El Madrid ha alcanzado ese estado de forma en el que, pese a no tener su mejor día, es capaz de triunfar, algo impensable hace solo unas semanas . Así lo hizo en el siempre complicado estadio del Zalgiris Kaunas (64-83) , un volcán en erupción que se fue apagando con el paso de los minutos. Los de Chus Mateo se apoyaron en un entonado Ibaka para aguantar el arreón inicial de los lituanos y, cuando estos comenzaron a fallar, apretaron el acelerador en defensa y volaron en ataque gracias a un Musa (17 puntos) que, a cada duelo que pasa, parece más inspirado. Incluso en su versión más humana, el Madrid sabe ganar, y ya van cinco seguidas en Euroliga. Solo tardó unos minutos el Zalgiris Arena en convertirse en una caldera. Tras un emotivo homenaje a Arvydas Sabonis y que 15.000 gargantas cantasen el himno de Lituania a capela, en una de las primeras jugadas, Dunston fue derribado por Tavares . La acción no fue castigada por el cuadro arbitral, desembocó en una canasta del africano y en una técnica para Trinchieri , técnico local. Pólvora mínima en otras canchas que encendió sin remedio a la afición lituana, de las más beligerantes del continente. Los primeros minutos del Madrid habían sido componentes, pero esa jugada hizo que los bálticos se desatasen. Bajo el mando de Walker y gracias al acierto desde la línea de tres, el Zalgiris derrumbó la ventaja blanca y se puso en cabeza con una facilidad pasmosa. No se encontraban los merengues, fallones desde la larga distancia (llegaron a errar siete triples seguidos) y sometidos a las rápidas circulaciones de sus rivales y a la intuición de Lekavicius para zafarse de sus perseguidores. Gracias a cinco puntos consecutivos del base, solo 180 centímetros de estatura, los de Kaunas cerraron el primer cuarto 11 puntos arriba (26-15). Como ante el Granada , Ibaka fue el escudo del Madrid, aún reluciente el físico del hispanocongoleño pese a sus 35 primaveras. Su intimidación y acierto en la zona (incluso anotó un gancho cercado por tres rivales) permitieron que los visitantes se envalentonaran y comenzaran las maniobras de abordaje. Un triple frontal del pívot disminuyó la diferencia a solo tres puntos y otros tres de Feliz firmaron el empate (28-28). Mateo priorizó entonces la defensa con las entradas de Garuba y Hugo González, hiperactivos y muy productivos los españoles en las últimas semanas. Noticia Relacionada baloncesto estandar Si Un épico Brizuela ahuyenta la crisis del Barça en Mónaco Pablo LodeiroSin embargo, el Zalgiris aguantó el tirón en los últimos minutos. Las faltas bajaron el ritmo del duelo, el Madrid sufrió una pequeña crisis anotadora y una técnica a Musa por protestar dieron una importante bombona de oxígeno a los bálticos, que llegaron al descanso con una desventaja de un tanto (34-35). Musa se puso al mando de las operaciones tras la reanudación, autor el bosnio de dos triples que supusieron un duro golpe para el Zalgiris. Sin embargo, el Madrid también sufrió lo suyo, pues Tavares sumó su cuarta falta con más de 15 minutos por disputarse, pésima noticia cuando los blancos parecían dispuestos a forjar una sólida ventaja. Carecía de tensión el duelo, muy erráticos ambos bandos, un ladrillo en el que el menos los chicos de Chus Mateo mandaban con soltura. Tras una canasta de Abalde , obtuvieron la máxima diferencia, de ocho puntos, y, al final del tercer periodo, el Madrid ya vencía por nueve (46-55). El Zalgiris nunca volvió a competir e incluso tardó cuatro minutos en anotar su primer canasta en el cuarto final. En cambio, el Madrid comenzó a volar para nunca volver a tocar tierra. Ya no importa que no esté inspirado, ha alcanzado una velocidad de crucero que le hace prácticamente irreductible.
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