Hace un año por estas fechas el consenso de los institutos de análisis económico apuntaba a un crecimiento del 1,6% de la economía española en 2024, en un contexto de desaceleración marcado por una previsible reducción del gasto público en víspera de la entrada en vigor de las reglas fiscales europeas y una menor aportación del sector exterior y del turismo. El avance del año ha ido desmintiendo de forma rotunda este escenario . El consumo del sector público para el que se vaticinaba un tibio avance del 1,3% lejos de ralentizarse se aceleró hasta el 4%, el avance de las exportaciones se sobrepuso al parón generalizado en la zona euro y ha crecido el doble de lo previsto y el turismo ha continuado desbordando todas las expectativas con una afluencia récord de visitantes de 88,5 millones de turistas a falta del mes de diciembre y un gasto también sin precedentes de 120.000 millones de euros en ese periodo que han ido en vena a la economía española.Noticia Relacionada estandar No El Gobierno aprovecha la enésima revisión al alza del PIB del INE para elevar su previsión de crecimiento al 2,7% ABC El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha anunciado que el Consejo de Ministros aprobará una nueva actualización de las previsiones macroeconómicasAl ramillete de sorpresas por el lado de los indicadores macro hay que agregar la masiva entrada de inmigrantes -1.263.000 desde julio de 2021-, que no solo ha dado cobertura a cientos de miles de puestos de trabajo vacantes sino que ha azuzado el deprimido consumo de los hogares españoles, y por encima de todo la revisión estadística de septiembre, a la que la economía española llegó con un ritmo de crecimiento del 2,9% y de la que salió con otro bastante más acelerado del 3,2%.La suma de todas estas circunstancias explica que ese crecimiento tibio del 1,6% que se vaticinaba en enero haya acabado en ese 3%, prácticamente el doble, que ha encaramado a la economía española a la condición de motor de crecimiento de la zona euro.El cambio de ciclo que vieneTodo esto ya es historia. Las sorpresas de 2024 no han alterado en lo sustancial la mirada de los analistas sobre la economía española, que para 2025 vuelven a pronosticar, aunque con más cautela, una desaceleración económica. En cifras, esa expectativa se traduce en una previsión de consenso del 2,3% para el año , en línea aunque ligeramente por debajo del 2,4% de la previsión gubernamental, pero con un sesgo a la baja, a pesar de que todo apunta a que 2024 ha terminado mejor de lo esperado y el dato del último trimestre tiene un efecto arrastre estadístico muy importante sobre el crecimiento del primer semestre del año.En el fondo, los analistas valoran que las fuentes que han tirado del crecimiento en los últimos tres años se han agotado o están en vías de agotarse. Los cálculos de Funcas atribuyen tres cuartas partes del avance del 3,6% experimentado por la economía española frente a los niveles previos a la pandemia al consumo público, que se ha disparado un 25% desde 2019 según el INE y que ha tenido un comportamiento inusualmente dinámico en un país con el déficit y la deuda de España.Noticia Relacionada estandar Si Airef ve un riesgo real de que la UE le abra a España un expediente por déficit excesivo este mismo año Bruno Pérez«La situación fiscal es un factor de vulnerabilidad para la economía española», asegura Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de España. «Hemos adquirido unos compromisos con Europa que nos obligan a cumplir unos objetivos de consolidación fiscal y entendemos que la evolución del consumo público será más moderada a futuro». El consenso volcado en el panel de Funcas concluye que se pasará de un crecimiento del consumo público del 4% a otro más moderado del 2,4% porque ni las declaraciones ni los planes del Gobierno parecen pasar por un ajuste duro. El Banco de España, que se ha situado en la parte alta de la horquilla de previsiones para 2025, advirtió asimismo que su expectativa del 2,5% se basa en la premisa de que el país incumplirá los objetivos de contención de gasto público acordados con Bruselas y de que si la gestión fiscal fuera más estricta el crecimiento se resentiría. Un ajuste estricto, avisó la institución, restaría una décima al crecimiento en 2025 , pero tendría efectos acumulados en adelante.Los analistas esperan también una menor aportación del sector exterior , que en los últimos trimestres ya ha empezado a diluirse y a cuyo balance podría afectar la revalorización del dólar frente al euro, como advirtió el viernes el Consejo General de Economistas en su último Observatorio Económico y Financiero. «Aunque esta depreciación ayuda a las exportaciones realizadas en dólares, perjudica a nuestras importaciones que se denominan en dólares, sobre todo al petróleo».No hay un solo análisis para 2025 que no mencione la situación política en Estados Unidos como un factor de riesgo. Las decisiones que adopte la Administración Trump en materia de política arancelaria condicionarán la economía global y según CaixaBank podrían restar una décima de crecimiento a la economía española este año.El otro factor es el turismo. Las sombrías expectativas que deslizó el sector tras la pandemia, por la inquietud de un renovado miedo a desplazarse a otros países, se han disuelto en tiempo récord. España no solo ha recuperado las cifras anteriores a la pandemia sino que las ha pulverizado , generando un flujo de entradas sin precedentes que hasta noviembre atrajo a 88,5 millones de turistas y generó 120.000 millones de euros. No hay un solo analista que no piense que en 2025 su aportación al crecimiento se debilitará , por una cuestión de sostenibilidad de la industria turística. A la busca de nuevos impulsosEl repliegue de los factores que han impulsado a España en los años de la recuperación posterior a la pandemia abre renovadas inquietudes sobre su comportamiento a futuro. Tras la suave desaceleración económica que vaticinan los analistas subyace la certeza de que el rendimiento de la economía irá confluyendo poco a poco con el de sus pares de la eurozona y que incluso podría quedarse a medio plazo por detrás si no hay un repunte de la inversión y si las reformas prometidas no se ejecutan con diligencia y acierto. Noticia Relacionada estandar No El think tank de CEOE avisa del estancamiento del beneficio empresarial y prevé un parón en el empleo Bruno Pérez Denuncia que la subida del 22% de los costes laborales desde el año 2019 está erosionando la competitividad de las empresasEn este sentido, la aportación de las inversiones y reformas del Plan de Recuperación al crecimiento continúa siendo un misterio , que solo se resuelve a base de aproximaciones que oscilan entre atribuirle una relevancia fundamental para explicar la última fase de crecimiento de España, como hace el Gobierno, o un impulso marginal.El Gobierno exuda confianza ante esta nueva fase. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, no se cansa de decir que el crecimiento ha logrado un equilibrio «en sentido amplio» y solo ve en la inestabilidad geopolítica exterior las amenazas que pueden afectar a su desempeño.Los analistas de instituciones privadas y organismos internacionales son más escépticos. Les preocupa que la inversión apenas haya recuperado el nivel anterior a la pandemia, entre otras cosas porque el potencial económico a futuro se asocia a la capacidad de las economías para invertir, y de hecho hacen depender el potencial de crecimiento a medio plazo de la capacidad para impulsar la inversión en un contexto difícil, pues deberá hacerse compatible con los objetivos de consolidación fiscal acordados con la Comisión.De telón de fondo asoma el desacoplamiento entre el vigoroso crecimiento del PIB y la percepción ciudadana . Lo destaca el presidente de EY España, Federico Linares, en el informe de previsiones de la consultora para 2025. «La brecha entre los resultados económicos y la percepción ciudadana es sintomática de lagunas en el modelo productivo y evidencia la necesidad de elevar el rendimiento social del crecimiento».La fenomenal fase de crecimiento económico en España solo ha traído una mejora del 1,4% en la renta per cápita, cinco veces inferior al PIB.
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