Coches VTC que aparecen calcinados, taxis que amanecen destrozados o con las ruedas rajadas junto a los domicilios particulares de sus propietarios y autobuses que reciben pedradas mientras cubren la línea que conecta la ciudad con el aeropuerto de Sevilla. Estas son algunas de tácticas «criminales» que históricamente han empleado los miembros de este sindicato para controlar el servicio del aeródromo de San Pablo. Un monopolio que nadie ha logrado arrebatarles por temor a las represalias de unos taxistas que en la gremial son coloquialmente conocidos como « los talibanes ». En el año 2016, uno de los autobuses de Tussam que conectaba la urbe con el aeródromo recibió una ráfaga de diez pedradas que le reventaron sus lunas. Durante la Feria de Abril del año 2017, nueve coches de Cabify que habían venido desde Madrid para reforzar el servicio fueron calcinados de madrugada en una finca de Castilblanco de los Arroyos. En el año 2019 le rompieron los cristales y pincharon los neumáticos de un taxi dedicado a servicios concertados para el aeropuerto de Sevilla que ‘dormía’ en un pueblo del Aljarafe. Por aquellos meses, durante la investigación de la macrocausa abierta contra el sindicato, los investigadores encontraron « fotografías de coches patrulla de la Policía Local con las placas de matrículas y fotografías de policías locales y anotaciones de sus números de carné, señalados como perseguidores de los taxistas de la asociación».Lo anteriormente relatado son sólo algunos de los sucesos que han salpicado a esta asociación, fuera de ‘sus’ instalaciones, produciéndose la mayoría de estos altercados en el entorno de la parada del aeropuerto , donde casi a diario se producen enfrentamientos con taxistas ajenos a su entidad que tratan de ‘cargar’ pasajeros recién aterrizados en la ciudad.Durante el proceso de instrucción de la macrocausa iniciada en 2017, la jueza dejaba claro que los miembros de esta entidad se atribuían « por la fuerza, y con medios coactivos y vandálicos , el uso exclusivo de la parada de la terminal del aeropuerto, impidiendo así que el resto de los taxistas con licencia municipal en esta ciudad en una gran mayoría, no puedan acudir a dicha parada», conducta tipificada en el modo que se concluye.Esta « organización criminal » se dirigía desde las instalaciones que tenían dentro del aeropuerto cedidas por AENA. En ella, el presidente disponía de una oficina . También tenían un bar y pantallas con las cámaras que tenían instaladas en la zona de parada de San Pablo. En el registro policial de junio de 2017, se intervinieron documentación y material informático que una vez analizado resultan ser entre otras una libreta de anotaciones en las que se hacen constar fechas de reuniones y asambleas, anotando los asistentes, temas a tratar, exposición de asuntos y resoluciones.En dichas anotaciones se reflejan sanciones impuestas por e l comité de sanciones a los taxistas por dejar el túnel de llegadas vacío , por ejemplo. Los agentes hallaron un documento con los principios básicos de comportamiento general , en el que se consignan una serie de comportamientos a observar por los integrantes de la asociación. La máxima pena que tipificaba la asociación era la e xpulsión por no asistir a una concentració n o por haber faltado a una movilización teniendo los afectados que presentar justificantes médicos o de cualquier tipo que le permitan exonerarse de dichas sanciones.
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