El mundo está lleno de padres e hijos que trabajan en el mismo sector y en la misma empresa. El fútbol no es una excepción. Ahí está Davide con Carlo Ancelotti, o Giuliano con el Cholo Simeone, un par de ejemplos presentes, pero ha habido muchos. Uno de ellos fue el de Adrián (25 de mayo de 1988) y Míchel González . El padre entrenó al hijo en el Castilla (2006-07), Getafe (2008-10) y Málaga (2017-18), y ambos fueron señalados. Desde hace año y medio vuelven a estar juntos, como primer entrenador y ayudante en el ‘staff’ del Al-Qadisiyah saudí. De la aventura árabe, de su pasado como futbolista y de la etiqueta como ‘hijo de’ habla para ABC. -Lo dejó en el Fuenlabrada con 34 años y enseguida se pasó a los banquillos, ¿por qué?-Tres años antes de retirarme, yo ya empecé a prepararme para ser entrenador. Tenía demasiadas lesiones y sabía que me iba a costar seguir jugando, y no quería que mi retirada fuera de cualquier forma, jugando en un sitio de menor nivel del que yo consideraba que tenía. Hay gente que le puede valer eso, pero a mí personalmente no. Según lo dejase quería meterme de lleno en los banquillos porque, a veces, los años sabáticos son peligrosos. Romper de repente una dinámica profesional de 20 años puede afectar hasta lo que es tu vida personal.De jugador a entrenador «Según lo dejase quería meterme de lleno en los banquillos porque, a veces, los años sabáticos son peligrosos» Adrián González-¿Echa de menos ser futbolista?-Sorprendentemente, no. He cortado rápido por lo que le acabo de contar. Y poder irme a Olympiakos, al cuerpo técnico de Míchel, nada más dejarlo era una gran oportunidad.-¿Ya tiene todos los cursos?-Me queda el último, el UEFA Pro. En verano lo empezaré. Mientras, intento aprender todo lo posible. Tengo bastante responsabilidad en el cuerpo técnico de Míchel. A él le gusta que en el día a día nos impliquemos mucho y eso me ha venido fenomenal para romper barreras. Y la experiencia inicial en Olympiakos, que no es un sitio sencillo, me ayudó también bastante.-Entiendo entonces que su idea es volar solo en algún momento.-Claro que me gustaría ser primer entrenador a medio-largo plazo, pero ahora me viene fenomenal acompañar a Míchel en su cuerpo técnico, hasta que él decida dejar de entrenar. Y no sé cuándo será, porque energía tiene para rato. Me viene bien este aprendizaje y esta formación, y tengo que aprovecharlo. Estar al lado de Míchel te da la oportunidad de trabajar en sitios interesantes.-Como aquí en Arabia ¿Por qué decidieron fichar por el Al-Qadisiyah?-Este club ganó en 1994 la Recopa de Asia y una Copa de Arabia, pero normalmente ha sido un club ascensor. Pero en 2023 lo compró Aramco, ficharon a Carlos Antón como director deportivo y este contactó con Míchel para crear desde cero, tanto en lo deportivo como en infraestructuras, instalaciones, procesos y todo lo que supone un club que quiere ser ambicioso. Era un reto parecido al del PC fútbol. Y más allá de los resultados, que son buenos, estamos pasándolo bien y disfrutando. Es emocionante ver cómo crece el proyecto.El proyecto del Al-Qadisiyah «No estamos en Arabia solo por un contrato, es un proyecto y un reto que va más allá del fútbol; no todo es el dinero»-Y son buenos los resultados. Ascendieron sobrados la pasada temporada y en esta son terceros.-Es una gran noticia estar donde estamos, pero en este primer año en la Primera saudí el objetivo es establecerse en el top ocho. Debe ser un proceso temporada a temporada, acorde a la inversión. Detrás tenemos una empresa con mucha capacidad, pero no quiere decir que despilfarre. Tiene clara la gestión. Cualquier gasto, justificado, y autonomía para trabajar, pero siempre de forma sostenible. Y me parece lo correcto.-¿Cómo es la vida en Al Khobar?-Es una ciudad costera cómoda, con bastante calidad de vida, buen clima, buenos restaurantes y una situación geográfica que te da posibilidad de visitar otros países. Aquí, los saudíes huyen de la masificación de Riad y de Yeda. Mi familia está encantada y la experiencia está siendo muy buena. Al principio vine solo, pero en diciembre de 2023, mi mujer viajó para pasar las fiestas de Navidad, le gustó y me dijo que se venían todos. Ella quería dar ese paso y vivir la experiencia. Y los niños (10, 6 y 3 años) están muy bien, mucho mejor de lo que nos imaginábamos. Han creado un ecosistema propio dentro de la urbanización y del colegio y prácticamente no les veo el pelo en casa. La puerta de mi casa siempre está abierta y, a veces, en el sofá del salón encuentro niños que no son los míos.