, imagínate en un Bernabéu o en un Camp Nou . Esa presión emocional sería muy dura. Cada uno sale de su armario cuando puede, cuando a uno le da la gana. -En cambio, el lesbianismo está más normalizado.-A la mujer lesbiana se la considera fuerte, que es un atributo masculino, como el poder. En cambio, a la homosexualidad se le atribuyen connotaciones femeninas, que es una forma de machismo brutal. Tardará en normalizarse.-Es posible que, para el futbolista, nunca deje de ser tabú .-En deportes minoritarios sí. El atleta Tom Daley tiene novio y se sabe. Pero en otros deportes es complicado porque la masa, en el insulto, es muy peligrosa y el odio se contagia. Pasa en el deporte, en el arte y en la política.-El fútbol también tiene cosas buenas, es un catalizador de solidaridad. Se ha visto con la tragedia de la DANA.-Porque hay una colectividad, un grupo y, por tanto, una organización y una gestión. El que ese grupo esté unido por el objetivo que sea, competir, ganar o socializar convierte en más fácil el que se movilice un club, sea pequeño o grande. La empatía es fundamental en el deporte. Y ante las tragedias , más. Me gusta cuando se guardan minutos de silencio o se manifiesta el rechazo hacia el racismo, la violencia machista. Esa parte del deporte es maravillosa.-¿Qué deportista universal le parece más ‘literario’?-La reina del bádminton, Carolina Marín, me parece muy literaria. En su día, Andre Agassi. Y yo tengo debilidad por el deportista al que no se le recibe en el aeropuerto o en las plazas, ese al que no se le hace pasillo en Cibeles o en Neptuno. -Lo del Valencia sí da para una novela. De terror.-Ha generado dolor, indignación y ahora ha pasado a la apatía, que es la peor de las reacciones. Una especie de «me da igual» o «meninfot», como decimos aquí. El valencianista está harto de los líos, del propietario, de la gestión, de tener un campo abandonado. El orgullo y el aplauso, que es lo que llena al deportista de fuerza, lo han perdido. Lo han desgastado y la consecuencia es que los resultados son malos.-Imagine que escribe un final para esa historia: ¿se salva o desciende?-¡Uf! Igual necesita ese revulsivo del descenso para que cambie el presidente y el espíritu. Y para volver con fuerza. Es terrorífico. Está en la puerta de entrada a la Segunda división. Pero igual es necesario para hacer esa limpieza, en todos los sentidos. Mantenerse, igual significa refrendar a los que no lo están haciendo bien.-¿Le hace ilusión un Mundial, aunque Valencia no vaya a ser ni sede?-Tan repartido no. Es como la pedrea. No le veo la gracia a un Mundial tan repartido. Se pierde la épica. Me parece descafeinado. Va a parecer un programa de televisión, no un Campeonato del Mundo . Y el que Valencia no sea sede es un bluf.-El deporte era la parte denostada de la cultura. Ahora, hasta los grandes escritores hablan de fútbol.-Porque la cultura es entretenimiento. Un libro, una película o un partido deben entretener. Luego tendrán más o menos calidad, pero deben hacerlo. Entender que el entretenimiento es sano y bonito es lo que ha hecho que eso cambiara.-De todo 2024, ¿con qué acontecimiento deportivo se queda?-Los Juegos Olímpicos. Me fascina todo lo que rodea esa cita. He leído mucho, desde los primeros. Y habiendo sido en París, se juntan todas las pasiones en un mismo lugar. -¿Y con qué deportista?-Rafa Nadal está pidiendo novela. Él es una novela en sí mismo. Desde el niño que aspira a ser tenista hasta el cierre. De hecho, yo empezaría por ese cierre, tras tantas victorias, lesiones y cansancio. Si fuéramos ingleses o norteamericanos, habría ya una película sobre su vida. Aquí la habrá, pero costará más.

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