Por si no había ya bastantes problemas en Corea del Sur con su grave crisis política y el luto por el accidente aéreo de hace una semana , el vecino régimen comunista de Pionyang ha agitado aún más la convulsa situación disparando este lunes su primer misil del año.Según informa la agencia Yonhap , el Estado Mayor Conjunto detectó el lanzamiento del proyectil al mediodía (cuatro de la madrugada, hora peninsular española) y observó que volaba unos 1.100 kilómetros antes de caer al mar. A la espera de tener más datos, podría tratarse un misil hipersónico como los probados en enero y abril del año pasado, que tienen la capacidad de cambiar la trayectoria en pleno vuelo y en teoría podrían golpear la base estadounidense de Guam , a 3.400 kilómetros de la península de Corea.Esta última provocación de Corea del Norte , la primera del año, coincide no solo con el culebrón político de la ley marcial en el Sur , sino también con la visita a Seúl del secretario de Estado saliente de EE.UU., Antony Blinken , y el supuesto cumpleaños del dictador Kim Jong-un .Noticia Relacionada Han muerto 179 personas estandar Si Tragedia aérea en Corea del Sur: «Un pájaro ha quedado atrapado en un ala y no podemos aterrizar» Pablo M. Díez Los primeros indicios apuntan a una colisión con una bandada de patos, que rompieron su tren de aterrizajeLa contienda entre el Estado y su presidente encausado, Yoon Suk-yeol , mantiene a Corea del Sur sumida en una peligrosa guerra civil institucional. Ante el fracaso de los intentos de aprehender al mandatario, atrincherado todavía en su residencia oficial y protegido por sus guardaespaldas , la Oficina para la Investigación de la Corrupción en Altos Cargos (OIC) ha solicitado este lunes que la policía ejecute la orden de detención, lo que supondría el primer arresto de un presidente en el cargo.Yoon está acusado de insurrección por haber declarado el pasado 3 de diciembre la ley marcial , asegurando sin prueba alguna que la colaboración de la oposición con el vecino régimen comunista de Corea del Norte ponía al país en peligro. Esta drástica medida fue revocada apenas seis horas después gracias a la movilización social y a la acción del Parlamento, que el 14 de diciembre inició un proceso de destitución contra el presidente , apartado desde entonces del poder.La OIC considera que Yoon organizó esta maniobra con la pretensión de ejecutar un autogolpe de Estado. El presidente, no obstante, defiende que dicha investigación resulta ilegítima dado que el organismo carece de autoridad para investigar casos relacionados con el delito de insurrección. Así, se ha negado a colaborar y ha resistido el arresto gracias a la protección de su equipo de seguridad, que este fin de semana blindó el acceso a la residencia formando una cadena humana, evidencia de una alarmante fractura en el apartado de seguridad estatal.El jefe del equipo de seguridad presidencial, Park Chong-jun , quien reporta directamente ante Yoon, ha afirmado que su cuerpo no puede cooperar con una causa cuya validez todavía permanece en disputa. Ante la tentativa fallida, la OIC ha solicitado la intervención directa del presidente en funciones , el vice primer ministro titular de Economía, Choi Sang-mok . Este, sin embargo, no ha emitido respuesta alguna pese a la creciente presión.La policía se niega a detener al presidenteLa OIC pretende ahora que la policía intervenga antes de que la orden de arresto expire en la medianoche de este lunes . «Hemos decidido que ya no podemos seguir esperando una respuesta (del presidente interino), y dada la experiencia de la policía en la ejecución de órdenes judiciales y su capacidad para aportar uniformidad a la cadena de mando sobre el terreno, determinamos que confiarles la ejecución [a la policía] ayudaría a llevar a cabo los procedimientos de forma rápida y eficaz», ha detallado Lee Jae-seung , jefe adjunto de la OIC.El representante ha añadido también que el organismo y el cuerpo policial han mantenido conversaciones respecto a cómo y cuándo realizar este nuevo intento de detención. Pero la policía se niega a practicar la detención del presidente Yoon alegando problemas legales en la carta enviada por la Oficina Anticorrupción . «La OIC nos ha enviado una carta oficial solicitando nuestra cooperación sin otras consultas previas (…) Estamos llevando a cabo una revisión legal interna», han comentado, por contra, fuentes policiales citadas por la agencia de noticias Yonhap .La batalla institucional moviliza asimismo a las masas. Pese a las gélidas temperaturas, por debajo incluso de los cero grados, miles de manifestantes tanto contrarios como favorables a Yoon han tomado las calles nevadas de Seúl temiendo, tanto unos como otros, que la democracia surcoreana está en peligro. Ahora bien: el frente fundamental a la hora de dirimir el futuro del presidente, y con él del país, no abrirá fuego hasta el próximo 14 de enero. El Tribunal Constitucional comenzará entonces sus deliberaciones para, en un máximo de 180 días, anular la destitución impuesta por el Parlamento o ratificarlo, lo que obligaría a la convocatoria de elecciones en el plazo de dos meses.Visita de Blinken y provocación de Kim Jong-unCorea del Sur permanece de este modo atrapada en una desestabilizadora dinámica de implicaciones globales. El país, uno de los más próximos aliados de Estados Unidos en la región, ha recibido hoy la visita del Secretario de Estado saliente, Antony Blinken, cuyo equipo se ha mostrado en semanas precedentes muy crítico con la declaración de ley marcial. Durante su encuentro con el presidente interino, Blinken ha expresado «confianza plena» en la resiliencia de la democracia surcoreana y el liderazgo de Choi, así como el «compromiso inquebrantable» de EE.UU. con su seguridad . No en vano los peligros acechan explícitos, también fronteras afuera. Al mismo tiempo que Blinken tendía la mano a Choi, Corea del Norte disparaba un supuesto misil hipersónico. Esta arma, más difícil de detectar que un proyectil tradicional por su capacidad de cambiar de rumbo, ha cubierto una distancia de 1.100 kilómetros antes de precipitarse en aguas del mar de Japón (mar Oriental para los coreanos). El régimen de Kim Jong-un da así la razón a aquellos expertos que vienen alertando de que Corea del Norte podría aprovechar la debilidad institucional e incertidumbre política en el Sur para incrementar las hostilidades.
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