-Hay profesionales a los que les da pudor decir que uno de los motivos para venir a Arabia es el dinero. Parece que fuera pecado.-Cualquier trabajador del mundo quiere ganar dinero. Ahora, lo importante es cómo tú te tomes ese dinero que te pagan. No hay que faltarle el respeto a tu profesión. Si consigues que te paguen un buen dinero por venir aquí, perfecto. Pero para no fallar a esa gente que te paga ni a ti mismo, lo importante es tu compromiso cuando estás aquí. Hay una cosa que Míchel hace cuando se entrevista con los jugadores que van a venir. Les dice que le da exactamente igual lo que vayan a ganar, porque una vez aquí tienen que pelear por un puesto y competir, o de lo contrario habrá problemas. No estamos en Arabia solo por un contrato, estamos por un proyecto y un reto que va más allá del fútbol. No todo es el dinero, hay más cosas. Si habla con Nacho o con Aubameyang, le dirán que les tratan fenomenal en un club que está creciendo deportivamente y que su día a día familiar ha cambiado totalmente respecto a sus vidas en Madrid, Barcelona y Londres. Apenas le molestan en sus planes de ocio y han ganado calidad de vida.-Hábleme de su carrera como futbolista. ¿Quedó satisfecho?-Pues es buena pregunta. Acabé satisfecho en el sentido de que es muy difícil jugar diez, doce años en Primera y, habitualmente, siendo titular. Estoy orgulloso, pero echando la mirada atrás parece que siempre había dudas de por qué yo jugaba al fútbol y por qué encima en Primera división.-¿Le dolía que dijeran que era un enchufado?-No. Nunca me ha dolido. Hace meses leí una entrevista suya con Davide, y me llamó la atención que a él le sí le afectaba, y por eso no tenía redes sociales. Yo he ido creando una personalidad desde una edad temprana. Desde que jugaba en la cantera del Madrid y era pequeñito, el foco estaba puesto en mí. La gente no entendía que yo no elegí ser el hijo de una leyenda del fútbol español y europeo, y eso no es fácil. Es posible que algunos aficionados, entrenadores y directores deportivos hayan tenido dudas de mí sin conocerme como futbolista, pero una vez que lo han hecho han cambiado de opinión.Ser el ‘hijo de’ «Mirando atrás, parece que siempre había dudas de por qué yo jugaba al fútbol y por qué encima en Primera división» Adrián González-Me ha dicho desde pequeñito. ¿En la cantera también sufrió insultos?-Dentro de la cantera, no. Siempre estuve muy arropado por mis compañeros y entrenadores. Ellos han sido lo mejor de crecer en La Fábrica, pero sí que he recibido insultos de padres de otros jugadores. En esos momentos a lo mejor lo consideraban normal, pero no lo es. Y mi padre tenía que irse solo a una esquina a ver mi partido porque siempre había el típico metepatas que se quería colocar a su lado para tocarle las narices.-Tampoco ha tenido que ser fácil para él ni para su madre.-Mi madre iba menos al fútbol, pero sufría, claro. Las madres son sufridoras con los hijos. Mi padre habrá tenido momentos que ha sufrido, seguro, pero no me lo ha dicho como padre. Él estaba tranquilo porque desde pequeño hice esa personalidad tan marcada que le he dicho antes para asumir estas situaciones. Ahora, de mayor, esa personalidad tan temprana me ha creado contraprestaciones y quizás no expreso muchos de mis sentimientos.-Vamos, que ha sufrido muchos prejuicios.-Sí. He sufrido muchos prejuicios, pero no me quema por dentro ni me hace infeliz. Ni, tampoco, creo que sin esos prejuicios hubiera sido más como jugador o jugado en equipos de mayor nivel.Cantera del Madrid «Mi padre tenía que irse solo a una esquina a verme; siempre había el típico metepatas para tocarle las narices»-Pero no solo le pregunto por su talento en el fútbol, sino por aquello de ser ‘el hijo de’.-Seguramente he sufrido prejuicios que no merecía. Incluso prejuicios por la forma de ser. Algunos se pensaban que, además de enchufado, era un niñato y un pijo solo por el hecho de tener una vida en una familia muy acomodada. Pero esa gente no sabe que yo he compartido mi infancia en la cantera del Madrid con niños de todas las clases y todos éramos iguales. Y tampoco saben que por parte de madre vengo de una familia de Vallecas y que, por parte de padre, vengo de una familia del barrio de Los Ángeles de Villaverde. Ni tampoco saben que la mayoría de mis tíos no son de familias pudientes.