En solo una mochila, Samuel Carballares lleva todo lo necesario para sacar una sonrisa a los numerosos mendigos que ya son un elemento más del paisaje del centro de Madrid. «Pocos nos miran y menos nos ayudan», lamenta Manuel, un portugués de 60 años que duerme en la calle de Preciados, en el descansillo de las tiendas una vez apagan las luces y bajan las persianas. Conoce al joven argandeño de hace unos meses, cuando se acercó a él, se presentó y le ofreció un corte de pelo gratis. «Se hace más hablando con ellos, transmitiéndoles que pueden salir de esta», señala este barbero.Acaba de cumplir 17, pero desde los 14 años ya era consciente de que su vocación estaba en la peluquería. «Comencé cortándome el pelo yo solo para ahorrar dinero, pero me acabó gustando», relata a este periódico a pocos pasos de la Puerta del Sol, mientras pone a punto la barba de Manuel. Y, al tiempo que inició su carrera profesional, empezó a publicar contenido en sus redes sociales. Una vez a la semana –aunque asegura intentar que sean dos– hace un viaje de dos horas (ida y vuelta) desde el municipio situado al sureste de la capital, donde vive y trabaja, en busca tanto de nueva como de su habitual ‘clientela’. El distrito de Centro, según los datos publicados por el Ayuntamiento de Madrid, es en el que más personas han sido atendidas por los equipos de calle municipales en 2024. Lo siguen Arganzuela y Tetuán. «Aunque me he movido por Arganda del Rey, principalmente vengo aquí porque, por desgracia, es donde hay más personas en esta situación», cuenta.«Buenas, caballero. ¿Qué tal? Soy peluquero, ¿quiere que le corte el pelo?», así, «siendo yo mismo», se acerca Samuel a los sintecho para ofrecerles su servicio. Aunque admite haber tenido alguna mala experiencia, normalmente la respuesta siempre es de agradecimiento. Noticia Relacionada estandar Si Los sintecho disfrazados que viven en Barajas Enia GómezEn un taburete o en algún banco de la vía pública, con miles de ojos que se fijan durante unos segundos en el proceso, este joven coloca una capa sobre los hombros de los que suelen pasar desapercibidos, saca una maquinilla y comienza a trabajar. Presume de conocer las historias sobre las que nadie pregunta y de hacer uso de sus redes sociales para difundirlas, donde acumula entre TikTok e Instagram más de 200.000 seguidores. «Manuel ha viajado por toda Europa y el país que más le ha gustado ha sido Luxemburgo», cuenta. Pero también conoce las complicaciones que les ha llevado a acabar en esa situación y actúa como un ‘coach’, apoyándoles para que sigan adelante.Ignacio Gil«Desde la primera vez que hablé contigo, sé perfectamente que has cambiado», anima Samuel a este individuo. Cuando le conoció, cuenta tras un par de interrupciones de anónimos para mostrarle su apoyo, la situación del sinhogar que recibe de vez en cuando al barbero era peor. El joven es consciente de que ofrecerles este corte de pelo va más allá de un simple cambio estético que no se pueden permitir, sino que representa para estas personas vulnerables una compañía y atención que no acostumbran a recibir de desconocidos.A pesar de las largas jornadas que en ocasiones se extienden hasta la noche, Samuel dice volver a casa con la cabeza alta. «Estoy orgulloso de lo que hago, es honesto. Mis padres son muy trabajadores y nunca me ha faltado de nada», explica. Ahora, tiene en mente seguir creciendo, llegar a más personas y difundir su trabajo. Hasta el momento, ha logrado colaborar con otros creadores de contenido para llevar comida o ropa a los mendigos que pasan las estaciones en sus ‘habitaciones’ de cartón.Según los últimos datos (septiembre de 2022) del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas sin hogar ha incrementado más de un 20%. El perfil es el de un hombre –aunque la cifra de mujeres ha incrementado también– de entre 45 y 64 años. En la Comunidad de Madrid, según las cifras oficiales, hay 67,6 personas sin hogar por cada 100.000 habitantes. La emigración, la pérdida del trabajo y la vivienda o las adicciones son algunos de los motivos por los que estos individuos han acabado en esta situación de vulnerabilidad.
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