-No solo en el fútbol, en todas las profesiones hay familiares directos trabajando en el mismo lugar. ¿Cuál es el delito por ser futbolista y tener un entrenador que sea su padre?-En el caso de un entrenador que también es padre de un jugador de su plantilla, no pone a un hijo si crees que va a perder y le va a costar el puesto de trabajo. Un cirujano no pone a su hijo, si también es médico, a una operación a corazón abierto si no sabe que vale. Es que son muchos los ejemplos. Yo tengo uno en casa. Mi padre probó en cierta etapa de la vida a Álvaro, mi hermano menor, para ver cómo se desempeñaba en el análisis y las tecnologías del fútbol. Y no lo vio claro, porque a lo mejor no le iba a aportar lo que él necesitaba. Fin de la cuestión. Así que Álvaro no está en su cuerpo técnico dándole un trabajo solo porque es su hijo. Se dedica a otras cosas que nada tienen que ver con el fútbol y se siguen queriendo como se quieren un padre y un hijo.-Hemos hablado de la parte ‘mala’, pero claro, había una buena. Y muy buena, de hecho. Una infancia entre campos de fútbol en la antigua Ciudad Deportiva.-Me encantaba ir a la Ciudad Deportiva y me encantaba estar dentro del vestuario. Para mí era uno de los mejores días cuando podía ir. Yo imitaba los calentamientos y jugaba por detrás de la portería, y cuando terminaban de entrenar me metían en el campo. Era lo máximo, lo disfruté mucho, pero para mí era una situación normal. Ya cuando crecí es cuando me di cuenta que no era normal. Que todos los niños hubieran querido estar donde yo estaba.Noticia Relacionada Davide Ancelotti estandar No «Soy muy duro con mi padre, le regaño y me encanta desafiarle» Rubén Cañizares-¿Qué recuerdos conserva?-Muchos. Por ejemplo, me acuerdo de Pedro Jaro, que siempre se vendaba las muñecas con ese esparadrapo que traía como unos discos a los lados. Los rompía, me los tiraba y me decía «toma los frisbis». Recuerdo a Zamorano, que como jugaba con el ‘9’ siempre se sentaba al lado de mi padre en el vestuario y era muy cariñoso conmigo. Me acuerdo de Alkorta y Luis Enrique, que pasaban mucho tiempo en casa de mis padres y tenían una relación muy personal. Me acuerdo del gimnasio, de las duchas, del despacho de Miguel Ángel ‘el Gato’, que tenía siempre en la nevera lazos de hojaldre, y siempre iba a su despacho a ver si me daba. También me acuerdo del olor del vestuario…-¿A qué huele un vestuario del primer equipo del Madrid de los 90?-Olía mucho a vendajes, a la ropa de la lavandería, a alguna de las cremas de los masajes, porque la zona de fisio estaba muy cerca de la taquilla de Míchel… A todo eso olía.Padre y jefe «Le llamo Míchel porque no me sale llamarle papá en el entorno laboral, y eso es innegociable para mí» Adrián González-Se ha referido a su padre siempre como Míchel. ¿Por qué?-Le llamo Míchel desde hace cierto tiempo porque ha habido una separación entre padre e hijo. Pasamos 24 horas juntos y más de 12 son en el sitio de trabajo. A mí no me sale llamarle papá en el entorno laboral, y eso es innegociable para mí. Para llamarle papá tenemos que estar en un entorno muy privado.-No quiero terminar sin que me cuente ese día en el que su padre se marchó para siempre del Madrid besando el césped del Bernabéu.-Pues tenía siete para ocho años. Fue un momento súper especial, pero no solo ese momento. También lo que hay antes de aquello. Yo un día llego del colegio y él viene a mi cuarto, se sienta en la cama conmigo y me dice que me tiene que contar algo. «Quiero que sepas que, a veces, como pasa en el colegio, dejas de ir a ese colegio, tienes que saber que ya no voy a jugar más en el Real Madrid». Mire, ahora que se lo estoy contando, aún me emociono. El Madrid era toda nuestra vida, parte de la familia, del día a día y, de repente, te das cuenta de que ya no va a pertenecer a la familia. Desde que nací había mamado eso y se me rompió el corazón. Lloré mucho, pero la verdad es que el día de su despedida fue precioso. Pocos futbolistas de una talla similar pueden despedirse de su estadio, de su afición y del club de su vida marcando dos goles y besando el campo.
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